miércoles, agosto 1

hoy


Otro día más que se acaba. Aunque se parecen, uno no es igual al anterior. Sí, me levanto casi a la misma hora, desayuno lo mismo, voy a clases, leo, como, leo, trabajo, vuelvo a casa, checo el correo y leo el periódico, leo, trabajo, preparo las cosas para el día siguiente, leo, duermo. Pero ningún día vuelve a ser igual. Ahora todo es nuevo, parto de cero. No sé si eso me gusta del todo, pero me siento bien. Terminé de leer mi correo, escribí un par de emails, navego entre blogs y veo con un poco de desilusión que tal-o-tal dejó de postear ya hace mucho... es como cuando uno va a casa de alguien y toca y toca y no está la persona que vamos a visitar. Son las 9pm. En el DF ya son las 11pm, en Bruselas Gaby ya se va a trabajar, en Tokio Isami ya terminó el día que yo aún no empiezo. Voy a cenar un yogur y una tablilla de chocolate tabasqueño. Debo terminar la tarea y leer un par de capítulos para mi clase de mañana. Trato de no hacerle caso al dolor de cabeza que últimamente aparece todas las tardes y no se va sino hasta que me duermo. Pienso en cómo cuando uno crece el mundo se nos hace más pequeñito y se hacen más frecuentes las coincidencias. Pienso, recuerdo, añoro, suspiro. Sonrío.
De verdad te deseo lo mejor.

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