viernes, septiembre 20

memory lane

Hay recuerdos a los que me gusta mucho regresar, repasar, una y otra vez. Historias que me definen, que definieron una época de mi vida, que traen de nuevo a mi presente lugares y personas entrañables, lo que fuimos, donde estuvimos. Son calles que camino de nuevo, historias que leo o que cuento de nuevo, fotografías que veo de nuevo, recuerditos que de pronto me topo de nuevo, sueños que se repiten desde años, esas  cosas.
Finalmente desempaqué, tratando de estar en paz con el hecho de que quizá me quede aquí más tiempo del que esperaba. Empecé a salir a caminar, recorriendo la ruta que tomábamos mi hermano y yo hacia la escuela primaria (ésa en la que duré cuatro años), el kilómetro y medio que había que caminar para tomar un autobús, cuando entonces la civilización no llegaba a esta zona, pasando en frente de la iglesia donde hice mi primera comunión el día de corpus christi, parándome a comprar pan en El Almendro, tratando de recordar ciertas casas e incapaz de reconocer ciertas calles. Y en la incomodidad de una habitación en un puerto tropical donde la humedad al cien por ciento es el pan nuestro de cada día, releer historias que de alguna forma quedan para la posteridad, pero recuerdos e historias que no van a volver. Supongo que todo esto es parte del proceso de empezar a medio sentirse de nuevo en casa, en preparación para más adelante volver a partir.
Quién sabe, porque desde ya algún tiempo me he dado cuenta que de muy poco sirve planear algo porque a los cinco minutos a la vida le da por replantearlo todo y ponernos todos los planes de cabeza.

martes, septiembre 17

lluvia

Mis padres viven una zona baja de la ciudad, muy cerca del sistema lagunero, así que en época de lluvias el agua fácilmente sube al nivel de la banqueta y en ocasiones hasta la cochera. Eso sin contar el impactante espectáculo de las corrientes de agua que van y vienen en el crucero de la esquina. Cuando se mudaron a este lugar hace unos cuantos años, el puente peatonal que se encuentra en dicho crucero fue una de las vistas más surrealistas que he presenciado. Todos creímos que se trataba de uno de esos gastos estúpidos del gobierno para demostrar que hace algún tipo de obra pública, por ridículo que parezca. Semanas después, cuando ocurrió la primera lluvia torrencial, mi madre me llamó para compartirme la razón de ser de dicho puente: es tal la fuerza de las corrientes de agua, y la altura que alcanzan, que no hay otra forma de cruzar la calle sin correr el riesgo de que lo lleve la corriente a uno, más cuando esa calle la cruzan cientos de niños que van hacia al kínder o a la escuela primaria que se encuentran justo pasando esa cuadra.
Esta mañana desperté con la desidia de quien reconoce el ruido de la lluvia al caer y se arropa de nuevo en la cama con la esperanza de volver al sueño y a los sueños que nos acompañaron por la noche y que nos llevaron a un viaje de recuerdos e historias del pasado. Me levanté, desayuné, me hice cargo de la cocina y vencí la desidia para lavar la cafetera y hacer café sólo para mí, aunque fuese ya cerca del mediodía. Evité la música para poder disfrutar de la melodía de la lluvia al caer, uno de mis clichés favoritos, sobre todo porque en los últimos años la única lluvia que me tocó fue en la temporada de monzones; lluvia que sólo cae por una hora o dos, inconsistente, a menos que sea una tormenta eléctrica, de esas bellas, pero que igual, duran muy poco.
Mi egoísmo me hace sentir feliz de ver tanta lluvia, pero poco a poco deja pasar la preocupación por todos aquellos que viven en las partes de verdad más bajas y que seguramente ya tienen sus viviendas inundadas. Y esto es sólo aquí, en la tierra donde los huracanes ya no llegan gracias a las bases ovnis (de acuerdo al vox populi), y donde las tormentas tropicales cuando tocan tierra no producen lluvias sino hasta dos días después (lo más chistoso que me ha tocado hasta ahora, a diez días de mi regreso: la señorita del clima, que Will no entiende porqué visten como escort, comunicando que a pesar de un 90% de probabilidades de lluvia no hay forma de explicar porqué aún no llueve...). Pero muchos más han sido afectados en otras zonas del estado y del país. Es difícil continuar maravillándose con esta lluvia que tantos estragos ocasiona. Y, sin embargo, son tan poquitas las cosas que estos días logran levantarme el ánimo, que sólo me queda aferrarme a lo que poco que puedo, que si lo piensa uno bien, igual y no es tan poco.
En fin. Sean felices. Tengan días buenos.

lunes, septiembre 9

Home is wherever I'm with you

Sé que él es la persona para mí porque saca lo mejor de mí y me ayuda a lidiar con lo peor. Pocas personas conozco como él, tan íntegro, y tan feliz. Sí, Will es la persona más auténticamente feliz que hay en mi vida, feliz en el sentido de content, resilient. Una de las muchas razones por las que lo admiro y lo amo tanto. Y con él siento que puedo sobrevivir estos días, una vez más viviendo lejos, viviendo de nuestros mensajes constantes durante el día y la conversación larga en la noche antes de dormir.
Siento que ésta es la mudanza más dura por ser la más incierta y en la que hay tantas cosas en juego que yo no necesariamente elegí, pero tampoco debería hacer tanto drama. Debo admitir que a la distancia y en este momento, mis días en el desierto fácilmente se ven tan perfectos y tan color de rosa, que casi olvido que justamente hace seis años no fue así. La transición no fue fácil, y los primeros días y meses fueron sumamente difíciles. Pensar en eso, esa perspectiva, al menos me recuerda que siempre hay cosas peores, pero como también decía Yuri, siempre vendrán tiempos mejores.
Lo primero que hago al llegar a un lugar es domesticarlo, aún cuando sea sólo por un tiempo corto. Aún no desempaco porque no sé dónde nos acabaremos instalando pseudo-definitivamente, pero por lo pronto he organizado el espacio donde escribo y leo, y donde están nuestras fotos. Como la viejita de la película del Titanic, necesito mis memorias representadas en forma tangible alrededor mío. De esas cursilerías que le dan sentido a ciertas vidas.
Y mientras, así seguimos.