sábado, agosto 11

another sort of personal statement


El jueves me llegó un folletito sobre una clase de Microeconomía del Desarrollo Agrícola. Se ve interesante y prometedora. Me emocionan las cosas así. El martes N me sugirió que si tenía ya alguna investigación avanzada o terminada previamente la considerara para presentarla en una de mis clases del semestre de primavera. Como nunca trabajé en una investigación totalmente mía sino que siempre la hice de achichincle de alguien más, no puedo nomás agarrar y fusilarme un documento aunque técnicamente yo lo haya hecho (la parte técnica del documento en cuestión); además, los derechos sobre las bases de datos no los tengo, entre otras razones. Creo, por tanto, que tendré que empezar desde cero y hacer algo nuevo, aunque sencillo. Comenzar a pensar en eso me entusiasma ñoñamente y sería muy feliz si pudiera conseguir que me prestaran una base de datos de uso restringido para hacer un estudio de cambios de patrones de consumo entre mexicanos migrantes, una idea que ya me viene dando vueltas desde hace unos años atrás. Pensar en estas cosas me da energía y me incentiva a estar en movimiento. Lo de la clase de Microeconomics of the Agricultural Development, si se abre el próximo año, intentaré tomarla. Es de esas materias, aparentemente, que utilizan herramientas teóricas y analíticas para estudiar problemas reales y generar aproximaciones para entenderlos mejor y sugerir soluciones. Es lo que me gusta de la economía aplicada: partes de los muy general, de lo abstracto, hacia lo particular, lo específico, lo mundano. No es que uno vaya a cambiar el destino del planeta mañana, pero por lo menos tratamos de entenderlo un poco mejor. Yo respeto mucho a los teóricos, son muy útiles y necesarios, pero sé que no es lo mío. De hecho, me emociona pensar en mi segundo año del doctorado porque es cuando empiezo a hacer investigación independiente, pero sí me angustia bastante este primero.Mucha matemática, mucha teoría. Me da un poco de miedo. Pero debo ser valiente y verlo como una herramienta necesaria para lo que sigue. Aprender todo eso es como aprender a hablar en otra lengua, el de los números y el de la realidad abstracta.
Cuando estaba en la licenciatura era un lugar común asumirse en contra de los preceptos de la elección racional y de los Chicago boys, criticar y oponerse a la tecnificación en la que nos enseñaban economía y política. Afortunadamente tuve al mejor profesor de matemáticas que se puede uno encontrar en esta vida (querido Manuel D., no pasa un día sin que agradezca todas y cada una de tus clases), y me ayudó no sólo a llenar las terribles deficiencias que arrastraba, sino que me enseñó a apreciar de manera amplia e inteligente la importancia y la utilidad de las matemáticas en general y en las ciencias sociales en particular. Sin embargo, luego me dejé llevar y me envicié en esta loca crítica de nuestro sistema educativo y eso después dificultó mi desarrollo en otras materias (no me fue mal, pero pude haber salido mejor librada).
Reconozco que estudié en un lugar donde se privilegiaba la técnica y ni siquiera se cuestionaba si valdría la pena inyectarle algunos matices de humanismo a la currícula escolar. Pero ahora me doy cuenta que, en un programa de economía, en general es muy difícil que ese balance ocurra. Así que al que no le guste tiene de dos sopas: a) moverse a otro lado, o b) saberse mover en ese medio sin sacrificar los principios y buscar las carencias en otro lugar o por medios propios. Creo que a mí me ayudó encontrarme con gente muy inteligente y emprendedora con la que pude compartir inquietudes y proyectos comunes.
Pero que no quito el dedo del renglón ni por un lado ni por el otro. Sigo en economía (me gusta la mala vida) y sigo con los principios bien claros sobre lo que me preocupa y lo que me gusta hacer. Tampoco me martirizo (ya no) con la idea de que viajo contra la corriente, porque en realidad no es cierto (en el CIDE decían que yo era la socialista/idealista de mi generación, lo cual no puede ser más falso), es simplemente que cada quien tiene maneras distintas.
Espero que todo salga bien. No hay un plan definido, pero sí algunas visiones a futuro: temas que me interesan, aprender matemáticas, dominar las técnicas, buscar, como dice Mauricio Tenorio: ser experto tecnócrata, descreído, cínico, honesto y erudito, sobrevivir a mi primero año y a los prelims del próximo verano y... y viajar a Portugal... y a España en las vacaciones :)

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