sábado, julio 21

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Lo confieso: soy adicta a ciertas series televisivas, ahora sigo a Grey's Anatomy y Bones. Este jueves pasado vi los últimos capítulos que veré en tele abierta en México. No pude ver el capítulo completo de Grey's, pero al final dijeron algo que me gustó mucho y con lo que estoy de acuerdo: las expectativas son sólo el principio, pero lo inesperado es lo que marca tu vida.

Esta noche fue mi cena de despedida con mi familia, algo bastante sencillo, una excusa más para reunirnos. Teníamos varios días planeando las cosas, cambiando de parecer y volviendo a organizarnos. Fui a cortarme el pelo, la peluquera es una mujer franca y carismática y me dio confianza para cambiarme el peinado y casi me convence de hacerme unas transparencias o algo así, pero hace tiempo que dejé de ponerme químicos en el cabello. Me gustó mi nuevo corte, regresé a casa con mi hermano y me arreglé para ir a casa de mi abuelita donde me esperaban mis padres y el resto de la familia.

Entonces lo inesperado ocurrió: mamá tuvo una recaída, lo supe desde que llegué y me dijo mi papá que fuera a verla. Ella estaba acostada, con todos los síntomas que indicaban que tenía que ir al hospital. Desde que tengo 8 años aprendí a identificarlos, a mantener la calma, organizar papeles para el hospital, los protocolos para entrar a urgencias y a llenarse de paciencia para esperar a que un médico dé su valoración. Papá dijo que me quedara con Víctor, que ya todo estaba listo para la cena, que él la llevaría al hospital, que estábamos en comunicación. Y entonces lo que sigue es morderse la lengua, mantener la cabeza fría, no dejarse llevar por la histeria colectiva, por la preocupación de los demás. Pero duele. En dos segundos Víctor y yo despedimos a nuestra madre y volvimos a ser los niños de 5 y 7 años en casa de alguien más esperando noticias. Mantener la calma, no adelantarse a ningún hecho. Hablamos con papá a las 9pm, a las 10, 10:30, 11pm. El doctor no bajaba. Sabemos que el cambio de guardia en el hospital es entre 11-11:30. Si la van a dar de alta es ahora. Conocemos la rutina. Sin embargo, mi temor: hace 5 años partí a mi intercambio en Canadá dejando a mi madre en cuarentena en Infectología. Quise cancelarlo todo pero mamá no me lo permitió, y desde el hospital organizó una fiesta sorpresa de despedida. No quería que esa historia se repitiera.

Gracias a Dios, sí, gracias a Él, todo salió bien. Ella está de vuelta en casa. La vida sigue.

Hace varios años Omar y yo éramos amigos. Amigos circunstanciales, trabajábamos temas de econometría y nos llevábamos muy bien. La vida así como nos une nos separa y con el tiempo esa relación se diluyó. Un día discutimos y en un momento dado me dijo que no bajara la guardia, que no me hiciera la víctima: si te haces la víctima muestras debilidad, y tú no eres débil. Cierto, no soy débil y no soy víctima. La vida hay que tomarla como viene y uno debe adaptarse y hacer frente, responder a las circunstancias.

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