A veces es difícil sentarse a trabajar con tantas cosas dando vueltas cual pájaros enjaulados en mi mente. A veces es como si viviera en un mundo totalmente distinto adentro de mi cabeza. Pero eso es en parte porque siempre tengo el pensamiento en otro lado donde desearía estar o porque me acuerdo de algo que ya pasó o me preocupo por algo que no ha pasado. En esa realidad alterna es chocante cuando mis ojos se topan con el procesador de textos y ven el entrecomillado “Network externalities and technology adoptions (…)” el paper que presento el lunes. Entonces me digo que debo trabajar y dejar de andar revoloteando entre recuerdos. Recuerdos. Pienso entonces en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, y en lo mucho que me gustaba esa película y en como lloré y lloré mientras pensaba corre Clementine, corre Joel, no dejen que les gane el tiempo, no dejen que llegue el tiempo y les robe sus recuerdos. Me gustaba esa película porque era como una promesa, una promesa de que el amor era eterno, aun a costa de nosotros mismos, de que el amor verdadero no se va, aunque nos duela, de que las segundas oportunidades existen y tenemos esperanzas. De pronto ya no pienso eso, el amor no es heroísmo y las segundas oportunidades no siempre funcionan. Asi que guardo los recuerdos como compañeros y evidencia de mi vida, pero no como tesoros incuestionables o promesas de que otros tiempos van a volver. Pero no hay amargura en esto, simplemente es como ilusión que se diluye. La verdad es que, en el fondo, estoy convencida de que el amor llega así de pronto, sin avisar, sin esperarlo, al final de una serie de eventos que de maneras a veces absurdas tenían que confluir para unirnos. Porque el amor nos llega cuando estamos listos, son patrañas eso de “llegué demasiado tarde/temprano a la vida de alguien”, no es cierto. Todo llega a su momento, en su momento y lo importante es estar bien con uno mismo para no forzar las cosas y estar abiertos a saber responder a tiempo. Eso es lo que dice Hesse en voz de Demian. Y eso también es la idea detrás de lo que dijo no se quién: "cuando te toca, ni aunque te quites; cuando no te toca, ni aunque te pongas" (ash, ya me acordé, lo dijo una vez el wey que daba las clases de yoga en el programa matutino Hoy).
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