jueves, enero 31

dos rimas dos

Hace poco platicando con un amigo muy querido, salió un comentario sobre poesía y le contaba que hacía mucho que no leía prácticamente nada y que de lo poco que he leído, siempre he mantenido esta predilección por las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, aunque suene a niña de secundaria eternamente enamorada. Justamente hoy recordé dos de sus rimas y como no se me ocurre qué otra cosa hacer más que exhibirme aquí, ahí van.

Después de la amenaza de bomba o lo que sea que pasó hoy en la facultad, razón por la cual tuvimos que evacuar el edifico y perdimos dos maravillosas horas de productividad laboral, regresé a trabajar en mi tarea de métodos recursivos, algo que me tiene sufriendo toda la semana porque de plano no veía por dónde. Tras un par de horas de darle vueltas al tema llegó ese momento de iluminación en donde juro que se abre la gloria y el entendimiento se apodera de uno. Es como si una venda se cayera de los ojos y lo que parecía ininteligible cobra sentido y hasta resulta bello. Así es que recordé la rima XVII:

Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!

Pueden cambiar la línea de hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado... por hoy le entendí, lo ví y lo resolví... mi problema de programación dinámica... y no exagero, de verdad me emociona entender algo.
Claro que la felicidad dura un pestañeo y después de otro par de horas tratando de resolver el siguiente problema he llegado a una expresión que no puedo simplificar y por ende no puedo llegar a la ecuación general, así que quedamos tablas: Karina 1 - Métodos Recursivos 1.

El motivo de la siguiente rima no tiene explicación, mas que me cala muy hondo (aunque las cosas, quiero creer, no son tan trágicas ni tan definitivas). Es la rima XXX:

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón...
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: "¿Por que callé aquél día?"
y ella dirá. "¿Por qué no lloré yo?"


Y ya, fin.

martes, enero 29

...

Ya lo había prometido hace tiempo, así que aquí pongo el chistecito (ñoño y soberbio, qué le va uno a hacer).


John J. Siegfried, A First Lesson in Econometrics, The Journal of Political Economy, Vol. 78, No. 6. (Nov. - Dec., 1970), pp. 1378-1379.

Por si alguien se preguntaba qué hace un economista cuando no tiene inspiración para escribir un paper (y lo digo por Siegfried, no por mí, que conste).

domingo, enero 27

Quand on est mort, tout les jours sont dimanche

Hace mucho tiempo superé este horror que tenía a los domingos, pero hoy es un caso particular. Ha llovido todo el día, el cielo se quedó gris perpetuo; hace frío, sigo con el cuello torcido, tuve pesadillas otra vez. La realidad duele en lo que uno se acostumbra a ella.

*

Antes de comer me encontré un rato a Rose y eso me animó. Luego vi El viaje de Chihiro, Spirited Away, una de mis películas más favoritas en el mundo y eso me llenó de fe. Me salió una sonrisa al recordar que hace años, después de que lo llevé a rastras a ver la película, Fer me estuvo diciendo Chihiro por mucho tiempo, me gustaba eso. Me gustan las historias de heroínas en lugares fantásticos: Alicia en el país de las maravillas, Dorothy en El Mago de Oz, El laberinto del fauno, hasta The Golden Compass, cuya película no me gustó pero quisiera leer el libro. Cuando GC se clavó en el psicoanálisis, antes de dejar la psicología clínica para meterse a analizar gente en recursos humanos en una empresa, un día nos usó para un ejercicio en el que nos preguntaba nuestro cuento infantil favorito y nos analizaba. Ya no me acuerdo qué me dijo por haber respondido lo de Alicia..., supongo que deben ser afanes protagónicos o algo así. Como sea, me encanta Miyazaki; ése señor es un genio.

sábado, enero 26

Acabo de ver The Namesake y me ha dejado tan buen sabor de boca que por eso ahora corro a escribir aquí mis impresiones. Pero nada del otro mundo: una linda historia, una película visualmente bien contada. Está basada en la novela homónima de Jhumpa Lahiri, y de hecho fue por eso que me animé a rentarla. Leí a Lahiri por primera (y hasta ahora, única) vez en la HermanoCerdo 12-13 y me atrapó su manera de contar historias, tan locales, tan íntimas pero narradas de una forma en la que continúas leyendo porque te sientes observador directo de lo que ocurre, como si estuvieras ahí, viendo todo, siendo tú el protagonista (fin de mi comentario personalísimo y subjetivísimo y limitadísimo, porque de literatura hay gente que sí sabe y sí escribe de verdad; yo no, evidentemente). Por entonces, en la página "cultural" de El Sol de Tampico de un domingo, había leído una cita de Chejov , donde decía algo así de que para ser universal debías hablar de lo que pasaba en tu casa, en tu pueblo. Dicen los que saben de Chejov (de quien sólo he leído el cuento La Cigarra) que él logra plasmar toda la humanidad en sus personajes. Por aquellos días de charlas interminables con D, una vez platicamos justamente de eso también, de escribir de lo que sabes, por sencillo que sea, pero ser capaz de transmitir sentimientos universales. Todo esto viene a colación porque cuando terminó la peli me quedé pensando en todo eso de dejar tu país y vivir en otra cultura y hablar en otra lengua y reconocerte diferente al otro, et ceateris. Pero claro que me quedé corta de miras, que luego acabé reduciendo toda la historia al enfrentamiento cultural entre oriente y occidente y el choque de las tradiciones con la cultura moderna y la manga del muerto. Luego pensaba en que ahora entendía mejor a I, mi compañero bangladeshi, que siempre se está quejando de todo lo que no le gusta de vivir en EEUU y cuando finalmente le pregunté si volverá a su país al terminar sus estudios me dijo que no, porque aquí es la tierra de las oportunidades. En fin, en eso estaba cuando me puse a ver los extras de la película y me chuté una entrevista que le hicieron al protagonista donde critica justamente que se vea el hilo de la historia como una simple contradicción étnica/cultural, porque no lo es, trata de temas más generales: la identidad, los eventos que transforman nuestras vidas, la toma de decisiones, el ser libres. Y pues sí, supongo que es cierto.
Se me fue el sueño otra vez y me chuté todos los trailers que venían en el DVD, que resultaron ser de varias películas que estuve viendo en el cine el año pasado, incluyendo Last King of Scotland, buen recuerdo (aunque algo sangriento) de una matiné sabatina; luego me eché toda una lecture que dio la directora de la película en la escuela de cine de Columbia University. Y sigo sin tener sueño, escribiendo aquí en vez de definir de una vez por todas el bendito tema de investigación para mi paper de fin de semestre.
Así las cosas. Buen fin de semana.

jueves, enero 24

Carpetazo

¿Ocultar una verdad es mentir?

...

Mi corazón está triste (en tseltal se oía mejor)


miércoles, enero 23

Barreras del lenguaje

A pesar del tiempo que llevo viviendo en este lado del Bravo, la mayoría de las veces aún me siento como una muñeca de trapo cuando hablo en inglés: no me suena auténtico, no me sale del corazón. Incluso he llegado a sentir que me desdoblo y que escucho mi voz como en un eco, todo un flujo de palabras desconocidas que salen de mi boca como de un robot. Todavía hago traducciones en mi cabeza y me siento torpe cuando estoy pensando un montón de cosas a la vez y no puedo expresarlas como me nacen, como yo quisiera. En español hablo bastante rápido, de hecho es un gran defecto mío eso de no articular, mi dicción es mala; pero ese incesante parloteo es parte de mí. En inglés aún no puedo y lo sufro mucho. La otra cosa es que aún no tengo un buen vocabulario de slang, o me frustro cuando no puedo traducir un doble sentido o una expresión coloquial. En estas vacaciones me di cuenta que en español hablo con un montón de expresiones en sentido figurado, con dos que tres albures y muchos refranes y groserías y americanismos y un montón de adornos, pero me gusta hablar así, se me hace una forma muy rica de expresarme. Puedo sobrevivir en la universidad porque en el lenguaje matemático facilita todo y nos exime de barreras, también así ocurre con el lenguaje técnico de mis libros de economía, y afortunadamente mis profesores hablan clarísimo y aunque no sean angloparlantes nativos no hay acentos inteligibles. Pero yo soy casi una tumba: es rarísimo que me anime a participar en las clases porque a veces me gana la inseguridad de no darme a entender. Aún no domino mi miedo a hablar en público en otra lengua.

Pero lo peor de todo es hablar por teléfono, lo detesto. El primer problema es que mi celular tiene una señal caprichosa, a veces sirve y la más de las veces es deficiente, entonces eso afecta el sonido y me cuesta escuchar bien. El viernes me habló C para quedar en ir a cenar por el inicio del semestre con todos los del salón; yo estaba dormida y por ende más torpe que de costumbre; pa acabarla C tiene un acento sureño de Alabama muy particular y creo que el pobre se desesperó tratando de explicarme en qué lugar nos íbamos a encontrar. Ya más tarde entrados en confianza sobre si el inglés de los mexicanos que estamos en el salón era malo o no, C me dijo que no me preocupara por mi batallar al hablar por teléfono, que eso es normal en general cuando no se puede ver las expresiones o leer los labios de los interlocutores, explicación a la que le hallé sentido después de todo. Podría agarrarme a contar dos o tres eventos chuscos protagonizados por mis barreras del lenguaje, pero mejor en otra ocasión.

Por lo pronto anhelo que llegue el día que me pase lo que a la niña protagonista de Cuando Hitler me robó el conejo rosa, una historia muy linda que leí hace muchos muchos años. Se trata de una familia de judíos que tienen que dejar Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, se mudan a Suiza y luego a Francia, donde finalmente se instalan por una temporada más larga. Anna, la protagonista, tiene que aprender a hablar en francés y sufre mucho por eso, pero un día se levanta para ir a la escuela y descubre que estuvo soñando en francés ¡en su sueño los diálogos eran en francés! Es así que Anna se da cuenta que ya internalizó su nueva lengua y ya no tiene que traducir en su cabeza sus ideas del alemán al francés.

Yo ahí la llevo; mis sueños todavía son películas mudas.


lunes, enero 21

duendes


Cada tanto pierdo algo de forma misteriosa y revuelvo todo a mi alrededor sin encontrarlo. Tuve una etapa en la que eso me pasaba todo el tiempo y decía mi mamá que era por distraída y vivir con la cabeza en la luna. Según yo eso pasaba porque estaba con mucho estrés. Pero cuando de pronto se pierde algo sin razón aparente me desespero y sólo atino a pensar que algún duende llega aquí a hacer de las suyas. Cuando vivía en el dormitorio de la universidad en York me pasó que una mañana mientras me vestía me puse un calcetín y cuando me quise poner el otro éste ya no estaba en la cama. Vivía en un cuartito como de 2x3m y era imposible que un estúpido calcetín se perdiera, pero así fue. Saqué cajones, moví la cama, vacíe mochila, maletas, zapatos, fui al baño comunitario, t-o-d-o y el calcetín nunca apareció. Tuve que agarrar otro par y dos días después descubrí que el calcetín perdido colgaba de la lámpara de mi escritorio. Hace una hora estaba organizando una de mis carpetas de ejercicios para empezar a practicar para mis prelims en junio y resulta que no encuentro los post-it con los que les pongo nombres a las carpetas. Estuve trabajando hasta las 3am con una tarea de econometría y antes de irme a dormir todavía estaban en el comedor los fregados post-it. La cosa es que no entiendo qué se hicieron y ya busqué y busqué hasta en la alacena de la cocina y en el refrigerador (lo cual no es extravagante considerando que una vez encontramos el reloj de mi papá en el congelador -creemos que lo dejó ahí cuando fue a buscar una cerveza-). Pero los post-it no se pierden así porque sí. Yo digo que son los duendes. O mi cerebro que busca hacerse pato con lo que sea con tal de no ponerse a trabajar. Y seguro ese inútil objeto extraviado aparecerá el día menos pensado en el estúpido lugar menos imaginable.
Seguiremos informando.

sábado, enero 19

.



—¿Ves algún muro entre ese niño y el elefante? De eso se trata: de liberar las fronteras entre los seres humanos y otras especies. Veo que construyen un muro entre México y Estados Unidos. Están construyendo muros en Israel, en otros países. Hay que encontrar mejores soluciones que reforzar fronteras. Como especie somos muy buenos en separar: por color, raza, especie, pero no funciona, no va a funcionar.
A Colbert le entusiasma la idea de compartir esta vivencia con el mayor número de personas posible. Por eso privilegió que se presentara en México por sobre muchos otros países tanto de Europa, Medio Oriente, el mismo Estados Unidos.
Y la apuesta por el tercer mundo es claro para él. De hecho de México le gustaría irse al Sur, a Brasil.
—Esto no es un cubo blanco, estéril, que no refleja la apuesta espiritual de muchos artistas. Esto está vivo, respira. Fue construido todo por manos de hombres. Las columnas de bambú tienen sus raíces al cielo —dice observando 20 metros hacia arriba de él.
Explica más la apuesta de este museo nómada.
—Es redefinir en lo que se convirtió el museo del siglo XX: un lugar donde ibas a ver objetos, casi llevando una lista: vi esto, esto, esto. ¿Qué pasó con los museos donde abres todos tus sentidos, un lugar donde dejas todo el cinismo atrás, un lugar donde recuerdes que sólo somos seres diminutos comparados con la naturaleza?
Por eso la apuesta por una experiencia completa: música, luces tenues, gran arquitectura y también un largometraje del momento en el que fueron tomadas las fotografías y dos cortos-poemas haikú.
Por eso en la mayoría de sus fotografías —55 expediciones alrededor del mundo con animales totémicos como elefantes, ballenas, manatís, cheetas, águilas, ibis, orangutanes— los humanos tienen los ojos cerrados. Son los ojos de los animales los que ven.

Fragmento de la entrevista a Gregory Colbert con motivo de la inauguración de la muestra Ashes and Snow en el Museo Nómada que hoy se encuentra montado en el zócalo de la ciudad de México. Su concepto del arte, la vida y la naturaleza me conmovió. La entrevista completa y otros links en: http://www.eluniversal.com.mx/cultura/55123.html

jueves, enero 17

un toque de buen gusto

Me pasé una mañana entera en el centro de la Ciudad de México recorriendo tienditas de pósters, litografías, y tiendas de museo en la búsqueda de algo decente con que vestir las paredes de la casa de mis papás. No encontré algo que me gustara o que combinara con la pintura de los interiores o con los muebles o con el fengshui. Sólo me topé con unas reproducciones de Goya que ya les tenía ganas y que al final ya no pude pasar por ellas de regreso. Igual en Tampico olvidé unos pósters de Paul Klee, de Georgia O'Keeffe, y una reproducción muy linda de Hyppolyte Flandrin (Jeune homme nu assis au bord de la mer, figure d'étude, 1836). Finalmente sólo se coló en la maleta un calendario del puente Tampico que me regaló mi papá y que es lo que acabo de colgar en la pared (después de haberle escondido el letrerote de Aceites y Lubricantes Galván), acompañado de una envoltura de chocolate Vaquita (muuu, qué ricos son) y mis formularios de funciones de densidad de probabilidad que quedaron de recuerdo de mi final de estadística.



También, ahí va la foto de mi comedor-escritorio de principios de semestre, el cual pinta rudo y con harto trabajo; nomás porque me ando poniendo hipersensible y no es onda andar escribiendo así. Fin.


miércoles, enero 16

Plantar un árbol
Escribir un libro
Tener un hijo
and so on

pero yo no quiero morir sin haber visto a Radiohead tocando en vivo.

Mientras esa oportunidad llega, me consuelo con los videos de sus presentaciones, que recién descubrí por azar (pese a ser parte de la generación MTV, YouTube y esas cosas nunca he sido muy fanática de los videos).
In Rainbows apareció la semana después de mi cumpleaños el año pasado y siento que describe perfectamente mi estado de ánimo de todo el 2007, aunque supongo que eso es mucho decir. Me cuesta decidir cuál es mi canción favorita, pero por mientras acá pongo ésta que me gusta cómo sale Thom Yorke (y con la que una se puede dejar envolver por la música -de la letra mejor no hablar-).





uy! pero hoy por hoy, albricias por el último (o por lo menos reciente) exitazo de Los Tomaites International Band, Compra un chancho y píntalo de negro :) -lástima que no lo pueda compartir aquí-

martes, enero 15

miscelánea

coming back to town

y no sé si poner carita feliz :) o triste :(
Pero según mi tarotista (bueno, la de Sonia), 2008 será un año de estabilidad y equilibrio, siempre que logre lidiar con la tristeza.
Feliz por los nuevos bríos y este brillito centelleante adentro de mí que parece optimismo. Lo que sea pero, al menos, muchas ganas de trabajar.
Triste por todo lo que dejo una vez que llego aquí (aunque me sale una sonrisa entre tanto recuerdo -guiño, guiño-).
Ceño fruncido porque me choca esa costumbre tan tucsoniana de andar en chanclas s-i-e-m-p-r-e. Nunca he entendido cómo haciendo frío la gente sale con suéteres, sudaderas, ropa térmica, bufanda y CHANCLAS. Pa acabarla me repatea el sonido de un caminar chancleando, pfff... (fin de mis cinco minutos de intolerancia del día de hoy).
Suspiro: atardecer rosado, cielo claro, viento frío.

***

Recuento

Mhmmm... iba a ponerme a contar aquí lo bonito de mis vacaciones y los reencuentros, redescubrimientos y esas cosas, pero es algo tan personal que supongo va a resultar aburrido. Anyway, hay algunas fotos que espero ir subiendo al flickr, aunque algunos de los mejores momentos no cuentan con imágenes (patrimonio intangible que le dicen).

Por lo pronto, para decorar esta entrada, una imagen de la serie Homage to the Square de Josef Albers, gran gran gran descubrimiento gracias a la exposición que aún tienen oportunidad de alcanzar en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico de la Ciudad de México; los martes la entrada es gratuita).




***

In memoriam

Me acabo de enterar que cerraron la cantina El Nivel en la Ciudad de México, después de 125 años de operar en esa esquinita de Moneda entre el zócalo, catedral y palacio nacional. Como casi todos los que han dicho algo, me uno a la voz que lamenta que la cierren y me pregunto cuáles son los planes que la UNAM tiene para ese lugar. Como casi siempre, aunado al clamor popular de preservar la tradición mexicana de las cantinas, las razones sentimentales también interfieren en esta añoranza por un lugar que se cierra. El nivel fue la segunda cantina que visité en mi vida (porque en Tampico aún no se permite la entrada de mujeres a este tipo de lugares) y fui cliente más o menos asidua hace tres años porque íbamos a comer ahí los sábados después de las clases de tseltal. Eso también me ha hecho recordar mucho a Pablito, que fue quien me llevó ahí la primera vez, luego de colarnos a un evento de danza en el Teatro de la Ciudad.
Supongo que en esto de los negocios también es la ley de la vida, que todo llega a su fin y esas cosas. Como el Café El Mundo en el centro de Tampico. Ese lugar me hace recordar a mi abuelo, porque siempre fue a tomar café en la barra de ahí y me llevaba pastelillos (unos panes de pasta hojaldrada cubiertos de azucar dorada). Hace años tuvieron problemas con el dueño del lugar y lo cerraron, sin avisar ni indemnizar a los trabajadores. Su antigua ubicación, en César López de Lara ahora alberga una farmacia, una zapatería y una heladería de La Michoacana. Los trabajadores armaron algo así como una cooperativa y trataron de rescatar el espíritu de El Mundo. Pusieron una cafetería en un pasillito sobre la calle de Madero; ahora se llama Mun-2. Hace un par de semanas a mi hermano y a mí nos entró un antojo loco por pastelillos y nos lanzamos a buscarlos. Me dio mucho gusto ver que el negocio prosperó y ya se hicieron del local contiguo. Sigue siendo un lugar pequeño y no es muy bonito, pero si andan por ahí dénse una vuelta, pidan un café y acompáñenlo con un polvorón o un pastelillo, de verdad son buenos; ojalá tengan suerte porque vuelan. Ñumi, ya se me antojó.

***

I say a little prayer...

sábado, enero 12

girls & boys (o sobre las incompatibilidades)

Street's like a jungle
So call the police
Following the herd

Down to Greece
On holiday
Love in the 90's
Is paranoid
On sunny beaches
Take your chances looking for

[Chorus]
GIRLS WHO ARE BOYS
WHO LIKE BOYS TO BE GIRLS

WHO DO BOYS LIKE THEY'RE GIRLS
WHO DO GIRLS LIKE THEY'RE BOYS
ALWAYS SHOULD BE SOMEONE YOU REALLY LOVE

Avoiding all work
Because there's none available
Like battery thinkers
Count your thoughts on 1 2 3 4 5 fingers
Nothing is wasted
Only reproduced
Get nasty blisters

Du bist sehr schon
But we haven't been introduced

Girls & Boys
-Blur

Esta canción en realidad me trae un buen recuerdo, que poco tiene que ver con la razón por la que la puse aquí. Corría el año de gracia de 2003 y nos dirigíamos al sur de la ciudad para acabar en una peda de calimocho con dos galones de tinto Carlo Rossi, 2 botellas de Coca-Cola y una botella de Paternina (pal cumpleañero en cuestión que acabó compartiéndola con nosotros -sin coca, obviamente). Eran tiempos felices (como casi todo tiempo pasado, que creemos mejor), en los que mayoría de nosotros habíamos vuelto del intercambio, estábamos felices de vernos otra vez y teníamos por delante el último año de la carrera, con la seguridad de una educación subsidiada, becas y/o financiamento paterno. Aún estábamos lejos de enfrentar el desempleo, el subempleo o el sobreempleo. Un jovencísimo Paco hacía proezas sobre Insurgentes Sur (suficiente alcohol ya traíamos encima), con el coche lleno de gente cantando y diciendo estupideces. Y en eso puse el Best Of de Blur y Javier pidió la diez (también mi favorita) y empezamos a cantarla a grito tendido, hasta que pasa el corito de ah-ah-ah-ahah (sí saben cuál ¿no?) y nos calla a todos para cantarlo en un falsete que de tan bueno nos asombramos y nos matamos de risa. Y, oh sí, reímos tanto, que se convirtió una broma común por un comentario de bar gay que hice al respecto. Girls & boys es una canción que siempre me pone de buenas y me hace bailar y dar brincoteos por todos lados.

Recordé esta canción esta mañana mientras pensaba en lo difícil que a veces resulta entender ese polinomio extraño de "Z quiere a Y, quien a su vez quiere a X y por ende no puede corresponderle a Z; pero Z es tan bueno/a que es injusto no hacerle caso y es una opción dado que X no pela a Y o X ya está con W, pero en el camino de Y se ha cruzado V metiendo más conflicto y duda"... o algo así (las combinaciones pueden ser infinitas, más o menos dramáticas, más o menos excéntricas). Eso me hizo cuestionar eso que tanto se dice de Dios los hace y ellos se juntan. A veces pienso que estas cosas complicadas son sólo pruebas, y a veces (lo siento, lo pienso sin herejía) creo que al dios Eros le falla un poco el tino. En fin, nada personal.
Sólo que es difícil entender porqué no somos correspondidos en la misma medida en que amamos y si esa asimetría califica como amor. Luego se voltea la historia y es triste no poder corresponder cuando somos conscientes de ello y sentimos este orden injusto. También pienso que podría ser lindo contar con finales alternativos a nuestras historias de amor/desamor: un último beso, una mirada de soslayo, una promesa, un amén para nuestra oración. Pero por algo no se puede, I guess.

viernes, enero 11

A quotation

I saw my life branching out before me like the green fig tree in the story. From the tip of every branch, like a fat purple fig, a wonderful future beckoned and winked. One fig was a husband and a happy home and children, and another fig was a famous poet and another fig was a brilliant professor, and another fig was Ee Gee, the amazing editor, and another fig was Europe and Africa and South America, and another fig was Constantin and Socrates and Attila and a pack of other lovers with queer names and offbeat professions, and another fig was an Olympic lady crew champion, and beyond and above these figs were many more figs I couldn't quite make out. I saw myself sitting in the crotch of this fig tree, starving to death, just because I couldn't make up my mind which of the figs I would choose. I wanted each and every one of them, but choosing one meant losing all the rest, and, as I sat there, unable to decide, the figs began to wrinkle and go black, and, one by one, they plopped to the ground at my feet.
~Sylvia Plath, The Bell Jar, Chapter 7

sábado, enero 5

juegos

Siempre que puedo, me gusta acompañar a mi madre a sus eventos escolares. Cuando era niña me divertía mucho porque tenía la edad de sus alumnos y jugaba con ellos y me traían pa todos lados porque además era "la hija de la maestra". Ya más grande igual me gusta ir para ayudar a mi mamá en su trabajo y porque en general me gusta mucho observar a los niños, cosa que dije en un post anterior. Se aprende mucho de ellos. Suelo ir a la escuela donde trabaja mi mamá para la ceremonia de fin de cursos y para la posada de fin de año. La zona donde está su escuela es lo que el programa Oportunidades llama "urbana marginada" y aún tienen estas tradiciones de hacer de la graduación de primaria un súper evento social, con vestido largo, vals y padrino de generación. Esta vez fui a la posada a mediados de diciembre, mi madre salió de ángel en la pastorela, y mi hermano y yo servimos de comer y repartimos las bolsas de dulces para los niños.

Una de las cosas que más me llamó la atención esta vez (además de criticar los elementos fuertemente católicos que encontré en la celebración en una escuela que se supone laica) fue un juego que me enseñaron las niñas de segundo grado, pues la letra de la canción es un poco fuera de lo común. Grabé un mini video del juego pero no tiene audio :| así que sólo les paso la letra:
Cero, cero, cero
los hombres al basurero
Zeta, zeta, zeta
a las mujeres se les respeta
izquierda, derecha
así soy yo
que salga
la niña
que ya perdió


Me sacó de onda la rima porque la sentí medio feminista... Según me dijeron su maestro de educación física se las enseñó, el mismo que organiza torneos de fútbol de niños contra niñas (los cuales suelen ganar las niñas, también me dijeron). Me hubiese gustado platicar con ese maestro y preguntarle si tenía premeditadamente alguna cuestión de affirmative action, equidad de género, o algo así, pero ese día no fue a la escuela.

viernes, enero 4

miscelánea

otra vez esos sueños raros: besos a gente que ni al caso, persecuciones, viajes en el tiempo, vidas acuáticas, animales de ojos brillantes que muerden mi pie izquierdo...
menos mal que siempre puedo despertar.

***

voy al DF la próxima semana y tengo sentimientos encontrados. Por un lado brinco en un pie por ya estar allá, por otro lado me da miedo que me asalten en un taxi (paranoias estúpidas, éstas que me cargo). Me emociona ver a mis amigos pero también me emociona VISITAR la ciudad, como si ella misma fuese un ser con el que quiero reencontrarme, a quien quiero sentir. Me da tristeza ir sólo por unos días e incluso llego a preguntarme, con ese sentido común tan adhoc de Homero Simpson: ¿para qué salir si de todos modos vamos a tener que regresar?

***

detesto con todas mis fuerzas el ruido ¿por qué mis vecinos no escuchan música a un nivel de volumen normal? ¿por qué los taxistas se la viven pitando el cláxon a todo ser viviente que se cruzan en el camino (o cada 5 metros recorridos, lo que suceda primero)?

***

sin afán de ser comparada con Bridget Jones (oh no, por favor!), una de las cosas que me emocionan del nuevo año es estrenar agenda. Esta vez me regalé el gustazo de tener de nuevo una agenda moleskine. Para variar me animé a comprar la edición limitada en color rojo. De esto me arrepiento un poco porque aunque el color rojo me gusta mucho, creo que al final fui víctima de la mercadotecnia y en realidad el tono bermellón no me latió así-de-wow. Pero el chiste es lo de adentro y la sensación de tener la compañía de un lugar donde anotar pendientes, planes, historias, dramas, recordatorios de cumpleaños, tragedias griegas y demás eventos que ocurran durante el año. Eso es algo que me hace sentir ligeramente optimista.