viernes, enero 4

miscelánea

otra vez esos sueños raros: besos a gente que ni al caso, persecuciones, viajes en el tiempo, vidas acuáticas, animales de ojos brillantes que muerden mi pie izquierdo...
menos mal que siempre puedo despertar.

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voy al DF la próxima semana y tengo sentimientos encontrados. Por un lado brinco en un pie por ya estar allá, por otro lado me da miedo que me asalten en un taxi (paranoias estúpidas, éstas que me cargo). Me emociona ver a mis amigos pero también me emociona VISITAR la ciudad, como si ella misma fuese un ser con el que quiero reencontrarme, a quien quiero sentir. Me da tristeza ir sólo por unos días e incluso llego a preguntarme, con ese sentido común tan adhoc de Homero Simpson: ¿para qué salir si de todos modos vamos a tener que regresar?

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detesto con todas mis fuerzas el ruido ¿por qué mis vecinos no escuchan música a un nivel de volumen normal? ¿por qué los taxistas se la viven pitando el cláxon a todo ser viviente que se cruzan en el camino (o cada 5 metros recorridos, lo que suceda primero)?

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sin afán de ser comparada con Bridget Jones (oh no, por favor!), una de las cosas que me emocionan del nuevo año es estrenar agenda. Esta vez me regalé el gustazo de tener de nuevo una agenda moleskine. Para variar me animé a comprar la edición limitada en color rojo. De esto me arrepiento un poco porque aunque el color rojo me gusta mucho, creo que al final fui víctima de la mercadotecnia y en realidad el tono bermellón no me latió así-de-wow. Pero el chiste es lo de adentro y la sensación de tener la compañía de un lugar donde anotar pendientes, planes, historias, dramas, recordatorios de cumpleaños, tragedias griegas y demás eventos que ocurran durante el año. Eso es algo que me hace sentir ligeramente optimista.


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