Así se llamaba un blog que abrí en diciembre del año pasado, pero no me gustó mucho, así que sólo posteé dos cosas y lo cerré. Creo que de pronto este espacio va retomar un poco la idea que tenía cuando abrí ese otro. Espero no hartar demasiado con el tema, pero le sigo dando vueltas a lo de la ida a Arizona, no porque no esté convencida, sino que me enfrento a muchas disyuntivas y a la posibilidad de una oportunidad totalmente nueva, y porque este año me he dedicado a cerrar ciclos como no lo había hecho antes en mi vida. Fernando, mi amigo el economista clásico, me dijo ayer que eso iba en congruencia con el Año Chino del Cerdo, que es año de riqueza, prosperidad, renovación y cierre de ciclos (con el Cerdo se cierra uno de los ciclos del calendario chino); eso según Fer y sus recientes estudios de las creencias chinas.
Hace rato, mientras dejo que mis largos programas de STATA limpien las variables de la encuesta en la que trabajo, pensaba en lo cada vez más a gusto que me siento con esto de empezar el doctorado. Hoy lo ratifiqué porque si algo me quedaba de debilidad al respecto, esa duda se fue hoy. Pienso que a veces la comodidad nos hace adoquinarnos y eso es como empezar a morir. No digo que la comodidad y la estabilidad sean malos per se; me refiero a esa comodidad que te hace detenerte ante la posibilidad de hacer cosas nuevas o de plantearte algún reto. Esa comodidad, creo, se disfraza de temor y te hace detenerte. Y no quiero que esas sean las razones que paralicen para hacer nuevas cosas. La comodidad me quiso hacer creer que era el temor a no poder administrar mi tiempo la razón por la que no aceptaría la chambita ésta con la ONU, pero al final me lancé y hace rato me llamó la jefa del proyecto desde Nueva York y discutimos largo y tendido muy amenamente, tanto que agarré confianza y me dijo que se sorprendía y agradecía mi sinceridad por algunas observaciones que hice al proyecto.
Ah, pero fue más temprano que me acabé de convencer. Tuve una reunión en la mañana, y en un momento salió a la plática lo de mi ida al doctorado. CH, que es como mi segunda jefa, me preguntó que a dónde me iba, y hubieran visto su cara cuando le dije que a Arizona, vi el esfuerzo que hizo para dominar su cara de sorpresa y extrañamiento. Ya sé que no es topten, ya sé que no es California (ja!, ni siquiera apliqué para UC), pero mi programa está bien rankeado y estoy satisfecha con mi decisión. Luego me dijeron "en broma" que mejor no me fuera y que me quedara trabajando con ellos. Creo que ni en broma le dices eso a alguien que aprecias y en cuya capacidad confías. Vaya, que si por eso me voy, para ganar herramientas y poder hacer un trabajo de investigación serio, propositivo y a la vez independiente. Estoy harta de que se vuelen mis ideas o de que no las tomen en cuenta o de tener que enfrentar de pronto características de subempleo.
En fin, que sí hay cosas que me duele dejar aquí, pero ya no siento que pueda ofrecer nada así como estoy, siento que me estoy adoquinando. Y eso me da más miedo. Estoy entusiasmada por lo que viene.
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