viernes, junio 29

varios

me safé del proyecto para coautorear un artículo en Este País... se supone que ya no era sacatona, pero mi cabeza no me da para escribir sobre la exclusión en México y cosas así... aún estoy atada a mi otro empleo y no sé dónde pasaré estos días en lo que dejo mi departamento y me voy a Tampico

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debo darme de baja en el SAT y lo único que me da más miedo que la embajada gringa es justamente Hacienda... y con eso de la reforma fiscal, más vale que arregle todo lo malo que pueda estar mi estatus fiscal... maldita maldita maldita sea! qué tedio esto de las obligaciones

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despedirse o no despedirse, ésa es la cuestión... si me dejan quedarme en casa hasta el martes, organizo algo, yo aviso

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quisiera escribir algo sobre la salida del aire de Radio Monitor, la cosa es que ignoro su historia reciente y todos esos ires y venires para sobrevivir en FM, TV, prensa y AM. Hace muchísimos años que dejé de escuchar a José Gutiérrez Vivo, pero fue él de mis primeros contactos con el mundo de la información y además él representa uno de los tantos recuerdos que tengo de mi abuelo. Mi abuelo Mario escuchó Monitor siempre y aún puedo recordarlo con su viejo radio mientras se arreglaba para ir al trabajo, poniéndose al día con las noticias.

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de verdad lamento no hacer más interesante este blog :/

jueves, junio 28

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Ojalá pueda quererte siempre
y nos perdure este sentimiento mutuo.
Quiero tener el corazón tranquilo
por saber que hubo un día
en que nos amamos totalmente.
Quiero sentir ese calor en el alma
que siento cuando nos siento unidos.
Saber que un día,
a pesar de distancia, vidas ajenas y ausencias,
podemos volver a ser amor y ser uno.
Quiero tener el corazón tranquilo
de saber que te quiero, te quise
y tú igual conmigo.
Ser feliz, aún cuando no contigo;
tú feliz, aún cuando no conmigo.
Y un día te extrañe, me extrañes,
lo extrañemos
y ser de nuevo uno
en una noche ajena al mundo.
Y ser, amor, en la distancia,
ser amor, juntos, unidos.

Nov/23/2004
20:15

miércoles, junio 27

ESTUDIAR CIENCIAS SOCIALES A FINES DEL SIGLO XX EN MÉXICO
Por Mauricio Tenorio Trillo

Estimado amigo (a):
No son muchos los años que separan tu vida universitaria en México de la mía. Yo a principios de los ochenta, tú a mediados de los noventa. Sin embargo, yo todavía estudié en el siglo XX, bien cargado de siglo XIX, tú estudias “ciencias sociales” en un naciente e incierto siglo XXI que se aquerencia en el XX. El conocimiento, el país y el mundo han cambiado mucho en estos pocos años, y lo más seguro acerca del futuro, como decía un historiador inglés, es que nos sorprenderá. Para ti que hoy estudias alguna de las variantes de lo que el siglo XIX denominó “ciencias sociales”, quiero sugerirte algunas labores que ya veo que a mi generación y a la de mis maestros –que son también tuyos- nos ha faltado. Aunque mi generación aún está por dar sus verdaderos frutos, ya te puedo decir que traemos algunos pecados de “nacencia” que tú puedes ahora emprender con la seriedad, dedicación y, sobre todo, candidez que ya no podemos nosotros. Dos de estas labores son puramente intelectuales. La otra, ya verás de qué naturaleza es.

1.- Tú estás siendo educado en la numeralia loca de las ciencias sociales contemporáneas. Te propongo una cosa difícil: no te creas nada de los números y teorías que estás aprendiendo. Duda de todo eso, pero vuélvete un verdadero experto en esos temas. Sé, cínicamente, como los sacerdotes de la inquisición española, que sin pecar –or so they said- conocían todas las posibles variantes del pecado para poder legislarlo y penarlo. Pero a esta pericia y descrédito hay que añadir otra cosa: leer, leer y leer. Teorías van y vienen, y tu puerto más seguro cuando no hay paradigma fijo es el viejo anhelo de ser hombre o mujer culta. Ahí encontrarás un verdadero sentido en, y el goce de, tu trabajo especializado. A mi generación las universidades públicas la llenaron de lecturas dogmáticas, recién llegadas de Francia o Italia. Muchos de nosotros creímos que era suficiente leer lo último que había salido sobre Gramsci o Althuser. Tú no sólo leas los Journals que te piden y los últimos libros de moda. Lee todo, especialmente los clásicos, esos nombres citados por todas partes y nunca leídos. Si en lugar de haber leído tres veces a Althuser hubiéramos leído una sola vez a Tocqueville, o si en vez de recetarnos a Rolando Cordera nos hubieran dejado leer a Lucas Alamán o a Molina Enríquez, otro gallo nos cantaría. Perdimos mucho tiempo en rectificar la senda. Tú no cantes victoria: flaco favor te estás haciendo si crees que leer a North te va a salvar de leer a Marx. Sin embargo, tú aún puedes lograr ese híbrido que nosotros cada vez estamos más lejos de lograr: ser experto tecnócrata, descreído, cínico, honesto y erudito. Si lo logras, pase lo que pase estarás a la vanguardia del conocimiento.

2.- No quiero espantarte, pero la labor intelectual más urgente que tienes que emprender es mucho pero mucho trabajo. Yo sé que estás pensando en terminar tu licenciatura en economía o ciencias políticas, e irte a Harvard, Princeton, Chicago, Yale, Stanford o cualquier otra. Si aún no empiezas a trabajar en serio en moldearte un perfil intelectual sólido, más vale que empieces cuanto antes. Si ya empezaste, no te ilusiones: nunca acabará el trabajo. Piensa algo desde ahora: ¿qué quieres? Sigue tus lecciones de rational choice: a) grilla, b) academia, c) salir de casa, de México y pasarla bien, d) una u otra combinación de lo anterior. Cualquier cosa es válida. Pero decide ya lo que quieres hacer, y trabaja por ello. Si te decides por la ruta más académica, lee y estudia mucho porque tus ilusiones de irte no deben caer en los errores y vicios que nosotros cometimos hace muy pocos años. Nosotros nos fuimos a Estados Unidos, pero la mayoría entramos por la puerta de atrás, chiquitos, tercermundiando por los pasillos de Harvard o Stanford. Pero eso sí, regresamos a pavonearnos a un México lleno de Ph.D. en la política, y con una academia pequeña, por decir lo menos, que hacía de nuestros Ph.D. pasaportes diplomáticos. Aunque todavía está por verse qué haremos los de de mi generación, desde ahora tú tienes que proponerte, si te decides por el conocimiento, transformar la estructura académica de México, hacerte realmente internacional, ser bueno allá y aquí, combinar lo mejor del ambiente mexicano con lo mejor de lo que aprenderás fuera. Aunque nos separan pocos años, me temo que para ti te será más difícil que a nosotros vender el Ph.D., si no eres un verdadero scholar, como decía Emerson (y si no has leído en ensayo de Emerson, léelo antes de irte a Estados Unidos, “The American Scholar”).

3.- Lo más seguro es que hoy, a tus 19 o 22 años, estés abordado por cuatro polizontes: la impaciencia, el miedo, la curiosidad y la hormona. Te preocupa, estoy seguro, el país, pero te angustia mucho qué va a pasar con tus becas, cuándo vas a lograr terminar y hacer tus planes. Temes por tu futuro, crees que “todo tiempo pasado fue mejor” y no fue tuyo sino de otros, y que a ti, como dicen ahora “te pasaron a chingar”. De la hormona, para qué hablar, tú sabes bien cómo alborota. En tanto tú estás apabullado por estas cosas, quiero proponerte algo que parecerá estúpido porque es poco tangible, pero que te puede servir de guía. Haz de tu impaciencia trabajo, mucho trabajo, piensa que cada nuevo conocimiento, cada investigación, cada compromiso, es, como decía del amor un poeta brasileño, efímero porque es flama, “pero eterno en cuanto dure”. En fin, de tu impaciencia haz trabajo, y de tu miedo haz crítica honesta. Crítica académica e intelectual, pero también crítica y participación social en el ambiente que te toca vivir. Entérate, habla, trata de irte entrenando en los dilemas políticos y éticos. Ponte a prueba intelectual, social y éticamente. Y a partir de tu curiosidad vete construyendo un bagaje de conocimientos que te permitirá salvar mejor las tormentas en el futuro. Y, me dirás, ¿qué hay de la hormona? Pues no sé, sólo puedo repetirte que de la paciencia hagas trabajo; de la curiosidad, conocimiento; y del miedo, crítica... y que ojalá todo ello lo hagas con la dedicación y pasión que te exige la hormona.

Sin más, y deseándote lo mejor, quedo tuyo.
Mauricio Tenorio Trillo
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sé que pongo posts muy largos, pero no podía dejar de compartir esto. No sé cuándo fue escrito exactamente. Éste fue mi legado del final de mi curso de Microeconomía I. El primo de Mauricio fue mi profesor y nos dio una copia de su texto. Eso que escribió fue mi guía en algunos de los momentos más difíciles que pasé en la universidad. Ahora que lo releo me recuerda muchas cosas del sentido de mi futuro en el doctorado.
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Hace un par de días me reencontré con un viejo amor. Sí, pues, es platónico, pero amor al fin y al cabo. Me refiero a Mauricio Tenorio Trillo y su libro De cómo ignorar. Lo compré cuando recién salió, hace siete años. El tema me llamó mucho la atención, pero por X o por Y nunca lo leí, sólo lo hojeé y lo dejé aguardarme en el librero por mucho tiempo.
Mauricio es historiador y su forma de escribir me parece fascinante porque la encuentro a la vez culta, íntima y cercana. Algo que me encanta de él es la forma en que vincula el estudio de la historia con temas poco comunes, como analizar la conformación del nacionalismo mexicano a partir de la presencia de México en las Exposiciones Universales del siglo XIX; y en el ínter, logra traerte del pasado al presente como si cualquier cosa. He leído artículos suyos que lo mismo me hacen reír a carcajadas en un párrafo, que pasarme una hora dándole vueltas a una idea para asimilarla o para investigar más y entenderla. Otro punto a su favor: me encanta la historia de las ciudades, es decir, el relato de cómo el espacio urbano ha ido transformándose con el paso del tiempo y en función de los diferentes usos y necesidades que manifiesta la sociedad; y resulta que tiene un libro donde justo hace eso, desde La Piedad, Michoacán hasta Berlín y Barcelona.
¡yo lo adoro! No tengo actitud de grupie, pero por lo menos sí el fervor. Y admiro mucho a Mauricio. No tuve el gusto de tomar clases con él, pero me encantaría tener la oportunidad algún día. Por alguna extraña razón me da pavor acercarme a él, así que sólo lo veo de lejos cuando viene a México y se pasea por el CIDE o por las librerías del FCE, donde me lo he topado varias veces.
Ahora que no tengo tele y ya todos mis libros se encuentran empacados aquí o en Tampico, mi única distracción es leer De cómo ignorar. Estoy segura que los libros nos llaman y el domingo me entró una inquietud por leer éste en particular. Lo volví a comprar el lunes (mi ejemplar anterior hace poco lo regalé a un amigo muy querido) y no lo puedo dejar, estoy picadísima. En este libro me gusta la humildad con que escribe y la iniciativa para escribir sobre intereses generales al margen de la academia, sin perder el compromiso por dar algo de calidad a sus lectores.
Paco dice que uno de los grandes retos de un escritor hoy en día es escribir algo de calidad y de interés suficiente para poder atraer al auditorio que hoy está cautivo por los medios masivos de comunicación; es decir, su rival a vencer no es García Márquez (por poner un ejemplo), sino Matt Groening y los Simpsons. Yo ya estoy feliz de no tener tele y poder dedicarme a leer a Mauricio Tenorio Trillo.
(P.D. obviamente lo anterior no fue ni crítica objetiva, ni reseña, ni nada, sólo fervor por un escritor que me atrapa)

martes, junio 26

Mhmm... nomás veo el tiempo pasar y lo fácil que me resulta dejar que se vayan los minutos y yo sin avanzar. No me puedo concentrar ni puedo ver claramente qué es lo que debo hacer para que las cosas queden bien. Eso me pasa cuando no tengo fe en algo. Quisiera decir todo lo que pienso respecto a este informe que me han pedido que corrija; admito que así las cosas no quiero trabajar en ningún organismo internacional lleno de falacias. También quisiera desahogarme y quejarme como seguramente muchos más que han tenido que soportar los desplantes y malasatenciones de los trabajadores de la embajada estadunidense en México. La cosa es que estoy esperando mi visa y no quiero tener problemas antes de llegar a los states. Así que por todos lados estoy cooptada y por lo pronto debo aguantar un poquito. Pero de que he de hablar, uy, esperen nada más al día en que lo haga.

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¡Ya me quiero ir! ¡ya no quiero saber nada! sólo dormir 10 horas continuas y ya después veremos...

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ay amor, sin ti no siento el despertar
ay amor, sin ti mi cama es ancha
ay amor, que me desvela la verdad
entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha

Romance del curro El Palmo
Joan Manuel Serrat

¡qué canción tan triste y tan bonita!
(y vieja que da un gusto...)

lunes, junio 25

Iba a escribir ¡vaya este fin de semana que pasó! Pero la verdad es que de finales de mayo para acá no he parado casi ni un minuto. Sin embargo, éste sí que me ha dejado rendida física y emocionalmente, en parte porque ya traigo cansancio acumulado y en gran medida porque fueron días de un trajín sin parar, como dice mi mamá: como calzón de puta, de arriba para abajo. Mi recámara por fin está vacía al 75%, ya no hay muebles míos más que este bendito escritorio al que le han hecho el feo, tan bueno y útil que está todavía (by the way: ¿a alguien le interesaría? Lo vendo en $200; háblenme o escriban si lo quieren, incluso si me dicen que le encuentran un buen uso y vienen por él, hasta lo regalo). Lo único lamentable es que me he quedado sin televisor y ya no podré ver mi telenovela, aunque supongo que tendré tiempo para ver a algunas personas y para volver a avanzar con mi tarea de mates.
Me siento muy a gusto conmigo, porque este agotamiento también viene del hecho de haber arreglado todo esto por mí misma y sin ayuda alguna. Por ello tengo que agradecer y culpar a mis padres, que toda la vida me han enseñado a ser autosuficiente y a valerme por mí misma, al grado de que me es casi imposible pedir un favor, por mínimo que éste sea. Eso en ocasiones puede ser malo, pero lo mejor es que no se me cierra el mundo tan fácilmente. El único apoyo que he tenido a mi lado estos días es por parte de mi hermano (quien, estoy más que segura, Dios me envió para ayudarme a no perder la cordura, y quien de paso, de premio, se ha quedado con todas mis cosas); pero él aún no tiene redes sociales en esta ciudad y las mías están como débiles, así que estuvimos solos contra el mundo y salimos avante.
Junto con la tranquilidad de saber que tengo cada vez menos pendientes, lo mejor fue haber pasado este domingo con mi hermano y mi papá. Andrés cambió su vuelo a Veracruz haciendo una larga escala en el DF y estuvimos todo el día juntos. Lo más lindo fue cerrar un ciclo en el mismo lugar donde lo empezamos. Hace aproximadamente diez años nosotros tres hicimos un viaje a la Ciudad de México para cerrar el trato de la casa donde íbamos a vivir en Rinconada Coapa y para ubicar la escuela a dónde llegaríamos a estudiar al mudarnos aquí. Antes de regresar a Tampico de ese viaje de 1997 nos fuimos a turistear al centro y subimos al mirador de la Torre Latinoamericana. Para mí era significativo regresar a ese lugar. Víktor y yo planeábamos ir de nuevo, esta vez de noche, para mi despedida, pero al saber que Andrés venía fuimos con él. Papá estuvo encantado con la idea, así que pude llegar al inicio de este círculo con las personas con quienes lo empecé, y con ellas mismas lo cerré.
Me reconforta saber que aún tengo esa parte masculina de mi vida, esos dos hombres con quienes he compartido mi vida y para quienes sigo siendo prioridad. Con el resto tengo aún un gran vínculo y siguen ocupando un lugar enorme en mi corazón, pero sé que todos ellos cuentan ya con su significant other y eso diluye nuestra relación; es normal. Pero mi unión con mi padre y mi hermano permanece inalterable. Y eso me hace, hoy por hoy, muy feliz.

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Respuesta a Sor Filotea

Esto va por un comment que me dejó Jaime el otro día, donde me decía que no fuera por ahí llorando por los rincones. Querido Jaime, no eres el primero que me lo dice, pero no lo puedo evitar. Está bien, tienes razón, basta de gimoteos, pero todo tiene su momento y es difícil no sentirse triste. Que esté triste, que me sea difícil dejar mi lugar aquí, es natural. Eso no quiere decir que no me quiera ir, que no esté contenta con todas las oportunidades que se vislumbran con mis planes en Arizona; estoy muy entusiasmada. Pero todo tiene su momento, y éste es mi momento de partir y eso involucra muchas cosas. Soy cursi y sentimental y esta gran ciudad significa mucho para mí, aquí se determinaron muchos eventos que me formaron como persona y dejo aquí lugares importantes para mí y personas que han marcado mi existencia en este mundo. Estoy bien, no me voy a hundir ni me echaré para atrás, pero a veces las lágrimas salen solitas y otras veces me es muy difícil desapegarme. Mejor sacar eso ahorita, entenderlo y aceptarlo, que estar sufriéndolo y desconcentrándome después. Me voy a ir, y no quiero volver la vista atrás, no en un largo rato.

viernes, junio 22

En días nublados y húmedos como hoy me siento muy bien. Me agradan los días así, son como días al final de un otoño perfecto. Siempre he relacionado este clima con Tampico en diciembre, ahí por las vacaciones de Navidad. En mi tierra casi nunca hace frío, varios años hemos pasado las pascuas sudando con ropa de verano. Sin embargo, diciembre y enero suelen ser meses de bajas temperaturas, entre 10° y 15°C, que aunque no parece poco, la humedad y la brisa marina hacen que el frío cale hasta los huesos.
Mis sentidos me transportan a esos días cuando estaba en las vacaciones de la primaria o la secundaria, mi madre es maestra y no va al trabajo en esas fechas. Me levanto en la mañana después de ella, desayunamos con mi hermano, hacemos entre los tres el quehacer, juego con mi hermano un rato, me meto a bañar y esperamos a que llegue Andrés del trabajo para comer con él. Por la tarde veo la televisión y leo un rato. Pasamos casi todo el día adentro de la casa por el frío y la lluvia. Por esas fechas es común la lluvia “mojapendejos” como decía mi abuelo Mario, esa lluvia que no moja pero cómo empapa. A veces, en los fines de semana, voy con mi papá a la playa, siempre me ha gustado el mar revuelto, sin gente, con mucho mucho frío.
Hubo un tiempo en que mi padre estaba embarcado; trabajaba 20 días en altamar cerca de Chile y regresaba a descansar por 10 días. Durante esos 20 días sin padre en casa mamá cambiaba, se volvía más tierna, más cariñosa, como si tratara de llenar con nosotros el vacío que le daba la ausencia de papá. De niños tuvimos una relación muy estrecha con mi mamá, ella fue muy disciplinada con eso de las tareas del hogar (menos de las recámaras, eso era cosa de cada quien y éramos libres de tener nuestro cuarto en orden o patas arriba), pero nos alcahueteaba en la tarde para hacer lo que quisiéramos. Cuando hacía mucho frío nos quedábamos en casa, comprábamos pan y hacía chocolate tabasqueño caliente, rezábamos el rosario a las 7pm y a las 7:30 nos sentábamos a ver Los Picapiedra en la tele. A veces rezábamos más temprano y veíamos alguna película. Los viernes siempre fueron para ir a visitar a mis abuelos y merendar con ellos. O a veces eran mis abuelos los que iban a mi casa a rezar (por si no lo saben, diciembre es el mes del rosario dedicado a la virgen de Guadalupe; tradición que mi familia cumple con fervor). Del frío en casa de mi abuelita sólo recuerdo el té de zacatelimón que hacía para beber como agua de uso hasta en las comidas, cosa que yo detestaba porque siempre me ha gustado el agua fría y de sabor para comer.
Recuerdo muchas cosas y me dan ganas de salir a caminar bajo el día gris y fresco, regresar a casa y jalarme un cobertor para echarme frente al televisor y ver cualquier cosa, sin pendientes por el día de mañana. Me siento renovada cuando recuerdo así mi niñez, cuando recuerdo con todos mis sentidos esa parte de mi vida cuando me sentí siempre acompañada y protegida por el calor de hogar a pesar del frío exterior.
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Me gusta ver llover, así podría quedarme horas absorta con la nariz pegada al vidrio de la ventana, viendo cómo escurre el agua, escuchando los chorros cayendo. Me gusta mucho el agua. Ayer mientras brincaba charcos en el camino rumbo a casa pensaba que eso debe ser porque crecí en un lugar rodeado de agua por todos lados: la playa de Miramar, la laguna del Chairel, la del Champayán y la del Carpintero, el río Pánuco. Recordé entonces una canción que me gusta mucho desde niña y que mi madre, en su patriótico afán localista, siempre me pone cuando estoy de visita:

El Navegante.

Navegante que vas por el río
navega y navega en busca de amor
cuando pasas por Reventadero la brisa hechicera murmura un adiós
Periquillo, La Isleta, Tamuche, la Vega de Otates, el Puente y Tamós
es que vas a llegar a Tampico
y una linda porteña te dará su amor.
Navega
en busca de amor...

(No recuerdo bien pero me parece que la tocan Claudio Rosas y La Orquesta Tampico)

jueves, junio 21

Rothko

Ayer vi parte de un documental sobre Mark Rothko. Me gustó mucho, a pesar de que el narrador era un tanto tendencioso y de esos que usan palabras rimbombantes para describir la sensibilidad del autor y la maravilla de sus creaciones pictóricas. El documental se centraba en este encargo que le hicieron a Rothko para realizar los murales en el restaurante del Four Seasons en Manhattan. Le dieron total libertad de creación y acordaron un pago de 2.5 millones de dólares. Pero una vez que el pintor terminó su obra, fue a cenar al Four Seasons con su mujer y salió asqueado. Ésa no era la atmósfera que había pensado para su pintura. Rechazó el dinero por respeto al arte y a los principios bajo los que él creaba. Esa serie de cuadros monumentales es una de las más dramáticas que he visto. No sé exactamente dónde están actualmente (me parece que en la Tate Gallery), pero qué bueno que no se quedaron en ese restaurante porque nunca habría podido irlas a ver.

No me voy a poner aquí a detallar sobre la obra de Rothko, porque en la red hay en verdad información que sí vale la pena leer (pueden empezar por lo que hay en wiki). Sólo sé que desde que descubrí una obra suya por casualidad hace ya varios años, me quedé maravillada por la intensidad y sencillez de sus pinturas. Después tuve la oportunidad de ver algunas otras pinturas en Nueva York y hace un par de años vino una pequeña muestra de su trabajo al MAM de la Ciudad de México. Voy a empezar a postear acompañándome de imágenes suyas, para darle un toque de belleza a este espacio.

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uy, esta canción cómo me gusta!
además me recuerda al Warpig, porque hará cosa de un año que contó una historia muy linda respecto a esta canción y justamente con la versión de Cheap Trick (yo la conocí gracias a los Save Ferris :P)

I want you to want me.
I need you to need me.
I'd love you to love me.
I'm beggin' you to beg me.
I want you to want me.
I need you to need me.
I'd love you to love me.
I'll shine up the old brown shoes, put on a brand-new shirt.
I'll get home early from work if you say that you love me.

Didn't I, didn't I, didn't I see you cryin'?
Oh, didn't I, didn't I, didn't I see you cryin'?
Feelin' all alone without a friend, you know you feel like dyin'.
Oh, didn't I, didn't I, didn't I see you cryin'?

Cheap Trick

miércoles, junio 20

esta mañana

Vengo saliendo de un examen profesional. El pesado de mi jefe estaba rondando mi lugar de trabajo pero aún así me escapé para poder llegar al receso de la deliberación y estar en la toma de protesta. Estaba muy contenta de poder presenciar ese momento, creo que a Vicente también le dio gusto verme ahí. Él es de esas personas a las que me une un cariño entrañable a pesar de la distancia y del poco tiempo en que hemos coincidido los últimos años. Me siento, por así decirlo, orgullosa, porque sé muy bien por todo lo que tuvo que pasar para llegar hasta aquí y porque tiene ya un rato que comenzó a cosechar algunos frutos. Él es también un buen ejemplo de un self-made man. Así que, querido Vicente, la admiración es mutua.

La última vez que asistí a uno de estos eventos, hace un par de meses, me senté hasta atrás del salón y no pude dejar de llorar durante el tiempo que duró el examen profesional. No podía dejar de pensar en ese importante examen, esa tesis en cuya defensa no podré estar presente y me dio mucha tristeza. La disyuntiva era que aunque pudiera estar, no estoy segura de si asistiría, me dolería igual, no sé bien a bien por qué. Pero bueno, no atiborrarme de más cosas en qué pensar. Dice mi hermano que con tantos pendientes por hacer no sabe cómo saco tiempo para quejarme y todavía sufrir por cosas que aún no pasan. La verdad, tengo mucho miedo de despedirme de algunas personas. La verdad, no quiero hacerlo.

a sort of temporary personal statement

Algunas veces vivo
y otras veces la vida se me va con lo que escribo.
Algunas veces busco un adjetivo inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
Luego arrojo mi mensaje, se lo lleva de equipaje una botella
al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje, sólo quiero regalarte una canción.
Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad.

-Joaquín Sabina
1987

***

A propósito, dos conciertos que lamentaría perderme: el tan esperado reencuentro de SodaStereo y la gira conjunta que harán Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat :/

martes, junio 19

un desahoguito

Vaya día! mi productividad sí que estuvo por los suelos, estoy perdiendo la condición de explotarme. Dormí tres horas porque hoy en la mañana tuve que entregar un avance de lo que el viernes será el informe final de mi chambita para la ONU y hacía rato que no me sentaba a escribir decentemente un texto de consultoría así, claro, conciso, que llame la atención sobre lo malo que está el país pero que no desanime a los hacedores de política pública. Sin darme cuenta me acabé media cajetilla de cigarros; creo que mi cuarto huele a chimenea de barco y mis pulmones hoy están congestionados. De hecho, creo que amanecí con cruda de cigarro y eso es horrible. Estoy medianamente eufórica, tengo que hacer aún más papeleo para obtener la visa de estudiante y yo que le tengo un pavor a la embajada gringa. Estoy vuelta loca tratando de acabar con mi trabajo porque el lindo de mi jefe quiere que le reponga los días que falto para arreglar mis burocracias mientras allá en la universidad de enfrente dan días de licencia nomás porque las niñas bonitas se casan. En fin, prefiero reírme que amargarme. Y pensar que tenía tantos pensamientos lindos esta mañana que hasta canté felizmente en la regadera.. Anyway, I gotta go.

lunes, junio 18

Miscelánea

De sueños mafufos y pesadillas

No me gusta repetir en un día lo que hice el día anterior, como usar los mismos aretes o comer lo mismo que ayer. Creo que mi inconsciente lo sabe y por eso no tengo el mismo sueño dos noches seguidas. Por eso me extrañó que la madrugada del sábado y del domingo tuviese un sueño recurrente. En realidad para mí fue una pesadilla, porque me sentía ansiosa y asustada, además es muy real, sólo hasta que me despierto me doy cuenta que era un sueño. Esto es lo que sucede: estoy dormida y me levanto, al baño o algo así, llevo un camisón de algodón rosa (el cual no tengo en realidad) y me doy cuenta que el foco de la sala está encendido y cuando voy a apagarlo me percato que el portallaves que está en la pared donde obviamente colgamos las llaves no tiene ni mi llavero ni el de Diana. Hasta aquí no big deal, pero la ansiedad me viene por el significado que le doy a ese hecho: Diana y yo tenemos entendido que cuando el llavero de una no está colgado es porque no estamos en casa, entonces en mi sueño entro en una confusión terrible porque no sé qué hago adentro del departamento si mis llaves no están ahí, es decir, yo no debería estar ahí, entonces ¿quién cuernos soy o que hago adentro? La ansiedad se vuelve angustia cuando me doy cuenta que la puerta tiene las dos cerraduras abiertas, entonces jalo un poco la puerta para ver hacia fuera y sólo veo un largo pasillo pintado de verde pistache, con puertas de madera café oscuro y macetas (mi edificio no tiene pasillos, enfrente de mi departamento está la puerta del otro y las escaleras). En eso un par de manos, que no logro ver, tratan de empujar la puerta para entrar y yo con todo el cuerpo opongo resistencia. Me da tanto miedo que me hagan daño que en ese momento me despierto, agitada. No logro descifrar bien el sueño y no entiendo porqué lo tuve dos noches seguidas. En la madrugada de este lunes, cuando me fui a acostar, no pude dormir fácilmente. Estuve dormitando como una hora y me paraba cada 10 minutos porque tenía sueños feos, pesadillas. Odio que pase eso, la verdad es que no me suele pasar. No sé qué tanto hay que me asusta.
****
Esto es de anoche:
Sobre el día del padre, el contacto físico y el ACSI

Hoy fue un día del padre muy particular. No pude estar con mi papá, aunque le llamé temprano para saludarlo y como buen padre, dejó de lado mi “felicidades papaíto” para preguntarme cómo estaba y cómo iba con el trabajo y la mudanza. Otro día del padre sin estar cerca de él, pero con los años he aprendido a lidiar con la distancia que me separa físicamente de mucha gente a la que llevo bien anclada en mi corazón.
Esta vez acompañé a un padre muy especial en mi vida. Fue el primer día del padre de mi amigo Fer, a quien le debía una visita y con quien pasé una tarde muy agradable en compañía de Pilar, su mujer, y su hermosa niña de tres meses, Inés. Con Inés fue algo especial porque me dejó tenerla en mis brazos casi toda la tarde y respondía con balbuceos a mi plática y me regaló muchas sonrisas. Es una niña muy viva, muy atenta a todo lo que pasa a su alrededor e interactúa con las personas con las que está. Me dejó fascinada. A veces me entra el gran anhelo tanto tener un hijo, poder ser madre, pero sé que aún no es mi momento. Creo que los hijos llegan a nuestra vida cuando Dios nos lo dispone.
Este día también fue especial porque sentí mucho el contacto físico de la gente. Fer es taciturno, frío y reservado, pero siempre se guarda un abrazo para mí. Pilar es una mujer maravillosa, muy expresiva y me abrió su corazón y su pensamiento para confiarme tantísimas cosas y despedirme con un cálido abrazo. Ni qué decir de Inés, que con una sonrisa me llenó de lindos sentimientos.
Horas antes, había sufrido un poco en la visita guiada que di hoy en el museo. Empecé con un grupo como de 25 personas que acabó duplicándose, me tocaron salas muy llenas y un concierto en el patio lateral del museo que me retó a subir la voz para no perder la atención del público. Las primeras dos salas fueron muy difíciles porque no sentía muy involucrada a la gente y eso me hizo sentir mal, pero después se armó una química especial en donde logramos generar no una simple exposición a través de la muestra sino un diálogo fascinante. El público no sólo comenzó a hacer muchas preguntas sino que entre ellos comentaban sus ideas que luego compartían conmigo y me pedían que les mostrara más obras de las que generalmente presento en mi recorrido.
Al final la gente se acercó a darme las gracias, esto suele ocurrir, pero en esta ocasión un par de señoras me abrazaron, otras personas me tomaron del brazo o de la mano mientras me daban sus comentarios finales, y un par de niñas que estuvieron a mi lado durante todo el recorrido fueron conmigo a darme un beso de despedida. No cuento esto para darme importancia, sino porque me dejó sorprendida la generosidad y entrega de la gente, y esa a veces necesidad de expresarnos físicamente con el contacto, ir más allá de las palabras. Algo así como dice Gustavo Cerati, esa frase que me gusta tanto: si el lenguaje es otra piel, toquémonos más.
Ah, y digo que no es por darme ínfulas que cuento esto, porque estoy perfectamente consciente de que el buen trabajo que el público reconoce por parte del voluntariado del Museo del Antiguo Colegio de San Ildefonso es un reflejo de la titánica labor que realiza el personal de planta encargado de capacitarnos. Así que, como se los he dicho en persona, todo se lo debemos a la entrega de Jonatan y Magaly, nuestros coordinadores, ante quienes me quito el sombrero. Entonces aprovecho para mi comercial:
Ésta es la última semana de la magna muestra Revelaciones, las artes en América Latina 1492-1820, Antiguo Colegio de San Ildefonso, Justo Sierra 16 en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Cierran los lunes, el martes es entrada libre. Sábados y domingos hay visitas guiadas gratuitas a las 12:30, 14:30 y 16 hrs. La exposición termina el domingo 24 de junio.

Junio 17, 2007
23:06

Por fin entiendo a Sabines


No, no me refiero a TODA la obra de Jaime Sabines, sino a lo que muchos consideran su obra maestra, Los amorosos. Descubrí a Sabines en 1998 gracias a Gaby Castillo con quien intercambiaba libros de poesía. Sabines fue de lo mejorcito que leímos por esa época. Yo no supe qué tan importante era hasta que murió, un año después. Eso fue bueno porque lo descubrí inocentemente y mi interés y admiración por él nacieron de forma auténtica. Por eso nunca tuve empacho en admitir que no me gustaba el poema de Los amorosos e incluso reconocer que era porque no le encontraba sentido a muchas cosas. Y si no le encuentras sentido es porque no te llega, así que Los amorosos nunca me había llegado. Hasta hace poco lo entendí.

Ahora me gusta Los amorosos porque pienso que Sabines quiso decir los amantes. Y me gusta el sustantivo amantes como la forma de llamar a las personas que hacen el amor; esta expresión no me agrada del todo pero su significado me parece muy grande. Quizá no haya amor total de por medio, pero se manifiesta éste en el encuentro. Quizá no haya una respuesta inmediata a un te quiero, pero un abrazo, una caricia, una mirada lo dicen todo y el amante sabe entonces que es una entrega recíproca. Dejo mi amenazante cursilería amelcochada, que sale en los momentos más inoportunos, para darle paso a Jaime Sabines, que escribe mil veces mejor.

LOS AMOROSOS

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.

Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su casa flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara
de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

Jaime Sabines, 1950

(reflexiones en torno a un viernes de madrugada)
Junio 16, 2007
23:58

miércoles, junio 13

A room of one's own


A woman must have money and a room of her own if she is to write fiction.
Eso lo dijo Virgina Woolf en 1929.




Ésta es una foto del cuarto que en dos semanas tengo que desalojar. Para ir a vaya usted saber dónde.
Por el momento yo no tengo imaginación para escribir ficción. No hay nada bueno qué contar, estoy un poco agobiada por los pendientes y profundamente triste/preocupada porque la mamá de una amiga está muy enferma y me duele verla deshecha por la situación.

Por mientras me gustó esa foto y ahí la pongo. Y ya.


martes, junio 12

Trivia

Ah,
también antes de acostarme recordé una estrofa que citaba muy seguido la protagonista de una novela que leí en la secundaria.
Estoy segura que nadie que lea este blog sabrá a qué libro me refiero. Bueno, quizá sí, pero veamos...

Baila bailarina, baila
y haz tu pirueta a ritmo de tu corazón dolorido.
Baila bailarina, baila
no debes olvidar nunca
que el bailarín tiene que hacer su papel.
Una vez dijiste que el amor tenía que esperar su turno,
quería fama en su lugar
y yo digo que eso es asunto tuyo.
Vivimos para aprender
y el amor se ha ido, bailarina, se ha ido.

¿alguien adivina de qué libro es?

Placebo

I'm unclean, a libertine
And every time you vent your spleen
I seem to lose the power of speech
You're slipping slowly from my reach
You grow me like an evergreen
You've never seen the lonely me at all

Canción número 5 del disco de 1998 de Placebo.
Descubrí este disco en 2001 y no dejé de escucharlo durante meses. No soy fan de Placebo, pero con este disco me siento muy identificada. Mi canción favorita es la 8. Tenía más de un año sin escucharlo y ayer en la mañana me desperté con esta letra en mente. En la noche otra vez la canción vino a rondar mi cabeza.

viernes, junio 8

Le petit prince

Mi pasaje favorito


21


Entonces apareció el zorro:
-¡Buenos días! -dijo el zorro.
-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vió nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano -dijo la voz.

-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah, perdón! -dijo el principito.

Pero después de una breve reflexión, añadió:
-¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "
-¿Crear lazos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
-¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.
El zorro pareció intrigado:
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Qué interesante! ¿Y gallinas?
-No.
-Nada es perfecto -suspiró el zorro.

Y después volviendo a su idea:
-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

El zorro se calló y miró un buen rato al principito:
-Por favor... domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no fienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.
-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

El principito volvió al día siguiente.
-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- Y vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zoro- he ganado a causa del color del trigo.

Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo


Antoine de Saint-Exupéry
1943
Para las dos personas de quienes más difícil me es separarme, V y P.

miércoles, junio 6

On the way to the PhD

Así se llamaba un blog que abrí en diciembre del año pasado, pero no me gustó mucho, así que sólo posteé dos cosas y lo cerré. Creo que de pronto este espacio va retomar un poco la idea que tenía cuando abrí ese otro. Espero no hartar demasiado con el tema, pero le sigo dando vueltas a lo de la ida a Arizona, no porque no esté convencida, sino que me enfrento a muchas disyuntivas y a la posibilidad de una oportunidad totalmente nueva, y porque este año me he dedicado a cerrar ciclos como no lo había hecho antes en mi vida. Fernando, mi amigo el economista clásico, me dijo ayer que eso iba en congruencia con el Año Chino del Cerdo, que es año de riqueza, prosperidad, renovación y cierre de ciclos (con el Cerdo se cierra uno de los ciclos del calendario chino); eso según Fer y sus recientes estudios de las creencias chinas.
Hace rato, mientras dejo que mis largos programas de STATA limpien las variables de la encuesta en la que trabajo, pensaba en lo cada vez más a gusto que me siento con esto de empezar el doctorado. Hoy lo ratifiqué porque si algo me quedaba de debilidad al respecto, esa duda se fue hoy. Pienso que a veces la comodidad nos hace adoquinarnos y eso es como empezar a morir. No digo que la comodidad y la estabilidad sean malos per se; me refiero a esa comodidad que te hace detenerte ante la posibilidad de hacer cosas nuevas o de plantearte algún reto. Esa comodidad, creo, se disfraza de temor y te hace detenerte. Y no quiero que esas sean las razones que paralicen para hacer nuevas cosas. La comodidad me quiso hacer creer que era el temor a no poder administrar mi tiempo la razón por la que no aceptaría la chambita ésta con la ONU, pero al final me lancé y hace rato me llamó la jefa del proyecto desde Nueva York y discutimos largo y tendido muy amenamente, tanto que agarré confianza y me dijo que se sorprendía y agradecía mi sinceridad por algunas observaciones que hice al proyecto.
Ah, pero fue más temprano que me acabé de convencer. Tuve una reunión en la mañana, y en un momento salió a la plática lo de mi ida al doctorado. CH, que es como mi segunda jefa, me preguntó que a dónde me iba, y hubieran visto su cara cuando le dije que a Arizona, vi el esfuerzo que hizo para dominar su cara de sorpresa y extrañamiento. Ya sé que no es topten, ya sé que no es California (ja!, ni siquiera apliqué para UC), pero mi programa está bien rankeado y estoy satisfecha con mi decisión. Luego me dijeron "en broma" que mejor no me fuera y que me quedara trabajando con ellos. Creo que ni en broma le dices eso a alguien que aprecias y en cuya capacidad confías. Vaya, que si por eso me voy, para ganar herramientas y poder hacer un trabajo de investigación serio, propositivo y a la vez independiente. Estoy harta de que se vuelen mis ideas o de que no las tomen en cuenta o de tener que enfrentar de pronto características de subempleo.
En fin, que sí hay cosas que me duele dejar aquí, pero ya no siento que pueda ofrecer nada así como estoy, siento que me estoy adoquinando. Y eso me da más miedo. Estoy entusiasmada por lo que viene.

esas cosas curiosas de la interné...

que si quieres publicar en buenas revistas no uses Office 2007; eso dice este artículo (cuando armemos el Journal of Loser Economists trataremos de estar a la vanguardia)

y que ojo por si te cachan en el Google Earth, porque te ven hasta los calzones (la nota y la foto aquí)

PD1. Escuchen la canción Colorado, de Fussible (Colectivo Nortec) del Tijuana Sessions Volumen 3, que es rebuena. Tenía casi un mes sin escuchar música y ayer después de que hablé con Jaime que ahora vive en Tijuana me puse a oír Nortec en su honor.

PD2. Me pone triste el "otra vez la burra al trigo" de ETA. No sé si les valdría la pena replantearse la lucha vasca por una vía alterna al terrorismo; para qué tanto ruido con el alto al fuego "definitivo" del año pasado si no.

martes, junio 5

la vida es una tómbola

no, no es que no tenga nada qué hacer, todo lo contrario, pero no hay nadie por acá con quien hablar y llevo todo el día en medio del trajín y escribir aquí 5 minutos me despeja un poco.
La cosa es que aún con los pendientes resulta que me llevo sorpresa tras sorpresa con todo mundo, desde amores que van y vienen, hasta amigos que desaparecen de pronto y regresan con herencias millonarias y cambios de vida de 180°. Demasiadas cosas para un solo día y sin comer. Lo único que necesito es un abrazo. Ese abrazo que sé me protege y me reconforta y que me recuerda que todo saldrá bien. Nada más.

Update: sí, claro y yo que me quejaba del calor... me quejaba porque ya no estoy acostumbrada y veo que será difícil habituarme al desierto de Arizona. Bueno, pues decía que me quejaba y para que se me quite lo mula, Dios me castigó y se acaba de venir una tormenta en este bendito cerro. Claro, esa lluvia tan oportuna a las 8pm a punto de salir a casa.

Neruda (poema 10 -fragmento-)

Entonces ¿dónde estabas?
¿entre qué gente?
¿diciendo qué palabras?
¿Por qué se me vendrá el amor de golpe,
cuanto me siento triste y te siento lejana?

miscelánea

Escribo para ver si se me baja un poco la euforia. Debo entregar un informe importante mañana y ni siquiera he comenzado. En el ínter se meten a mi cabeza ideas que amenazan con ponerme triste pero no les hago caso, digo que ahorita no es momento, aunque siento cómo se estruja mi corazón, literalmente.
***
Odio el sistema bancario de este país, el servicio es pésimo y los costos son altos y no reflejan la calidad de la atención que recibimos. Esto lo discutí muchas veces con Luciana, que dice que los bancos son lo peor de México, y con D, para quien la competencia bancaria es una patraña, algo con lo que estoy bastante de acuerdo, pero justifico argumentando que la situación de competencia se va dando paulatinamente. Sin embargo, no es razón para que sean tan caros e ineficientes sus servicios; los bancos operan en medio de un absurdo impresionante, y lo único que quería era una copia de mi estado de cuenta que no llegó. En fin.
En contraparte, me encanta Javier Solórzano, está haciéndole una entrevista a Ugo Pipitone, y ¡oh Dios!, tan guapo él. Me los encontré mientras iba corriendo por un café y a recoger un fax al conmutador porque para mi bendita suerte el de mi división no sirve. Y claro, yo en mis fachas.
Y luego este calor, qué impresión. Si mal no recuerdo, en la primavera de 1998 se rompió el récord histórico en los últimos 20 años de altas temperaturas, algo así. Y el récord era de 30°C. Bien, pues nos estamos asando en esta ciudad. Sábado, domingo y lunes alcanzamos de nuevo esa temperatura. Y yo que sudo horrores. Y mis ventanas que son una burla, no entra el aire, sólo pasan los pequeños insectos que llegan a dar vueltas alrededor del foco. No puedo dormir por el calor y como ya me voy ni para qué invertir en un abanico (sí, pues, ventilador). Lo único bueno de todo esto es que mi insomnio es productivo: trabajo hasta las 3am haciendo matemáticas. Y por el calor me levanto temprano y puedo llevar el día normal, como si nada. Ah, claro, pero tengo que trabajar. Sí, mi informe. Mejor regreso a mis tareas antes de que me dé sueño ahora sí.

lunes, junio 4

...

Difícil escribir en este momento. Me he hecho una mujer muy ocupada en parte para no pensar demasiado en cosas que me apachurren el ánimo. No, es mentira, no lo hice a propósito, pero como que todo fue ocurriendo así. La verdad no quisiera escribir porque eso me obliga a tratar un tema que será persistente estos días: es mi último mes aquí. Sí, lo sé, no big deal, pero me está pesando.

El sábado fue un buen día, me invitaron a dar un recorrido en el museo para los nuevos voluntarios y fue una experiencia muy comprometedora que me hizo aprender mucho; lo único malo es que me puse muy nerviosa y hasta cierto punto insegura... creo que pude haberlo hecho mejor y lo lamento... Pero bueno, después de eso me llevé una grata sorpresa.
Tuve un encuentro de esos lindos. Fui a hablar con J, mi coordinador, para avisarle que éste será mi último mes en el museo. Le conté lo de la beca y la universidad y yo nada más sentía la tristeza que me daba al decirle esto, y un dejo de temor porque sé que me estoy yendo con menos de un año de laborar con ellos. J no se esperaba esta noticia, pero a pesar de todo fue amable y generoso conmigo. Hacía tiempo que alguien no me decía cosas que me hicieran sentir tan bien, en el sentido de la decisión que estoy tomando y el no temer al futuro. Me sorprendió sobre todo porque tenemos poco de conocernos y no habíamos interactuado mucho. Afortunadamente he contado con personas que me apoyan y cuyo cariño siento y agradezco de corazón, pero J me dejó muchas cosas buenas con nuestra charla del sábado. En particular traigo en la cabeza eso que me dijo de “si hace tres años me hubieran dicho que estaría aquí, no lo hubiera creído"; fue como si me dijera "no te predispongas, no sabes lo que puede pasar, pero lo que sea, será lo mejor”; suena de lo más común, pero para mí significó mucho; me recordó varios pasajes que me gustan de la historia de Demian, de Hesse, y también me dio fuerzas para no tenerle miedo a lo que viene por delante, sino mejor seguir, aprender, vivir y dejarme sorprender. Quizá J no sabe lo mucho que dejó en mí, pero se lo agradezco enormemente. Es una gran persona.
Salí del museo y me sentí ligerita ligerita de alma. En todo lo que va del año cuando salgo del museo me da un poquito de tristeza porque antes de enero, las ideas al museo acababan en una cita para ir a comer, con esa grata compañía que hoy no tengo. Sin embargo, este sábado me sentía casi plena. Caminé hacia Madero y resultó que estaba la calle cerrada. El centro de la ciudad nunca deja de sorprenderme. En todo este tiempo ninguna ida al centro histórico ha sido igual a otra. Si no es un concierto, es una manifestación, una asamblea, un campamento, filman una película, hay un desfile, etc., etc., etc. El sábado sucedió que varias alcantarillas explotaron. Todo un caso. Tuve que cambiar de camino y, justo debajo de los arcos, rumbo a 16 de septiembre me percaté de que estaban arreando la bandera. Hace tiempo que dejé los nacionalismos, pero la ceremonia de los honores a la bandera aún me sigue gustando. Así que me quedé a ver el trajín de los más de diez soldados intentando lidiar con el lábaro ése inmenso y resulta que estaban desenredándola. Me pareció divertido y me puse de buen humor. Me agarré entonces a caminar por el centro por alrededor de dos horas. Hacía rato que no lo hacía.
El día estaba bien lindo. Zigzagueé por varias calles pensando que siempre he ido al centro con gente muy querida, tengo muy buenos recuerdos. Desde mi primer recuerdo en el zócalo a los 8 años de edad (y que me compraron mi primer paraguas en la calle de Moneda); las visitas estudiantiles con mis amigas de la prepa; las idas de compras con Sonia y con Gaby para revender cosas y ahorrar el excedente para nuestro viaje a Europa; los conciertos masivos a los que fui con mis padres, Vicente o ese banda tan buena que se armó la vez del Virreyes y de Manu Chao; las caminatas con Fer, Gonzalo y Tito, entrañables amigos; las muchas calles recorridas con él, incluyendo nuestro último paseo una noche a mediados de diciembre de 2006, donde me puse junto con los niños a recolectar algodón de azúcar que escapaba volando de los puestos; y así y así, hasta llegar a una noche de febrero donde lo mejor que recuerdo fue que pasamos por un cono del McDonald’s y alargamos el momento caminando hasta la estación del metro Juárez.
Caminé finalmente hasta el Teatro de la Ciudad en Donceles para comprar los boletos para el ballet. De regreso a Eje Central por Madero me sentía sumamente feliz, consciente de ser feliz, algo que no pasa muy a menudo (la última vez que me preguntaron si era feliz, hace un mes, lo guardo como un recuerdo rudo y triste). Entonces me invadió un sentimiento enorme de algo así parecido a la tristeza, pero sin serlo, este sentir de darme cuenta que me estaba despidiendo de esta parte de la ciudad, de un mosaico de recuerdos de diez años de mi vida. Estuve a punto de llorar, pero no me gusta hacerlo en público y me aguanté. Así vislumbré la Torre Latinoamericana y volví a alegrarme: ése fue el primer sitio que visité en julio de 1997 cuando a los 15 años me mudé al Distrito Federal. Ahora sé dónde será mi despedida.

viernes, junio 1

Hora de partir

En el fondo, me agrada la idea de saber que todo se acomoda poco a poco, que todo tuvo su razón de ser y que, al final, todos estamos bien. Sobrevivimos, algunos mejor que otros, pero estamos, seguimos.
Tranquilidad (con un ligerito escozor, lo admito).

hoy

Por más que lo intente me es muy difícil no preocuparme por los demás. No me malentiendan, no soy la madre Teresa reencarnada, es sólo que hay gente que guardo celosamente en el corazón y quisiera que nunca nunca les pase algo malo. Una vez un grafólogo interpretó mi firma y le atinó a muchas cosas, era un tipo que no me conocía y, según él, mi firma mostraba que si pudiera, pondría a toda la gente que quiero en una cajita de cristal para protegerlos. Soy aprehensiva y sobreprotectora; me gusta que los demás estén bien. Por desgracia, eso no quita que haya hecho daño en ocasiones y que me haya equivocado estrepitosamente. Así que es verdad eso de que las personas que más amamos son las que más nos lastiman. En fin. Escribo esto porque mi corazón me estruja y ya no sé si es el pasado, el presente o la incertidumbre del futuro. La cosa es que se me está apachurrando un poquito el ánimo y por eso escribo, cuando de verdad me gustaría hablar de cosas más amenas, y nomás no dejo de decir pavadas... que de todos modos son ciertas.

Bluff
Hoy en la mañana fui a una discusión de un documento sobre empresas familiares. Estaba que me jalaba los pelos de la desesperación porque el trabajo metodológicamente era bastante deficiente y tenía serios errores en la definición de sus objetivos y la delimitación del tema. Lo peor es que se escudaban con que era un informe de diagnóstico y casi casi que ellos eran los pioneros en este tipo de estudios... bluff... ERROR. Cómo podemos llegar a ser tan cortos de miras. Y cómo podemos creernos sólo lo que queremos ver y lo que queremos creer. Quedé de mandar mis comentarios y algo de bibliografía. No quiero ser la pesada, pero si algo ando haciendo mal, creo que me gustaría saberlo. Mhmm... vaya, supongo que es probable entonces que reciba comentarios para este post...

P.D. nótese el uso de los puntos suspensivos... procuro evitarlos y ahora proliferaron aquí descaradamente.