Una de las mejores materias que llevé en la licenciatura fue la de Economía Pública. De esa clase recuerdo muchas cosas, como que el primer día me traumé porque no sabía que VC iba a ser nuestro profesor y justo al final del curso de Micro del semestre anterior me había puesto de tiranetas a decirle que sus exámenes y su manera de calificar eran lo más antipedagógico del mundo (¿¡?!), que fue un martes por la mañana cuando sonó el celular de F interrumpiendo al prof y así fue como nos enteramos que habían chocado dos aviones en las torres gemelas del WTC en NY, que el laboratorista de la clase era un cuate que traía sus intenciones conmigo pero yo nomás no le hacía caso así que en represalia siempre me pasaba al pizarrón a resolver la tarea (al final acabó andando con otra de mis compañeras y duraron un chorro :), que me entusiasmé cantidad con la clase y con cada tema nuevo se me ocurría un nuevo tema de tesis, que al final del curso amé la microeconomía y agradecí a todos los cielos que VC fuera mi prof, etc. De esto último, VC me podía poner los pelos de punta por la manera en la que llegaba a generar conflictos morales con sus preguntas y la forma a veces tan fría e indiferente de plantear los problemas (Chicago Boy, al fin y al cabo), como la vez que discutimos sobre la mejor metodología para cuantificar el valor monetario de una vida (y sí, el secuestro puede ser una de ellas :| ).
Uno de esos ejercicios que sacaba de vez en cuando fue ése sobre el robo. Habíamos estado viendo de nuevo los teoremas del bienestar y esas cosas. La cuestión era que si siendo el robo una reasignación de recursos en donde los que tienen menos les quitan a los que tienen más, es entonces éste un mecanismo eficiente, al ser la misma sociedad la que organiza la repartición de bienes sin necesidad de la intervención de un tercero (gobierno o dictador benevolente de su preferencia). Mientras unos se clavaban con cuestiones de ética y justicia social á la Robin Hood, otros usaban el mismo argumento con palabrería técnica más rimbombante y otros cuestionaban el supuesto inicial pues no necesariamente los más pobres les roban a los más ricos, etc. Para no hacer el cuento más largo, nadie llegó a la respuesta correcta que, como en ese entonces economistas en formación, se esperaba de nosotros. El argumento de eficiencia es éste: el robo como mecanismo de asignación es ineficiente porque lo único que hace es repartir el mismo pastel en diferentes rebanadas, mientras que si todos los ladrones dedicaran sus horas de robo en un trabajo que implicara actividades productivas, el pastel se haría más grande y aún manteniéndose los mismos estándares de distribución, todos los agentes estarían mejor que en su estado inicial (claro, esto bajo un montón de supuestos, empezando por el cetearis paribus, y porque ahora empiezo a dudar que sea ésta una mejora de Pareto, pero bueno).
En fin, tanta verborrea nomás para venir a quejarme de Ticketmaster y su sistema nefastísimo de venta y reventa de boletos del mal que es la peor patraña con la que me he topado en mucho tiempo. Resulta que me estaba animando a lanzarme a ver a Radiohead a California a finales de agosto, jugándome no sólo las críticas de ¡uy, ni sabe si pasó el examen y todavía se salta la primera semana de clases! sino también mi estabilidad financiera, pero dije, nel pues ya qué, sólo se vive una vez, yo lo valgo, y todas esas cosas cuando uno se quiere convencer de la racionalidad que hay en decisiones cuasi-impulsivas como ésas. Total que checo muy mona que todavía quedan boletos para un par de fechas y que según Ticketmaster estaban entre 30-50USD y yo feliz, ya me veía coreándole a Thom Yorke. Así que ya dispuesta a comprar mi boleto, entro confiadísima a la página porque en todos lados dicen que aún hay boletos disponibles pero nomás no, que en Ticketmaster ya no hay, que muchas gracias por participar, que mejor suerte pa la próxima, PERO que chance en su compañía filial o subsidiaria o como se diga, chance ahí sí encuentre. Entonces ahí voy y es como me topo con TicketsNow, que sí tiene boletos, pero por lo que entendí (y disculpe ud mi ignorancia y torpeza si es que entendí mal pero con el coraje ni ganas de ponerme a investigar) y por lo que vi ahí, hay boletos PERO EN REVENTA. De veras, que no jodan.
Que la reventa existe en todos lados, sí pues; que en eBay también y las subastas y el mejor postor y la manga del muerto, dale, sí; pero ¿un sitio de reventa organizado por los mismos que venden los boletos (que dicho sea de paso, son tan hipócritas que limitan la venta de boletos a 2 por ¿hogar?)? Eso sí me pareció una reverenda tomadura de pelo, porque además tienen la desfachatez de cobrar $24.15 USD adicionales por el servicio (una vez incluído el sobreprecio del boleto).
Sí, ya sé que el mercado y toda esa historia de la oferta y la demanda, pero hoy por hoy no deja de parecerme algo ineficiente, poco ético e improductivo. Todos esos revendedores deberían estar trabajando para que haya más conciertos de Radiohead en el mundo, incluído el cucho pueblo donde vivo.
Por lo pronto la misión jugársela a ser groupie de Radiohead está en peligro de ser abortada, a menos que el dinero me caiga del cielo, Ticketmaster libere boletos de última hora en los días por venir, o que Yorke y compañía se den cuenta que se mueren por conocer el desierto y abran nuevas fechas y toquen por acá... ajá... Mucho me temo que tendré que apelar a la generosidad de Obiwan para que compre memorabilia del concierto cuando él los vea en octubre (qué envidia, caray).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario