sábado, abril 19

Aniversario

27 años, 32 años si cuentan los 6 que estuvieron de novios. Le pregunto a mi papá qué se siente. Después de aventarse 3 bromas al hilo, que me tienen tirada de la risa, insisto. Es como si hubiese sido ayer, o la semana pasada; no puedo recordar detalle a detalle todo, pero así se siente, el tiempo pasa bien rápido. Se me estruja el corazón, sonrío, sus palabras me suenan tan cálidas. Le digo que por viejo se me vuelve cursi, no lo pintes tan fácil, digo medio en broma medio en serio; se ríe y me dice que no, que claro que es una chinga, pero para que las cosas salgan bien uno tiene que echarle ganas.
Mis padres y mis abuelos maternos son el mejor ejemplo que tengo de lo que me gustaría formar en un matrimonio, podría decir que de ellos he aprendido casi todo sobre cómo se desenvuelve el ser humano en pareja. Observándolos a ellos me di cuenta la importancia de entregarse completamente, abnegarse, ser uno sin dejar de ser dos, formar un equipo. En mi familia y a mi alrededor he visto matrimonios por conveniencia, matrimonios de fachada, matrimonios de facto y divorcios; pero ellos siguen ahí, como prueba de que con amor, voluntad y libertad, dos seres pueden hacer vida en común y traer vida a este mundo y hacer de todo ello una experiencia plena y extraordinaria.

Creo profundamente en el amor romántico, pero sé que la vida no puede vivirse en un estado de enamoramiento perpetuo. La vida real es más dura allá afuera, afuera del universo paralelo en donde viven los amantes. Estar unidos y enfrentar al mundo implica ser capaces de formar un equipo en donde se requiere que el amor vaya de la mano del sentido común y mucha fuerza para sobrevivir a un montón de vicios, preconcepciones, egoísmos, demonios internos, tabúes, et ceateris, así como a todas esas pequeñas piedritas de la convivencia del día a día, desde bajar la tapa del excusado, comprar helado de fresa en vez del de chocolate, elegir el color del coche, llamar para avisar que no llegas a dormir.

¿De qué depende esto? No lo sé, yo creo que no hay receta. Hay quienes dicen que tiene que ser alguien muy parecido a ti, o a tu medio para que las cosas funcionen, para que se entiendan. Una de mis exjefas decía que lo mejor era estar con alguien que haga lo mismo que tú, para que tengan las mismas metas también, por ejemplo. Sospecho que es una cuestión más profunda. Mis padres, creo, no podrían ser más distintos entre sí: una del norte, el otro del sur, de medios familiares totalmente opuestos, con carreras sin relación alguna, con formas de ser muy distintas, con signos del zodiaco sin compatibilidad, es más, mi papá nunca ha sabido qué tipo de ropa le gustaría a mi mamá o algo así, nunca-nunca le atina a los regalos. Pero encontraron su punto de unión, una forma de entenderse que sólo ellos comparten y una lealtad y entrega que supera con creces todos los malos momentos o las asperezas que sus diferencias puedan generar.

Hace tiempo leí que las personas somos tan distintas que prácticamente somos incompatibles, que en general, sólo el 30% de las características de nuestro ser es compatible con los demás. El éxito de las relaciones fructíferas radica entonces, supuestamente, en sacar ventaja de ese 30% en común y aprender a lidiar con el otro 70%. Quizá se trate de eso, quién sabe.

***


Nos conocimos hace muchos años. Ambos decíamos -entonces- que no creíamos en el amor y a veces hablábamos tormentosamente sobre ello. Un día le dije que lo peor era la asimetría y que ahí estaba el problema, el no ser correspondido completamente: la asimetría de la información, la falta de reciprocidad en los sentimientos. Él es matemático y dijo que era lo contrario, que lo natural es ser asimétricos, y me dio muchos ejemplos y luego me habló de la teoría del caos, una de sus especialidades. Yo quedé muy triste y me dijo “¿ves? Todavía crees en el amor romántico”. Sí, pero él estaba equivocado.
Hace poco, una de estas mañanas de sobresalto, recordé aquel verano en el que estuve lejos cuando me topé con un libro sobre geometría fractal: los fractales pueden generarse de muchas formas, una de ellas a partir de procesos estocásticos simulando patrones caóticos. La geometría fractal es lo que en realidad abunda en la naturaleza, y sorprendentemente, aunque parezca asimétrico, el resultado final da la impresión de simetría, ¡porque lo es! (scale symmetry). Hace mucho tiempo que no veo ni hablo con JCR, pero algún día me gustaría llevarle mi mensaje de esperanza al respecto. Sé que se va a sonreír y me dirá que no tengo remedio, y pedirá por mí, porque dice que hasta que no te rompan el corazón, no habrás amado de verdad. Yo no quiero creerle. Cada quien va armando sus teorías. Creo en el amor y creo en las simetrías, aunque a veces sólo se puedan apreciar de lejos.

1 comentario:

P.Azah dijo...

Te diría que no creo en el amor, pero no es cierto... lo siento tan fuerte que por momentos creo que me está matando... me da miedo pensar que tuve un 30% como ningún otro... y que nada más por un 70 todo se fue al diablo...