miércoles, abril 9

.

Hacía mucho que no pasaba, pero recientemente me regalaron una caja de chocolates, esas grandes bonitas, de surtido rico, cuya selección, además, se tomaron la molestia de elegir especialmente para mí. Ya de vuelta en casa, me sentía como Forrest Gump, dejándome sorprender por cada chocolatito que iba eligiendo, lo cual, decía él, es como la vida: nunca sabes lo que te va a tocar.
Hace ratito pensaba que también cada vez me convenzo más de que casi todo en la vida es como andar en bicicleta: lo difícil es al principio, lo difícil es empezar, pero una vez que agarras vuelo, ya no hay quien te pare (o bueno, sí, pero hay que ponerse buzo).

No hay comentarios.: