domingo, febrero 28

la insoportable levedad del domingo

lo malo de pasar un buen fin de semana es cuando acaba a principios de la tarde y el silencio y la ausencia se vuelcan y llenan todo recoveco del domingo por la noche
a melancolía y nostalgia, a eso me saben las tardesnoches de domingos así

jueves, febrero 25

Yoshimi battles the pink robots, pt. 2

Me choca el café con saborizante, es puro dulce exagerado que ni sabe a lo que dice saber. Me gusta el café que dice que es tostado francés. Por eso voy a ese lugar por mi french roast y hoy se equivocaron, al parecer y me dieron algo que sabe a madres, puaj. Ya voy para un mes sin fumar pero mi cuerpo me pide algo así que he vuelto a dosis más altas de cafeína: dos tazas al día. No me gustan mucho las cosas definitivas, pero espero que mi asueto del cigarro dure mucho mucho tiempo, mi único motivo para una tregua de todos modos sería mi fabulosa semana de spring break, la cual como es tradición espero con ansias no por las vacaciones sino por el hecho de que es una semana sin trabajo y sin clases dedicada de lleno a hacer investigación. Finales de marzo siempre es época de deadlines para papers y mi asesor cortésmente dejó entrever que para ser un trabajo "preliminar" iba por buen camino, yo creyendo que ya hasta tenía algo de potencial para publicación :(


Me gusta regresar a casa en bicicleta por la noche, me gusta ir descubriendo los olores de las casas en la noche, mi favorito es el olor a suavizante de telas de la gente que mete la ropa en la secadora, aunque en mi calle en ocasiones he logrado identificar un cierto olor a incienso o a copal. Generalmente me choca que las calles estén tan oscuras, pero si es noche de luna llena y está despejado y se ven las estrellas es una grata sensación. A veces pienso que en una de ésas voy a salir volando con todo y bici, como el chavito en la peli de E.T.


Sí, uno crece y cambia y madura, o debería de hacerlo, aprende, lastima, lo lastiman, cae y vuelve a levantarse y todo eso, confía y desconfía, uno no es el mismo pero puede volver a creer, y la cuestión es que a pesar de todo me gusta pensar que cuando me enamoro lo hago con la misma ilusión y entrega de una adolescente. Espero que a pesar de todo nunca pierda esa capacidad de no tener miedo a hacer tonterías, que nunca deje de sentir mariposas en el estómago ni de ruborizarme y sonreír con todas estas ganas. He visto a mucha gente enamorada después de muchos años juntos y quisiera decir que sobre todo he visto así a mis padres, pero como alguna vez comenté, ellos tienen una dinámica muy suya y Andrés no es muy afecto a demostraciones amorosas en público. Cuando pienso en esto de la capacidad de enamorarse así todo lindo y cursi pero real me acuerdo mucho de la señora Conchita, la señora que hacía la limpieza en la oficina donde trabajaba para los peruanos. Ella hablaba de su esposo con tanto tanto amor y admiración e ilusión y ganas que uno le podía ver los corazoncitos revoloteando en su cabeza. Lo mejor de todo es que era un sentimiento tan mutuo. Su esposo trabajaba como taxista y a veces nos hacía el paro en la oficina o nomás se daba sus vueltas para ver a Conchita a la hora de la comida. Pocas veces he visto a gente con ese sentimiento de paz y felicidad para con la vida, gente satisfecha y feliz con lo que tiene y orgullosa de la familia que han formado y de las satisfacciones que la convivencia diaria les genera. Yo no tengo la más remota idea de qué será de mí en los años por venir, pero pase lo que pase y haga lo que haga, quiero tener la oportunidad de sentirme un día así. Y sí, escribo esto en un break de mi trabajo cuando en vez de tratar de justificar ciertas políticas antimigratorias me he clavado diciendo que los efectos reales de la inmigración son ambiguos y dependen del contexto :)


OK, lo siento, yo no quería pero me caen mal estos spams y por lo pronto me veo obligada a pedir la verificación de palabra. Una lata, lo sé, pero como suele suceder, pagan justos por pecadores (la exagerada y unos cuantos).

martes, febrero 23

de expresidentes, Beirut, y pájaros voladores

Dediqué tres días enteros a mi tarea de tópicos selectos de econometría. Este año el tópico elegido es problemas de identificación. Cuando uno se pone a verlo de cerca, toma sentido todo este asunto de que el origen de estos temas sea básicamente una cuestión filosófica. Pa variar, con tantas vueltas al problema de identificación, yo acabé con crisis de identidad. Llegué tarde a clase porque mientras pasaba en limpio mi tarea se me ocurrió que bajo ciertos supuestos, que por alguna extraña razón encontré justificables, la restricción era comprobable y todo salía bien bonito. Entré al salón cuando explicaban porqué eso no era posible. Se apachurra el ánimo cuando en dos minutos te das cuenta que tres días de tu vida se fueron a la basura. Sí, quizá exagero, quizá no es para tanto, pero ¿qué le voy a hacer si me desespero?

Descubrí a Beirut hace unos días por una casualidad bien tonta. No sé cómo pude vivir todos estos años sin escucharlos. Me gusta todo lo que hacen, pero en particular me parece maravilloso el EP de Elephant Gun, la canción homónima fue amor a primera oída para mí, ésa y Postcards from Italy y The Gulag Orkestar y quizá casi todas. Admiro a Zach Condon. Obviamente bajé los discos de internet, en primer lugar porque soy pobre y en segundo porque comprar discos es de las cosas que sólo me gusta hacer en persona (eso suena a excusa chafa pero es cierto). De todos modos cuando encuentre los discos los voy a comprar. Y espero de todo corazón que en una de ésas el universo conspire a mi favor y visiten mi pueblito pichurriento. Fin de mi statement.

Algún día tenía que decirlo públicamente. Uno de mis héroes personales o algo así es Ernesto Zedillo Ponce de León, expresidente de México. Sí, critíqueme, patalee, diga lo que quiera; es cierto. Mis tres razones, en ese orden: 1. En su gobierno se implementó el innovador Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA), que no sólo fue una herramienta eficiente para el combate a la pobreza en su momento (nótese mi uso del tiempo pasado, aunque dejo en parte el beneficio de la duda sobre su desempeño actual), sino por su contribución como objeto de estudio en círculos académicos (Zzzz...) ; 2. La eficacia de su gobierno ante la crisis de 1994-1995 (sí, ya sé que es el peor de los argumentos, pero si uno hurga tantito, las alternativas entonces auguraban un desenlace casi catastrófico, y la verdad es que nuestro aterrizaje forzoso fue mucho más suave de lo que se podría haber diagnosticado); y 3. su papel en la "transición democrática" en México (lo pongo entrecomillado porque creo que la democracia es algo mucho más serio que el simple cambio del partido en el poder, y tampoco le doy todo el crédito 100% a él, creo que definitivamente José Woldenberg y su equipo en el IFE que hicieron en ese entonces la institución que más confianza generaba en los ciudadanos son los que merecen el verdadero reconocimiento, pero supongo que como buen priísta pudo haberse montado en su silla y darle continuidad a las prácticas con tradición de más de setenta años; claro que luego viene Salinas de Gortari con sus libros de chismes de estado a lavarse las manos diciendo que todo fue plan con maña, que la sucesión presidencial ya estaba arreglada y negociada con el PAN y que Zedillo es un traidor y todo eso, pero pues entre tanto cochinero ¿a quién creerle?). Y bueno, supongo que es también el hecho de que aunque yo me hice de la costumbre de leer el periódico desde muy niña, no fue sino hasta 1994 que seguía las noticias muy de cerca y no era para menos. Teníamos un levantamiento armado que yo temía que acabara en guerra, y además lidereado por un tampiqueño, según decían; tuvimos un montón de asesinatos políticos, uno incluso con cadáver sembrado y médium de por medio (y sin vela muy directa en el entierro, un implicado de fondo con quien coincidía en apellido, razón por la que uno de mis apodos hasta la fecha sigue siendo Srita. CórdobaMontoya), mis padres se compraron un coche nuevecito de agencia, yo festejaba el TLC porque ahora podíamos encontrar porquerías gringas en el súper, y había descubierto que me gustaban las matemáticas lo suficiente como para replantearme mi elección de estudiar leyes y cambiar a economía. Sí, mediados de los años noventa y yo por terminar la secundaria. La crisis pegó dura en mi familia, mis padres temían perder la casa, el coche y sacarme de esa escuela a pesar de mi beca. No pasó nada de eso pero no la tuvimos fácil. Yo seguía la noticia de cerca y las negociaciones de la deuda y el apoyo de Estados Unidos para aminorar los efectos de la crisis. Y Zedillo estaba ahí y decían que se había graduado de economía en tan sólo tres años en el Poli y luego que le había ido súper bien en Yale y todo eso. Para entonces por razones ajenas a eso yo decidí estudiar economía también. Un mes después de entrar al cide en 1999, Zedillo fue el invitado de honor para la celebración de los 25 años, yo estaba en la valla que se formó para escoltarlo hacia el edificio Santa Fe, donde parte de su discurso fue la cita citable del día siguiente en El Financiero "Alumnos y maestros del CIDE, ahora pueden decir que miran desde arriba a los de la Ibero" (haciendo alusión a que éramos mejores que la ibero y que además estábamos en el cerro de arriba --sobra decir que simplemente no creo que haya punto de comparación entre las dos instituciones porque para empezar son bastante diferentes). Se rumoraba que al término de su sexenio se iría de profesor al cide, pero finalmente acabó yéndose de asesor a la ONU, entre otro diverso número de cargos. Ah, otra cosa por la que me cae bien: es el único expresidente mexicano que ha renunciado a su pensión vitalicia. Pero bueno, después de toda esta apología quiero decir que lo que más me ha quedado grabado de alguna declaración suya ha sido algo negativo que siempre tengo en mente cuando pienso que estoy perdiendo el equilibrio. Una vez le preguntaron cuál era su autor favorito, y Zedillo reconoció que desde que era estudiante de doctorado básicamente no había leído nada que no fuese técnico o en relación a su trabajo, pero que recordaba que Gabriel García Márquez le parecía bueno. Desde entonces me hice prometer que nunca llegaría a esos extremos, que nunca dejaría que me clavara tanto como para sólo hacer una cosa en mi vida, como para renunciar a la literatura (más aún cuando poquito después leí a Mauricio Tenorio diciendo que uno tenía que leer poesía, mucha poesía --sí, cliché, que lo dice mucha gente, pero no tan bonito y tan convincentemente como Mauricio). Creo que me desbalanceo bastante de vez en cuando, pero en la medida de lo posible he tratado de no centrar mi vida en las cosas del trabajo, y de tener a la mano siempre un libro de lo que sea, aunque últimamente me he clavado mucho en cómics y novelas gráficas. Circunstancias, circunstancias. De forma paralela también he tenido como una meta personal escribir bien. Eso ha sido un casi trauma de mi niñez gracias a mi madre que es maestra (que por alguna razón se puso estricta conmigo y con mi hermano no). Además de mi mamá que obviamente sembró la semillita y sentó las bases de una buena redacción, en el camino las revisiones a los textos de Fernando y P, las muchas correcciones de mi grupo de trabajo de Pamal Navil, y las varias noches y el montón de discusiones sobre edición y estilo que he tenido con D han sido determinantes. Y aún así, parece que todo lo que uno cree conocer nunca es suficiente cuando tiene que revisar algo propio, y entonces es como volver a empezar. Claro que uno sigue teniendo cantidad de vicios (el mío, el más inevitable, es mi necedad de usar oraciones largas largas y el abuso de oraciones subordinadas por todos lados, como ud puede deducir después de leer mis peroratas), pero después de admirarlo tanto por tantos años, señor expresidente, lo que más recuerdo de ud es el detalle de porque no lo admiro tanto tanto...
(PD. no, tampoco estoy tan ciega ni tan tonta respecto a Zedillo y mucho de su desempeño en el sexenio, pero digamos que sí me genera algo de empatía)

En fin.
Sean felices, tengan días buenos :)

domingo, febrero 21

topes

suena obvio, pero creo que recién entiendo eso de salir de la zona de comfort; tiene sus recompensas, sí, pero no es fácil ni cómodo y, aún con toda la buena voluntad, tiene sus ratos en los que se sufre más que un poco

lunes, febrero 15

The quote of the day, y otras historias

"Wanting to be someone else is a waste of the person you are."
- Kurt Cobain.

***

Recuerdo vívidamente esa primera vez. Tenía 7 años y no había quién cuidara de mí aquella tarde en que como tantas otras toda mi familia estaba en el hospital y Andrés tenía que dar clase en el Tecnológico. Generalmente mi papá nos dejaba en el hospital mientras había gente esperando pasar en la hora de visita y ahí nos la vivíamos hasta que alguien nos diera aventón o Andrés saliera del trabajo y pasara a ver a mi mamá para regresarnos los tres juntos; después mi abuela llegó a vivir con nosotros "para echarnos la mano" y se acabó el relajito de con quién dejarnos. Pero esta tarde por alguna razón yo estaba sólo con Andrés, mi hermano sabríadiosdónde y yo tenía "mucha tarea" qué hacer y mi papá el salón lleno de universitarios. Así que me dejó en la biblioteca, me buscó un escritorio cerquita de una ventana que daba a uno de esos patios que entonces yo consideraba enormes y me repitió un montón de veces que no me moviera de ahí. ¡Yo cómo me iba a ir de ahí si estaba fascinada! No sólo me sentía como gente grande a pesar de estar llenando mi cuadernos de planas y series de dos en dos hasta el dos mil, sino que tenía un escritorio para mí, a pesar de estar sólo separado por dos páneles de los escritorios a los lados, y estaba ese olor a libro guardado y un bullicio moderado que desde entonces encuentro tranquilizador. No me parece que en Tampico haya una biblioteca decente, pero la del Tec de Madero fue la primera que visité en mi vida y guardo gratos recuerdos de ese lugar. La segunda en la que estuve fue la del edificio de Pemex en César López de Lara, ya cuando estaba en secundaria y que yo empezaba a leer. Andrés fue un lector ávido de joven y empezaba a hablarme de libros que no podía comprarme (no sólo por la cuestión monetaria sino porque, eso sí, no hay una sola librería decente en Tampico ni su zona conurbada) pero que encontraba en la biblioteca y me llevaba, a veces sin siquiera cuestionarse si eran apropiados para mi edad (e.g. Los tontos mueren, de Mario Puzo). Mi papá nunca fue de llevarme a su trabajo y yo sólo llegaba a la biblioteca cuando él volvía a la oficina en las tardes. Me quedaba en el frío sótano revisando el viejo catálogo kárdex y sacaba mi listita que entregaba a la bibliotecaria, una mujer mayor que nunca correspondía del todo a mis intentos de hacer plática. Andrés bajaba por mí dos horas más tarde para firmar la libreta de préstamos. Salvo esa excepción y mi semestre en York University no me gusta mucho pedir libros prestados en la biblioteca; su naturaleza de bienes públicos me resulta algo frustrante (el maltrato que la gente les da, el uso restringido que cuando estás en el clímax de la historia te mandan la notificación de que otro usuario requiere el mismo libro, la imposibilidad de dejar notas y marcaciones, etc), pero a veces no queda de otra y tiene sus beneficios.
Escribo esto a punto de regresar al departamento para mi clase nocturna de los lunes. Segundo fin de semana consecutivo en que las intenciones de trabajar se quedaron en intenciones (blush sin arrepentimiento). La biblioteca de la escuela de leyes es un buen lugar para leer. Hay pocos estudiantes de licenciatura y la gente se restringe y es respetuosa (nadie viene aquí a comer, la señal de celular suele fallar así que hay pocas interrupciones), el sótano es un lugar bastante amplio y la distribución de las mesas da la sensación de apertura, un gran espacio abierto que difumina el ruido, las mesas de estudio compartidas no tienen más de cuatro escritorios (aún así soy tan neurótica que no soporto la cercanía de la gente y suelo encontrar una mesa grande para mí sola), la temperatura es la adecuada. Me siento tan cómoda como cuando tenía siete años y entré a una biblioteca por primera vez. Se siente bien.

***

Ayer fuimos a donde los libros usados, pero a la librería matriz. Enorme. Muchas salas y hasta una galería y unos baños bien bonitos. Al abrir la puerta lo primero que vi fue una reproducción de The Accolade. Siempre me acuerdo de ti, Duende, pero ver ese cuadro que tanto te significa me hizo recordarte como que con más ganas, como con un guiño ;) Cuando vuelvas a pasar por aquí, sabe que te mando un abrazo sonriente en la distancia, hasta donde estés, con harto cariño.


domingo, febrero 7

el latín del día

Tempus omnia revelat
«El tiempo lo revela todo». Tertuliano

jueves, febrero 4

mental overload at a glance

El proyecto en el que ahora colaboro ha sido un giro sustancial en mi carrera y muy probablemente eso determine muchas cosas a futuro, pero también puede que no, aún está por verse. Lo que sí es cierto es que ha sido una aventura para quienes participamos en él y hemos pasado de extremo a extremo entre burlas, críticas constructivas y destructivas, escepticismos, grandes esperanzas, todo tipo de expectativas y muchos tipos de malentendidos (¿qué hacen en mi escritorio manuales de exámenes SAT?, ¿qué haces en el sitio yourhormonesandyou.com?, ¿qué van a hacer con esa caja de manzanas?, ¿de verdad van a hacer que la gente escupa en el laboratorio?). En el ínter, nosotras mismas hemos estado a punto de convertirnos en sujetos de nuestro propio experimento, porque hemos llegado a niveles de estrés que sólo porque dios es grande esto no ha sido el acabose. O eso creí hasta ayer, que me tocó estar en medio de una discusión que no me tocaba presenciar desde aquellos ayeres en donde trabajaba para LR y su esposa y además de ser asistente de investigación tenía que aventármela de referee matrimonial o algo así. Sólo que esta vez no se trataba de una pareja sino de dos colegas que llegaron al colapso cuando yo menos me lo esperaba (¡yo no tenía que estar ahí, yo tenía que haber estado en mi taller de redacción, al que por segundo día consecutivo hoy no pude asistir!). Lo que más he aprendido en mis trabajos ha sido a sorprenderme de la naturaleza humana y ayer yo no me sentía particularmente tensa sino más bien triste. Mi cabecita extrapoló conclusiones del tipo "creo que en cuanto me case y tenga hijos me retiro de la vida profesional y me dedico a mi familia y a mi hogar", y quise buscarte y ya no te pude ver, pero bueno. Ayer me di cuenta de lo difícil que es ser una persona adulta y tener responsabilidades y pesos y la vida de otras personas sobre nuestros hombros; no que no lo supiera, sino que me sorprendió de pronto verlo tan cerca, TAN CERCA. De pronto pienso que voy a talonearle con ganas de aquí a los 35 años para después dejar todo esto y dedicarme a vivir en paz y hacer una cosa a la vez, obvio que primero es condición necesaria el toparme en el camino con un potencial marido billetón. No obstante, hoy me siento medio chinche todavía y mi ánimo se mantiene a flote gracias justamente a chispitas de optimismo como el hecho de que surjan discusiones interesantes respecto a cierto tema de investigación en el que aparentemente me he especializado (en tierra de ciegos el tuerto es rey, explicación más probable en realidad) y entonces me doy cuenta que lo bueno de hacer varias cosas diferentes es que cuando uno se da un resbalón marca diablo o una apucharrada inexplicablemente prolongada de corazón, pues por lo menos hay otros soportes que ayudan al ánimo; que aunque uno se caiga y cojee es mejor eso a caerse y quedarse ahí pues.

miércoles, febrero 3

...

Después de dar muchas vueltas y ante la falta de tiempo para ir a donde los libros usados o la biblioteca (la lluvia nos limita a veces de forma considerable a ciclistas y peatones, aunque, aparentemente, no a los beisbolistas....), decidí volver a mi biografía de Gaudí. Estaban por ahí en dos diferentes montones, un par de colecciones de cuentos y tres novelas, pero como bien dice D, entre libro y libro leído siempre hay por lo menos un par abandonados (cita no textual). Quise terminar oficialmente mi edición en español de Esto parece el paraíso, pero para saber de opiniones de libros o autores prefiero las de mis amigos, así que decidí postergar indefinidamente la lectura del epílogo de Rodrigo Fresán. Terminé la novela hace dos semanas y me quedé sorprendida. Para empezar me dijeron que lo escogieron con cuidado por aquello de que soy una caprichosa que no puede con Cervantes, ni con historias en el mar y a quien no le gustó la peli de Slumdog millionaire, y pues bueno, tener de obsequio un libro que lleva detrás tal proceso de selección es como si llevara la dedicatoria incluida. Sabía lo vaca sagrada que es Cheever y por eso quise leerlo con cuidado, pero en realidad lo que me sorprendió fue la extensión de la novela, sentí que era un joyita que tenía que saborear lentamente, yo que cuando me emociono leo toda encarrerada. Así que me tomé mi tiempo y me fui palabra por palabra, sencillito y potente el libro, como un buen café espresso, que si quieres disfrutar no te lo puedes tomar tan así de un sorbo. Quiero leer sus cuentos ahora, pero, sobre todo, de Cheever me ha quedado esa sensación de que me hubiera gustado conocerlo en vida, ese cosquilleo que me provocan Wilde y Cortázar, vaya ud a saber por qué. En fin, dos citas seleccionadas de esta novela, la segunda, sobre todo, me parece una gran postal, y una cree entender tantas cosas...

La deseaba como amante, por supuesto, y sentía que una consumación erótica profunda y gratificante era como atisbar el alma inmortal del otro, enseñando al mismo tiempo la propia alma inmortal.

*

Por estar destinadas a ser inexpugnables, las fortalezas del mundo antiguo han perdurado más que los mercados del pasado, dejándonos la impresión de que el miedo y la belicosidad eran las piedras angulares de nuestras primeras comunidades, cuando en realidad esas encrucijadas donde los hombres se reunían para intercambiar pescado por cestas, verduras por carne y oro pos esposas fueron los lugares donde aprendimos a conocernos y a comunicarnos. Parte del entusiasmo de Betsy por Buy Brite se debía quizá al hecho de estar participando en uno de los ritos más antiguos de nuestra civilización.


John Cheever, Esto parece el paraíso


(sí, tengo mucho trabajo, pero mi mente no está aquí, estamos otra vez en algo así como mood complejo de burrito Igor)

martes, febrero 2

gajes del oficio

Mi editor, o quien sea que está a cargo de esta publicación, me va a alucinar con ganas porque básicamente estoy reescribiendo el paper desde el principio y eso que sólo sería "una revisadita". Con tanto cambio el comentario obligado va a ser "si no te gusta la traducción que hicieron lo hubieras traducido tú misma y nos ahorrabas una buena lana", pero pues era lo que yo pensaba hacer si no me hubieran puesto un deadline que se me atravesaba con otros dos, pero así es esto. Es algo muy sencillito y muy local pero me tiene emocionada. Casi siempre que reviso algo suele tratarse de los textos de alguien más y me entusiasmo más porque así siento que aprendo algo nuevo, así que esta vez me cae de novedad leerme a mí misma en la traducción de otra persona, por lo que defiendo a capa y espada el sentido de lo que quiero decir (y de paso me doy cuenta de una referencia que tenía mal el número de la página en cuestión) tratando de rescatarlo de anglicismos y otros vicios. Amo la página del diccionario de la RAE, por cierto, y creo que le debo a D cierta manía que por su culpa empecé a desarrollar revisando palabra por palabra su correcto uso y significado.
Quisiera que esto fuese lo único que tengo que hacer por el momento. Le tengo algo de nostalgia a este paper también, quiero de verdad volver a trabajar en él, pero por lo pronto seguirá dormidito a ver si todavía le podemos sacar algo de jugo con lo que ya tiene hecho. Creo que tengo menos de tres semanas para sacar una versión quasifinal del paper nuevo y he prometido para esta semana un primer draft de resultados para el otro reporte del que a veces tengo la impresión que no es muy diferente a un análisis de quiromancia, pero bueno. Pa variar dice WR que prefiere pensar que hablo en broma cuando le digo que varias de estas técnicas se basan en supuestos tan fuertes que me parecen casi esotéricos (y dadas mis supersticiones, casi igual de confiables). Pero no, lo digo en serio.
En fin. Hoy es un martes tan lindo que parece sábado y aunque me va a pesar mañana, me alegra haberme quedado en casa.
Sean felices, tengan días buenos.