Dediqué tres días enteros a mi tarea de tópicos selectos de econometría. Este año el tópico elegido es problemas de identificación. Cuando uno se pone a verlo de cerca, toma sentido todo este asunto de que el origen de estos temas sea básicamente una cuestión filosófica. Pa variar, con tantas vueltas al problema de identificación, yo acabé con crisis de identidad. Llegué tarde a clase porque mientras pasaba en limpio mi tarea se me ocurrió que bajo ciertos supuestos, que por alguna extraña razón encontré justificables, la restricción era comprobable y todo salía bien bonito. Entré al salón cuando explicaban porqué eso no era posible. Se apachurra el ánimo cuando en dos minutos te das cuenta que tres días de tu vida se fueron a la basura. Sí, quizá exagero, quizá no es para tanto, pero ¿qué le voy a hacer si me desespero?
Descubrí a Beirut hace unos días por una casualidad bien tonta. No sé cómo pude vivir todos estos años sin escucharlos. Me gusta todo lo que hacen, pero en particular me parece maravilloso el EP de Elephant Gun, la canción homónima fue amor a primera oída para mí, ésa y Postcards from Italy y The Gulag Orkestar y quizá casi todas. Admiro a Zach Condon. Obviamente bajé los discos de internet, en primer lugar porque soy pobre y en segundo porque comprar discos es de las cosas que sólo me gusta hacer en persona (eso suena a excusa chafa pero es cierto). De todos modos cuando encuentre los discos los voy a comprar. Y espero de todo corazón que en una de ésas el universo conspire a mi favor y visiten mi pueblito pichurriento. Fin de mi statement.
Algún día tenía que decirlo públicamente. Uno de mis héroes personales o algo así es Ernesto Zedillo Ponce de León, expresidente de México. Sí, critíqueme, patalee, diga lo que quiera; es cierto. Mis tres razones, en ese orden: 1. En su gobierno se implementó el innovador Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA), que no sólo fue una herramienta eficiente para el combate a la pobreza en su momento (nótese mi uso del tiempo pasado, aunque dejo en parte el beneficio de la duda sobre su desempeño actual), sino por su contribución como objeto de estudio en círculos académicos (Zzzz...) ; 2. La eficacia de su gobierno ante la crisis de 1994-1995 (sí, ya sé que es el peor de los argumentos, pero si uno hurga tantito, las alternativas entonces auguraban un desenlace casi catastrófico, y la verdad es que nuestro aterrizaje forzoso fue mucho más suave de lo que se podría haber diagnosticado); y 3. su papel en la "transición democrática" en México (lo pongo entrecomillado porque creo que la democracia es algo mucho más serio que el simple cambio del partido en el poder, y tampoco le doy todo el crédito 100% a él, creo que definitivamente José Woldenberg y su equipo en el IFE que hicieron en ese entonces la institución que más confianza generaba en los ciudadanos son los que merecen el verdadero reconocimiento, pero supongo que como buen priísta pudo haberse montado en su silla y darle continuidad a las prácticas con tradición de más de setenta años; claro que luego viene Salinas de Gortari con sus libros de chismes de estado a lavarse las manos diciendo que todo fue plan con maña, que la sucesión presidencial ya estaba arreglada y negociada con el PAN y que Zedillo es un traidor y todo eso, pero pues entre tanto cochinero ¿a quién creerle?). Y bueno, supongo que es también el hecho de que aunque yo me hice de la costumbre de leer el periódico desde muy niña, no fue sino hasta 1994 que seguía las noticias muy de cerca y no era para menos. Teníamos un levantamiento armado que yo temía que acabara en guerra, y además lidereado por un tampiqueño, según decían; tuvimos un montón de asesinatos políticos, uno incluso con cadáver sembrado y médium de por medio (y sin vela muy directa en el entierro, un implicado de fondo con quien coincidía en apellido, razón por la que uno de mis apodos hasta la fecha sigue siendo Srita. CórdobaMontoya), mis padres se compraron un coche nuevecito de agencia, yo festejaba el TLC porque ahora podíamos encontrar porquerías gringas en el súper, y había descubierto que me gustaban las matemáticas lo suficiente como para replantearme mi elección de estudiar leyes y cambiar a economía. Sí, mediados de los años noventa y yo por terminar la secundaria. La crisis pegó dura en mi familia, mis padres temían perder la casa, el coche y sacarme de esa escuela a pesar de mi beca. No pasó nada de eso pero no la tuvimos fácil. Yo seguía la noticia de cerca y las negociaciones de la deuda y el apoyo de Estados Unidos para aminorar los efectos de la crisis. Y Zedillo estaba ahí y decían que se había graduado de economía en tan sólo tres años en el Poli y luego que le había ido súper bien en Yale y todo eso. Para entonces por razones ajenas a eso yo decidí estudiar economía también. Un mes después de entrar al cide en 1999, Zedillo fue el invitado de honor para la celebración de los 25 años, yo estaba en la valla que se formó para escoltarlo hacia el edificio Santa Fe, donde parte de su discurso fue la cita citable del día siguiente en El Financiero "Alumnos y maestros del CIDE, ahora pueden decir que miran desde arriba a los de la Ibero" (haciendo alusión a que éramos mejores que la ibero y que además estábamos en el cerro de arriba --sobra decir que simplemente no creo que haya punto de comparación entre las dos instituciones porque para empezar son bastante diferentes). Se rumoraba que al término de su sexenio se iría de profesor al cide, pero finalmente acabó yéndose de asesor a la ONU, entre otro diverso número de cargos. Ah, otra cosa por la que me cae bien: es el único expresidente mexicano que ha renunciado a su pensión vitalicia. Pero bueno, después de toda esta apología quiero decir que lo que más me ha quedado grabado de alguna declaración suya ha sido algo negativo que siempre tengo en mente cuando pienso que estoy perdiendo el equilibrio. Una vez le preguntaron cuál era su autor favorito, y Zedillo reconoció que desde que era estudiante de doctorado básicamente no había leído nada que no fuese técnico o en relación a su trabajo, pero que recordaba que Gabriel García Márquez le parecía bueno. Desde entonces me hice prometer que nunca llegaría a esos extremos, que nunca dejaría que me clavara tanto como para sólo hacer una cosa en mi vida, como para renunciar a la literatura (más aún cuando poquito después leí a Mauricio Tenorio diciendo que uno tenía que leer poesía, mucha poesía --sí, cliché, que lo dice mucha gente, pero no tan bonito y tan convincentemente como Mauricio). Creo que me desbalanceo bastante de vez en cuando, pero en la medida de lo posible he tratado de no centrar mi vida en las cosas del trabajo, y de tener a la mano siempre un libro de lo que sea, aunque últimamente me he clavado mucho en cómics y novelas gráficas. Circunstancias, circunstancias. De forma paralela también he tenido como una meta personal escribir bien. Eso ha sido un casi trauma de mi niñez gracias a mi madre que es maestra (que por alguna razón se puso estricta conmigo y con mi hermano no). Además de mi mamá que obviamente sembró la semillita y sentó las bases de una buena redacción, en el camino las revisiones a los textos de Fernando y P, las muchas correcciones de mi grupo de trabajo de Pamal Navil, y las varias noches y el montón de discusiones sobre edición y estilo que he tenido con D han sido determinantes. Y aún así, parece que todo lo que uno cree conocer nunca es suficiente cuando tiene que revisar algo propio, y entonces es como volver a empezar. Claro que uno sigue teniendo cantidad de vicios (el mío, el más inevitable, es mi necedad de usar oraciones largas largas y el abuso de oraciones subordinadas por todos lados, como ud puede deducir después de leer mis peroratas), pero después de admirarlo tanto por tantos años, señor expresidente, lo que más recuerdo de ud es el detalle de porque no lo admiro tanto tanto...
(PD. no, tampoco estoy tan ciega ni tan tonta respecto a Zedillo y mucho de su desempeño en el sexenio, pero digamos que sí me genera algo de empatía)En fin.
Sean felices, tengan días buenos :)
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