jueves, septiembre 6


Mi canción favorita de la semana es Quiéreme mucho de Ely Guerra, cuya letra ya había posteado aquí. Le decía a un amigo hace rato que si no estuvíeramos a 16 horas de distancia me iría de arrimada cultural a su grupo donde él toca el bajo y la haría de cantante; luego él me preguntó que si sé cantar, a lo que contesté que me gusta cantar, algo distinto. Cuando escucho la palabra cantante recuerdo la obra La cantante calva, de Eugene Ionesco, y esas tardes de teatro en aquel lugar en Villalongín, por el monumento a la madre, pero ni al caso. El otro día me vino a la mente una canción de los Caifanes que también me gustaría cantar, Quisiera ser alcohol, medio azotada, ya sé, pero no sé porqué la traje en la cabeza un ratote. La verdad es que me recuerda la historia de una media tía que es alcohólica rehabilitada que conoció a su compañero (pareja o como le quieran decir) en las reuniones de AA y que fue un merequetengue porque sus padrinos no los apoyaban mucho con eso de que anduvieran y al final sí los dejaron pero bajo el compromiso de cuidarse mucho de no recaer en el alcohol y todo eso. Total que hace tiempo, yo tendría como 14 años, llegó mi tía con su novio y nos contó toda la historia y me impresionó mucho. Luego ella se dio cuenta que tenía el cassette éste de Caifantes y me dijo que esa canción (Quisiera ser alcohol) era su canción (la de ella y su novio) por desesperada y por dolorosa, algo así. También recuerdo que en ese verano me dejaron una dotación de libros de la historia de AA y del fundador, todavía ahí los tengo.

Pasando a otras cosas, hoy fui a una presentación de un paper de una chava de venía de Oxford. No supe si eran de esos seminarios de job market para contratar nuevos profes en el departamento o por puras ganas de compartir conocimiento, el caso es que la chica no salió muy bien parada. En el CIDE a mí me gustaba ir a estos seminarios para enterarme de temas que me interesaban principalmente, pero en un par de ocasiones coincidí con Javier y fue la cosa más divertida sobre todo porque se armaba unos dimes y diretes comiquísimos ahí y los investigadores se acababan sin piedad a los pobres expositores. Eso me puso a pensar hasta qué punto estos seminarios ayudan a mejorar la calidad de los trabajos de investigación entre colegas y hasta dónde se trata sólo de una oportunidad para sacar a pasear el ego. Coincido en que el paper que se presentó hoy tenía serias deficiencias metodológicas, y sí reconozco que se le hicieron de manera cortés y preocupada bastantes observaciones que ayudarán a mejorar el trabajo realizado, pero sí sentí un poco de actitud altanera en ciertos aspectos y una tendencia a echar por tierra toda la propuesta desde el primer momento en que se encuentra una debilidad o un error. Quizá yo soy muy optimista o muy ignorante y todavía me falta mucho por aprender, pero en general opto por dar el beneficio de la duda y tratar de buscar algo de provecho por muy malas que se vean las cosas en principio, pero bueno...

Por último, me llegó una invitación de una asociación de la universidad que se dedica a armar eventos de speed dating entre estudiantes de posgrado "cuyo tiempo para socializar se reduce considerablemente debido a los estudios" o algo así decía el anuncio. Hay que inscribirse y cada tanto tiempo se reúnen y en un evento de 2 horas puedes conocer hasta a 25 personas nuevas. Sospecho. La verdad pienso en eso y me recuerda un artículo que leí sobre un swingers club que se armaba en un hotel de la Doctores en el DF; eso, o uno de esos experimentos de encerrar a tantas ratas en un cuarto a ver qué pasa. No quiero hablar mal de esos servicios de citas porque igual a mucha gente le funciona, pero a mí se me hace, no sé, algo bastante forzado y artificial. Espero no verme nunca en la necesidad de recurrir a algo así. Me gusta creer en el destino y dejar que la vida solita nos sorprenda. Así, enamorarse a primera vista por ver una foto, ir al comedor y compartir la mesa con un desconocido sin saber que estará en tu vida en los años por venir, conocer a alguien porque se te hizo tarde y acabas estando en un lugar en el que no planeabas estar, ir por el pan y toparte con quien menos esperabas... sorpresas así. Es mejor, no? Ya lo había dicho Meredith Grey: lo inesperado es lo que cambia nuestras vidas.

Por lo pronto mi futuro es totalmente determinístico y mi destino me espera en la integración de unas funciones de densidad probabilística que me tienen entretenida desde hace rato. Adiú.

No hay comentarios.: