Por ahí de diciembre de 2006 abrí un blog que se llamó onthewaytothePhD y que tenía por fin servir de desahogario entre tanto drama e incertidumbre respecto a las aplicaciones para la universidad, la histeria de las becas, las dudas de último momento, et ceateris. Sólo posteé unas dos o tres entradas porque estaba de flojerísima y hay que tener cierto encanto para quejarse con gracia y no andar calentándole la cabeza a la gente, que de por sí ya carga con sus propias penas; así que finalmente cerré ese blog.
Me temo que este espacio peligra en convertirse en el shoutbox de tanta cosa que traigo ahorita y no quiero contagiarlo de mala vibra; así que trataremos que eso no suceda aquí, y eso de alguna manera me pone en cuarentena de escribir por estos lares, algo así.
Veremos.
Por lo pronto, las buenas noticias también son noticia, y felicidades a mi querido Emilio-Tsajajol, quijotesco compañero de aventuras y alguien a quien admiro por su capacidad de entrega a las nobles causas en las que cree. Hoy se tituló ¡viva! (y aunque no te pude acompañar, tal como lo prometí, te mandé todos mis buenos deseos esta mañana).
Vale, pues a darle entonces.
Sonrían.
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