espero, espero, espero
A veces siento como si llevara toda la vida esperando.
¿Esperar qué?
No sé...
¿como en El Recado de Elena Poniatowska:
Sabes, desde mi infancia me he sentado así, a esperar, siempre fui dócil, porque te esperaba. Te esperaba a ti. Sé que todas las mujeres aguardan. Aguardan la vida futura, todas esas imágenes forjadas en la soledad, todo ese bosque que camina hacia ellas; toda esa inmensa promesa que es el hombre; una granada que de pronto se abre y muestra sus granos rojos, lustrosos; una granada como una boca pulposa de mil gajos. Más tarde esas horas vividas en la imaginación, hechas horas reales, tendrán que cobrar peso y tamaño y crudeza?
¿O lo contrario, como Marina Tsvietaieva:
Nunca espero, siempre despierto. Si algun día nos soñara juntos, entonces nos encontraríamos?
De pronto, ni segura estoy de que sea ese tipo de espera.
Debe ser la hora, seguro...
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