miércoles, junio 25

naturaleza muerta resucitando

No sé cuál de todas poner. Su obra no es vasta en número, pero sí en sus detalles. Lo primero que me atrapa son sus temas, sus personajes, sus escenarios, los detalles que dan sentidos infinitos a cada obra; la complicidad que siento en cada elemento que consistentemente encuentro en distintas piezas, que no son copias ni repeticiones. Luego viene el color: me encanta su paleta, que sea tan colorida y llena de tonos cálidos, ocres, dorados, ese verde musgo que imagino mío. Finalmente, trato de entender su técnica, pero no lo logro, sólo me maravilla; óleo sobre masonite la gran mayoría, y me parecen casi mágicas sus texturas; pero aún hay más, porque hay magia también en sus obras con gouche, con pinturas vinílicas sobre cartulina, con lápiz y polvo de color, incluso en sus bocetos en papel mantequilla.
Mucho de lo que vi y aprendí hoy se lo debo a lo que considero una excelente labor curatorial de Teresa Arcq, que logra adentrarnos no sólo en en el contexto de la obra (ahora tengo una lista de lecturas conexas al respecto) sino que nos permite echar una somera ojeada al interior de la artista (como el poder leer las notas sobre una lectura de manos que le hicieron a mediados de los '30).
En conmemoración del centenario del natalicio de Remedios Varo, la exposición "Remedios Varo. 5 llaves" estará en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México hasta el 24 de agosto. La entrada cuesta $20 pesos y es gratis para estudiantes y adultos mayores con credencial.
Una sorpresa adicional que me llevé en esta visita fue constatar con harto gusto el trabajo de remodelación que están haciendo del MAM, no sólo en términos espaciales sino en las formas de refrescar y reinventar la forma de ver el arte con las obras que conforman su acervo. También están remodelando el edificio donde antes tenían el acervo fotográfico y según me cuentan lo harán un espacio para albergar una biblioteca, librería, cafetería, área para talleres y un área lounge (eso último no lo entendí). Le tengo cariño al MAM porque hace varios años tomé un curso ahí que disfruté mucho pese a los aires pretenciosos de quien en ese entonces dirigía el museo, así que ahora me alegra más ver estos cambios y sentir que este recinto se está convirtiendo en un lugar que no sólo recibe espectadores sino participantes que interactúan.

Del MAM caminé por Reforma para ver las fotos y reproducciones de la obra de Leonora Carrington. Aunque hace tiempo me desafané del surrealismo, Varo y Carrington son dos mujeres y dos pintoras que me fascinan. Prefiero a Remedios como pintora y a Leonora como escritora. De hecho, en una de esas que parecen casualidades de la vida pero que en el fondo no lo son, me traje el segundo tomo de cuentos de Leonora, cuya lectura he tenido postergada por un buen rato ya. Supongo que por eso el libro me llamó, supongo que es un buen momento. De Leonora decían que en realidad no era fantasiosa, que sólo una mujer con los pies bien puestos en la tierra y con la mente muy clara podría adentrarse con tanta fuerza en ese mundo tan maravilloso (y añado: tan aterrador como encantado, a veces). Sus mundos pictóricos y literarios de pronto me remitieron a Miyasaki, pero fue sólo una sensación inicial que poco tiene de verdadera. Me cuestiono esta fascinación ¿es tan solo curiosidad, mero interés? ¿es a dónde quiero correr?
Decidí no poner imagen alguna aquí hoy, en su lugar quería poner un texto de André Breton que me gusta mucho y que alguna vez consideré como mi epitafio, pero no lo traigo conmigo y mi memoria no lo recuerda completo. Ya será en otra ocasión.

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Pienso en Crimen, de Gustavo Cerati. Pienso en las cosas que siento y que encuentro inútil decir.

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(y uds no están para saberlo ni yo pa contarlo, pero estoy posteando mediante Explorer y no puedo creer que sea tan pero tan nefasto, extraño a mi zorrito de Firefox)

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