(a mis amigos varones siempre les reclamo cuando se ponen en plan de Club de Tobi, así que ésta va para mis amigas)
Lo mejor de mis amigas es que no importa si estamos solteras o casadas, si una bajó de peso y la otra subió, si trabajamos o seguimos en la escuela, si ya tienen hijos o no, si viven en la abundancia o sobrevivimos para llegar a fin de mes, si somos independientes o aún viven con sus papás, si estamos en un país u otro... No importa porque siempre podremos reír a carcajadas de nuestras más torpes estupideces; y escuchar con harta emoción de las ilusiones del amor como si aún fuésemos adolescentes; y prestar el hombro para llorar el dolor por aquel hombre, que dejamos o se fue, como si fuese el único (porque en su momento lo fue); y cantar a grito tendido todas las canciones que nos llegan, aunque les cambiemos la letra; y reprendernos mutuamente porque entender no significa alcahuetearnos los errores; y compartir la expectativa de nuestros planes con el nerviosismo y la fe como si fueran los propios; y alejarnos quizá cuando las vida nos lleve por caminos distintos. Así, porque mientras no perdamos contacto, no dejaremos de ser cómplices y amigas; no dejarás de ser la hermana que no tuve por destino, pero sí por elección.
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