martes, junio 17

tres citas tres (más palabras de los otros)

A mediados de mayo después del final de econometría me lancé a esta tienda de libros usados que está por ahí cerca de mi casa. Según yo, esta tienda no califica como librería de viejo, no sé bien por qué, pero siento que no tiene ese aire de viejito y medio místico que hay en tantas librerías como las de Donceles, las cuales -según dicen, no me consta- sí están, además, llenas de tesoros. Esta tienda en realidad tiene para mí un aire como de una Gandhi de libros, VHS, DVD, discos, viniles y videojuegos usados, grandototota, todo inventariado por sistema, clasificaciones específicas por género y autor, listas de espera y cosas así, en un espacio muy abierto y en un concepto así todo eco-friendly y socialmente responsable y además con una bandera de libertad de expresión anticensura y procultura alternativa, con conciertos y muestras de cine en el equivalente de la cineteca en mi pueblito gringo. Hasta eso, muy agradable toda esta onda. En fin, la cosa es que tons fui esa vez esperanzada en encontrar una recopilación de cuentos de Jhumpa Lahiri y nada... en esas andaba cuando me encontré con un par de libros bien bonitos de Milán Kundera, que no tenía ganas de leer entonces pero eran pasta dura con bonita portada y rebaratísimos, así que pensé que era bueno aprovechar la ganga... luego me topé con unos de Toni Morrison y opté por Beloved... anduve dando vueltas a ver qué más encontraba pero se me hizo de noche y corrí a pagar... así cuando de pura suerte me topé con esta vitrina en donde tenían un paperback de Middlesex y me sentí reafortunada porque ya lo había buscado desde la ooootra vez y todavía no tenían ningún ejemplar. Había escuchado hablar mucho de Middlesex pero cuando leí la sinopsis como que no entendí muy bien de qué iba la historia, así que me animé y compré un paperback de la edición inglesa, con una portada diferente a la gringa, muy mona, con el toque final de que aún tenía "el separador" que usó, supongo, su lectora anterior: el talón del pase de abordar de un vuelo de London a Bangkok por Thai Airlines. Empecé a leer esa misma noche y no pude parar. Tenía más de un año que no agarraba una novela que me atrapara de tal manera... tuve casi que esconderme el libro porque tenía que seguir estudiando pa los exámenes. Uh! Una historia impresionante. También me pregunto si García Márquez ya lo leyó y qué opina, por aquello de las genealogías y lo de casarse con parientes cercanos.
En fin... tanta palabrería pa citar 3 cosas que me topé durante dicha lectura y que me gustaron pa poner aquí, así que sin más preámbulos, ahí van:

You used to be able to tell a person's nationality by the face. Inmigration ended that. Next you discerned nationality via the footwear. Globalization ended that. Those Finnish seal pupies, those German flounders -you don't see them much anymore. Only Nikes, on Basque, on Dutch, on Siberian feet.

We Greeks get married in circles, to impress upon ourselves the essential matrimonial facts: that to be happy you have to find variety in repetition; that to go forward you have to come back where you began.

I hadn't gotten old enough yet to realize that living sends a person not into the future but back into the past, to childhood and before birth, finally, to commune with the dead. You get older, you puff on the stairs, you enter the body of your father. From there it's only a quick jump to your grandparents, and then before you know it you're time-traveling.



Cuando una historia me impacta siempre me pregunto si en verdad es ficción o no; no sabría decir si es por interés o morbo. La cosa es que buscando a ver si había más publicaciones de Jeffrey Eugenides me topo con su perfil en la wikipedia y me quedo de a seis al encontrar que los escasos datos de su vida son demasiado similares al de su personaje principal en su novela. Pero bueno... supongo que andar ahí indagando más sí sería morbo... ¿alguien sabe?

No hay comentarios.: