miércoles, noviembre 25

lamentaciones

Entré a la licenciatura convencidísima de que era una persona brillante y con potencial. Pronto aprendí que sobreestimarse es una cruel manera de autosabotaje. Sufrí el propedéutico aunque no demasiado y sólo me faltaron dos semanas de clases, un cero en mi primer ensayo y un tres en mi primer parcial de mate para darme cuenta que lo mejor que uno podía hacer en este mundo es bajarse los humos y sentarse a trabajar. Toda mi vocación hacia la ciencia económica se fue al caño en mi clase de principios de economía en donde cuando ya creía haber identificado bien los movimientos de la oferta y la demanda empezamos a ver mercados laborales y todo lo entendía al revés. La cereza en el pastel era tener como profesora a SM y vivir bajo un constante terror para hacer preguntas. Me fui a examen final en esa materia (que en términos cideanos en ese entonces era el equivalente a un extraordinario, dado que sólo teníamos derecho a tres exámenes extraordinarios durante toda la carrera y en algunas materias los finales eran la evaluación extraoficial para pasar cuando uno no había tenido el desempeño satisfactorio). Sobreviví gracias a un tezón que saqué no sé de dónde pero muy probablemente debido a la presencia de gente como Sonia, Gaby, Jose, Eric e Isami y la guía de profesores como Maite, Diéguez y Cejudo. En ese entonces aprendí la importancia de ser humilde y trabajar duro, y me da mucha tristeza darme cuenta de cómo he tenido olvidadas esas enseñanzas. Hoy me siento como hace diez años, pensando en dejar esto para estudiar enfermería (en ese entonces era medicina o historia; ahora que tengo amigos médicos e historiadores me doy cuenta que por ningún lado la cosa es fácil ni automática), con la diferencia de que en ese entonces una fuerza superior a mí me mantenía a flote sin quitar el dedo del renglón y hoy demasiado tarde me doy cuenta que perdí el control del timón y ya ni siquiera es cosa de darle la vuelta al iceberg sino de tratar de que el choque deje el menor de los daños posibles.
Son las nueve de la noche ya y no puedo irme hasta terminar esto, que era para ayer...

*

No nos gusta Loret de Mola, pero al menos por primera vez me topo con alguien con voz que llega a muchos oídos y que dice las cosas con todas sus letras. Me suena a algo similar a los artículos con tintes políticos de Cortázar en los '70 cuando se hizo portavoz desde Francia de lo que se hablaba como secretos a voces en Argentina o en Chile, pero tenía su razón de ser: era terrorismo de estado. Estas historias las vengo escuchando cada vez más cerca desde hace unos años. Qué triste saber que hechos tan terribles pasen en este mundo y pasen en esa patria chica que quiero tanto.

Narcotamaulipas



“¿Cuál es el peor lugar de México en términos de seguridad?”, preguntó este reportero a uno de los mariscales de la guerra contra el narcotráfico, integrante del gabinete del presidente Felipe Calderón.

“En ejecuciones, Ciudad Juárez. En descomposición social y penetración del narcotráfico en todas las estructuras, sin duda Tamaulipas”.

Los empresarios han huido de Tampico, en Reynosa los principales informantes del crimen organizado son taxistas, en Victoria la droga la venden amas de casa en barrios populares, en Nuevo Laredo los ciudadanos viven con miedo a hablar. En Tamaulipas, más que el Presidente, el gobernador o los alcaldes, manda el narco y no lo duda nadie.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Feliz día del colonialismo rampante. Pásatelo bien, no me guardes pavo.
Besos

Anónimo dijo...

Pocahontas te manda besos ;)