Había estado pensando en el blog post del cumpleaños y todo eso de los recuentos, de las cosas buenas y malas, de las sobreexposiciones y una que otra cursilería, pero ahorita tengo ganas de escribir y esto es lo que me sale, así, calientito y auténtico.
Mis días favoritos en el año son los cumpleaños, los cumpleaños de la gente a la que más quiero en el mundo y de las personas a las que aprecio por razones especiales, y claro, el mío. Me gusta celebrar el cumpleaños de los demás porque en verdad me siento feliz y afortunada de tener la compañía de personas tan maravillosas que enriquecen mi vida de muchas maneras. Estas ganas de celebrar los cumples ajenos, sin embargo, no aplican para el mío. De hecho, me llega incluso a estresar la cuestión de tener que celebrar mi cumpleaños. Soy un viejo lobo solitario que prefiere las pequeñas reuniones con la calidez de los amigos cercanos o los mitotes multitudinarios de familia. Soy una cabezadura (ya sé que no va junto, pero no importa) que no se adapta a la idea de que los amigos cercanos (familia y amigos, que básicamente es lo mismo) están lejos casi siempre y prefiere entonces aislarse del mundo que la rodea y celebrar la vida con pequeños detalles y reflexiones que guarda para sí, rituales personales que dan el toque diferente a este día, más las llamadas, los mensajes y los abrazos casuales en el pasillo de los poquitos que lo recuerdan. Cosas sencillitas que me hacen el día. Y eso está bien para mí. Pero también soy un animal social que resiente las miradas de extrañeza de quien pregunta ¿y no vas a hacer nada para festejar? (suerte tengo que por acá las fechas coinciden que ni mandadas a hacer y una vez más seré free-rider de las fiestas de cumpleaños así que ya tengo con qué sacármela y de todos modos uno se la pasa bien ¡pffff!).
Mi querido hermano tiene una frase que me repite cada año cuando hablamos del tema (él, también libra pero notablemente más sociable que yo, tampoco gusta de ese aparente requisito social de celebrar un cumpleaños): festeja tu vida, que estás vivo, no tu cumpleaños.
Recibo, pues, el año número 28 con fuerza, sintiéndome tremendamente afortunada de estar viva.
Karina vive.
3 comentarios:
Feliz cumpleaños a la todavía veinteañera, de un treintañero fan de este blog
felicidades karina!
GRACIAS :)
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