miércoles, octubre 7

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Llevo dos semanas refugiada en la biblioteca de la escuela de leyes para huir del bullicio del departamento. Dos semanas en un estupendo lugar para trabajar y yo perdiendo el tiempo. Perdiendo el tiempo feamente, porque no es de esos ratos disfrutables, sino de hacerse wey porque inconscientemente hemos decidido que es mejor darse por desahuciado que hacer un esfuerzo e intentar un poco. Todo está en la mente. Bien lo decía Kalimán ¿no?: Quien domina la mente lo domina todo. Creo que apenas empiezo a reconocer que me di por vencida antes de siquiera empezar; reconocerlo no creo que signifique una gran diferencia, pero quizá sí, al menos es una buena sacudida; y bueno, también es cansado perder el tiempo por tres meses, así que espero que la cosa ya levante un poco, es cuestión de tiempo.
Mi mamá me ha dicho mula toda la vida, pero cuando estaba en la secundaria leí algo sobre las llamas y me siento más como llama que como otra cosa. Supuestamente las llamas son bastante temperamentales aunque estén domesticadas y sean aparentemente dóciles, así que cuando quieren hacen las cosas y cuando no quieren no, y se echan y no se paran hasta que se les dé la gana y si uno las obliga se agarran a escupir; así de simple, que no estén jodiendo pues (dice Wikipedia que eso de escupir como defensa o agresión lo comparten los camellos y las alpacas). Como yo soy supuestamente civilizada no es cosa que me agarre de escupitajos contra el mundo, pero me tomo mi tiempo para estar echada, para bien o para mal, que es necesario a veces, o sea que no es cosa de mero capricho, es porque es.
En fin, he terminado las tareas quasi-administrativas y espero que el experimento poco a poco vaya perfilándose mejor. Tengo un poco de voluntad para hacer un par de intentos con esa matriz de transición tan discutida por los otros pero tan ignorada por mí y quizá pueda sacar algo de provecho antes de las 5pm. Hace frío en el sótano y ya se acabó mi café. Bu.

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Soñé que Woody Allen (sí, el director) y yo éramos amantes y que vivíamos con su madre sobreprotectora y su hermana bitchy en una casita modosita como de vecindad. Debo estar mal, muy mal, de la cabeza. Es de las cosas más raras que me han pasado últimamente, ni siquiera he visto una película suya o reportaje o lo que sea relacionado con él en años o meses. Neta ¿qué hace Woody Allen en mi inconsciente?

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He estado aprendiendo a escuchar a mi cuerpo, a controlarlo y a dejarlo ir y ha sido un gran descubrimiento. Es de esas cosas que te dicen siempre los entrenadores en el gimnasio o los instructores de pilates: escucha a tu cuerpo, no lo fuerces, etc, pero nunca he sabido bien lo que quiere decir. Supuestamente soy una mujer "alta" para la media mexicana, pero todo un desperdicio porque todos los intentos de mis profes de "educación física" para meterme al equipo de basket fueron en vano, tan fácil de ver su decepción. Y así para todos los demás deportes, la típica nerd que quedaba al final cuando se ponían a escoger gente para los equipos. La misma historia con los instrumentos musicales, una falta de coordinación espantosa hasta para tocar las claves o el triángulo. Y algo similar con el coche, me trauma tener que controlar algo más allá de mis piernas para moverme de un lugar a otro; que no soy multitask, pues. Lo más triste es con el baile, porque me cansa y me desespera tener que seguir instrucciones, contar tiempos y coordinar con la música. Ni qué decir de tener que ajustarse al ritmo de una pareja. No puedo. Sin embargo, a fuerza de las circunstancias, la bicicleta me ha obligado a estar consciente de la necesidad de coordinación y atención, así como me ha hecho ver que yo puedo controlar muchos de mis movimientos y que hay un nivel de preocupación óptimo que te deja estar alerta pero no te paraliza ni te hace mover innecesariamente el manubrio. Y el baile me ha ayudado a darme una diferente perspectiva de mí misma en movimiento. El tango ha sido la mejor terapia, no sólo en cuestión de coordinación sino también para no prestar demasiada atención a las instrucciones, sino al fluir del cuerpo, a escuchar el cuerpo propio y escuchar al cuerpo ajeno. El mejor momento y mi mejor baile es cuando bailo con los ojos cerrados (obviamente después de haber practicado contando un poquito y con los ojos bien abiertos mirando a los espejos), cuando me dejo llevar y dejo que mis pies se deslicen sin forzarlos. No importa con quién esté bailando, sea el viejito chaparrito o el viejito alto o Z o la chica que va con su novia y es la única mujer de los "leaders" y no "followers" (suena tan Stackelberg esto), es una cuestión de comunicación no forzada entre dos cuerpos. Estoy aprendiendo a ser guiada y esto no es en absoluto un papel pasivo: el follower debe saber dejarse llevar, debe poner de su parte, estar en posición y saber seguir, colaborar. Y la música, ¡la música! si tuviera voz dejaría todo pa dedicarme a cantar tangos con todo el corazón y la garganta :)
Oh, soy tan amateur, ya sé...

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Fui y vine ¡y ya son las dos!
¡concentrancia!

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update 08/10/2009:
¡mis zapatos de tango llegaron hoy!
negros y de gamucita y charol, porque nos gusta la combinación de texturas
y de la emoción la foto se movió y salió medio fantasmagórica :)

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