viernes, octubre 2

divagaciones

Me emociona la elección de Río, no sabría explicar por qué; mero frenesí acaso, creer que por haber estado cuatro días ahí y haberme maravillado por su verde y su azul, las caipirnhas y la calidez de su gente, ya lo conozco y puedo opinar que lo merece. Quizá es el contagio de las fotos de las ciudades candidatas y las emociones de sus delegaciones y los voluntarios. Pero es una decisión política, mejor dicho diplomática, a final de cuentas (económica también, ¿no? el país se endeuda hasta las narices bajo el supuesto de que habrá una gran derrama hacia el interior después)... sí, pero también me cae bien Lula. Las olimpiadas me interesan y me emocionan mil veces más que el mundial de fut (el cual sólo he medio seguido en 1994 y 2006), me gusta pensar que el espíritu de la competencia deportiva (quise decir amistosa, pero sería muy ingenuo de mi parte) en verdad nos une. Los mejores olímpicos que recuerdo son los de Barcelona 1992; para muchos su fiesta inaugural sigue siendo la mejor, pero yo recuerdo más el final, con toda esa gente cantando (a mí me gustaba mucho el tema de Amigos para Siempre), y el Cobi y el Dream Team en el basket y que hubiese tres lenguajes oficiales en todas las justas y entre ellos estuviese el español (y eso me encantó también en Brasil, por el congreso, hacer el switch automático hasta con el portugués y eso que yo lo sufro mucho). Ya más grande me quedé enamorada de Barcelona y cuando me topé con sus planes de reordenamiento urbano a partir de la justa olímpica creí que si ser anfitrión era la excusa para hacer todo lo que hicieron (cosa que los barceloneses repitieron para el Forum Universal de las Culturas en 2004) pues venga, que qué bien. Hace casi un mes estuve en el aeropuerto de Chicago en tránsito y uno podía sentir el interés de la ciudad por ser la sede los juegos: kioskos de información, muestras de la infrastructura existente y proyectada, maquetas de los proyectos, fotos, imágenes con el logo y mucho color (pero bueno, era el aeropuerto, supongo que es natural querer dejar bien claro el mensaje) y hoy leyendo las noticias de Madrid es latente la tristeza y decepción por haberse jugado todo y quedarse en el camino. Como supuesta economista que soy no le veo mucha racionalidad a todo esto, porque creo que los costos superan con creces los ingresos esperados, pero eso sólo lo sabrán las arcas del gobierno. Pero quiero pensar que si estoy en lo cierto y el balance final es positivo, el diferencial viene por el placer de estar una porción de seres de cada país diferente de este mundo en el mismo lugar, y disfrutar y estar en paz.
Sí, ya sé... cursi... Sí, yo también, dudo mucho que sea una economista de las buenas, neta que estas dudas que tengo ahorita no son de a gratis...

*

Empieza el otoño y después de más de una semana promediando 38°C hemos bajado alrededor de diez grados y uno hasta parece ser capaz de ver el mundo de otra manera. A mí los días así, más frescos y con mucho mucho viento me alborotan los sentidos pero también me ponen harto melancólica. El mejor otoño de mi vida lo pasé en Canadá, y por obvias razones ha sido el mejor, por lo menos para la vista. Hace un mes o tres veníamos en el metro y yo de nuevo con mi perorata de que Toronto era como el DF, sólo que con un cuarto de su población en un área cuatro veces mayor, y más limpia y ordenada; esta mañana pensé en esa conversación y fue muy extraño porque la sentí como si hubiese ocurrido ayer, literalmente, ayer en la mañana, como si estuviéramos todavía tan cerca. No sé por qué. No sé porqué me entran esas rachas así de extrañar tanto ciertos lugares, pero es un echar de menos que a veces causa ansiedad y que duele por no poder volver. Así como está la enciclopedia de una vida a la Amy Krouse Rosenthal, así debería haber el atlas de una vida y que uno ploteara los lugares queridos e importantes en su pequeño y muy particular mundo, y bueno, es que a mí me gustan mucho las historias personales salpicadas de las historias de lugares, de cómo nos cambian los paisajes. Hoy extraño downtown Toronto, harto, mucho, las caminatas que hacía desde los alrededores del City Hall hasta Chinatown, que pues no es mucho, pero así, o el recorrido hacia Gladstone 444 en el metro pasando por estaciones en la superficie y atravesando ese parque que ya no recuerdo tan bien como debiera. De pronto pienso que soy una tonta por haberme deshecho recientemente de mi colección de mapas de ciudades y de redes del metro en los que he estado. Hoy extraño Coyoacán también, desde el otro día, pero hoy también, particularmente. A mí Coyoacán siempre me provocó lo que de niña me hacía sentir ir a las fiestas de abril en Tampico, que obviamente sólo ocurrían en abril y por eso me provocaban tal expectación, aunque uno en el fondo sabía que era algo bastante pichurriento y que iba a hacer lo de siempre y comer lo de siempre y todo eso, pero por lo mismo, supongo, más las complicidades implicadas, eran parte de todo su encanto.
Hoy pienso en todo esto y no es por evadir. Quiero estar aquí, sé que estoy bien aquí, pero de pronto dudo y pienso que no tengo fuerzas para enfrentar cuando las condiciones se me ponen adversas.

*

Anoche vi Scenes From a Marriage y me dejó impresionada, es una película tan sencilla y tan bien hecha, creo que quedé enamorada de la actriz, ¡qué dominio tiene sobre su rostro, qué riqueza de expresiones! Me quedé, también, irremediablemente triste, con un montón de espinitas en el corazón y de nuevo esta duda sobre cuál es el número óptimo de intentos que uno debe sostener ¿estamos acaso condenados a separarnos temporalmente y hacernos daño por temporadas hasta que recuperemos nuestro equilibrio y volvamos a estar juntos? ¿realmente se trata de eso? ¿cuáles son las estadísticas de divorcios (o separaciones) con matrimonios reincidentes? ¿mis padres hicieron bien al nunca divorciarse y continuar juntos porque su estabilidad actual supera con creces todos esos años en donde separarse parecía lo único racional? ¿estoy de nuevo cayendo en la falacia de las generalizaciones?
(pero lo peor lo peor de los pensamientos consecuentes a esta película ha sido esta idea de que a lo mejor podemos modelar este comportamiento, de nueva cuenta, como una stopping-rule, ¡por dios!)

*

Sí, ya sabemos qué fecha es hoy; sí y aunque creamos que no se nos olvida, la chimoltrufia tenía razón: no nos hagamos tarugos.
(y aquí seguía una diatriba que he decidido eliminar porque era tan inútil como deseperada, gracias)

No hay comentarios.: