sábado, septiembre 26

querido diario dos puntos

Pensé por un buen rato que iba a perder la cabeza, uno de esos momentos en que simultáneamente ocurre lo que estamos temiendo, pero me aferraba a que no sucediera. A punto de estallar (a un pelito de empezar a respirar mal o a que me agarrara el llanto histérico) llegó el jueves y con la tarde la clase de baile a la que vamos RH y yo sólo porque es gratis y porque andamos con la tentación de comprarnos las mascadas para que todo luzca y suene más bonito. Le dije que no me sentía bien y que iría caminando mejor y como la semana pasada la hice caminar porque yo no llevaba bicicleta le dije que mejor nos veíamos allá. Ella dijo que no importaba y que mejor caminábamos juntas. Las noches comienzan a ser más agradables ahora y eso me distrajo, la clase no estuvo muy buena pero la plática ligera durante la caminata valió la pena. El día había sido difícil. Primero mi aún-no-jefa llegó tarde y me las tuve que ver con la contadora, porque para variar con las ironías de mis empleos, ahora que voy a estudiar el efecto de las regulaciones a empleadores de trabajadores migrantes indocumentos resulta que mi contratación sigue en el limbo porque no me llega mi carta de autorización de trabajo (mi sponsor ha resultado poco cooperativo en los últimos meses) y ni siquiera quieren que empiece a avanzar con la chamba hasta que no llegue la dichosa carta, que porque si no sería una inmigrante ilegal y blabla. De haberlo sabido no me hubiese matado la semana pasada lidiando con los benditos datos. El departamento está lleno de 1st-year students que revolotean alrededor de Miss Congeniality, una chica muy inteligente y simpática cuyo escritorio colinda con el mío pero a quien creo no le caigo bien, y tanto ruido interfiere con mi angustia existencial de que llevo por lo menos dos semanas de retraso con el problem set #1. Huí a la biblioteca y me llevé tres horas instalando y desinstalando matlab sólo para darme que de nada servía porque no tenía ni puta idea de qué y cómo hacer. El aire me empezó a faltar. Noches sin dormir y/o con pesadillas, o esos sueños intensos que me acompañan por el resto del día. De vuelta a casa. Luego la caminata y el pseudo baile. Luego llegó MS por su ración diaria de pastel de chocolate y finalmente me animé a pedirle ayuda. Nadie sabe lo difícil que resulta para mí hacer esto, pero fui sincera y se lo dije: estoy perdida, hay que empezar desde el principio, desde lo que se supone debería saber y no sé, hasta lo que no sé, que es programar en la porquería ésa. Y dijo que sí. Y dormí bien y me armé de valor para tomar de nuevo la bicicleta y agarré el manual de Rust paso a paso y las notas y todo lo demás porque está bien que uno es torpe pero tampoco puede dejarse tan al catre. Hubo un tiempo en que aluciné a MS pero esta tarde me dio una lección muy valiosa y me hizo recordar la importancia de saber enseñar, recordé un poco al grupo de la Posprimaria y todo eso, y el proverbio chino de enseñar a pescar y no dar de comer sólo por un día, y de paso, aprendí lo básico de matlab. El resto de la tarde estuve en la chorcha un rato con Y y luego con RP1, luego traté de trabajar un rato pero se hacía de noche y tuve que regresar porque aún no me siento tan en confianza con la bici. La mitad del camino la hago por una calle menor pero atravesada por 2 avenidas grandes, el resto es ya mi calle y es casi intransitada, es mi parte favorita. Aún no me siento tan a gusto andando en dos ruedas, pero esos momentos en donde la calle está vacía y se está poniendo el sol son deliciosos y me hacen sentir feliz, cinco minutos de felicidad, pueden ser bastante. Aún así me quejé el otro día en mi status vía facebook: Karina just realized how much she actually does not enjoy biking, MN lo vio y esta noche me mandó un email con uno de sus textos sobre sus experiencias en bicicleta; me ha impresionado el interés que varias personas han demostrado para que no desista, es un detalle muy lindo. Y pues sí, en algún momento me armaré de seguridad y le voy a agarrar bien el gusto. Llegué a casa y sólo estaba kitty esperando desde el cristal antes de que abriera la puerta y pegada a mis piernas nada más entré, yo digo que sólo me tolera porque se está sola casi todo el día, pero RH dice que de verdad le gusto. A kitty le gusta subirse a mi cama pero no la dejo y se enoja, y tenemos serios problemas de comunicación todavía porque yo siempre he tratado con perros y no con gatos, y con gatos no se puede jugar. O quizá sí, quizá ya nos acostumbramos un poco. Llegué a ver el nuevo capítulo de Bones y se fue la luz, la segunda vez en la semana. La luz plateada de la semiluna iluminaba todo, era lindo y a la vez aterrador. Esta es una ciudad en la que se está muy a oscuras, pero esto era ya demasiado. Me acordé de Pamal Navil, de las primeras veces en que le pedía a Octavio a Emilio o a Ana que me acompañaran en la noche al baño que estaba hasta la comisaría ejidal, yo aún le tenía mucho muchísimo miedo a la oscuridad, y ahí finalmente aprendí a moverme con sigilo en las noches oscuras cargadas de neblina y chirridos de los bichos. Me acosté en la cama sin sueño, con la mera intención de relajarme y en eso volvió la luz. Vi The Red Shoes, pensé que me gustaría más, pero al menos es una película bien hecha. Trataré de dormir ahora, aunque mi tranquilidad esté a medias, por lo menos siento de nuevo sosiego. Lo que es verdaderamente importante en mi vida está fuera de mi control, pero tenemos fe y por ahora ese sostén es todo y es bastante.

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