
Por mientras, me siento tal cual como la cenicienta en versión corporativa: no es el príncipe azul, pero sí, por mucho tiempo, ha sido el trabajo de mis sueños. Al menos seis años buscando una oportunidad y ésta salió sin siquiera esperarla (y quizá con un mucho de chiripa), apenas un par de días pues, pero al menos podré decir que estuve aquí. Veremos qué pasa. Por mientras ya estoy a unas cuantas cuadras de la casa de O, y ya tengo en el clóset la blusa camisera mejor planchada de mi historia, mi pantalón negro ejecutivo y mis flats (como Michelle!), obviamente rojos: el toque personal.
Pero veremos. Y pues si al final las cosas no acaban bien, siempre podré mandar todo al carajo y salir por ahí a turistear, total, ya está pagado (pfff!)...
3 comentarios:
¡Nice!
Congrats!
Iba a decir: te irá bien; pero ahora digo: te fue bien
y así fue
gracias! :)
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