Sé que él es la persona para mí porque saca lo mejor de mí y me ayuda a lidiar con lo peor. Pocas personas conozco como él, tan íntegro, y tan feliz. Sí, Will es la persona más auténticamente feliz que hay en mi vida, feliz en el sentido de content, resilient. Una de las muchas razones por las que lo admiro y lo amo tanto. Y con él siento que puedo sobrevivir estos días, una vez más viviendo lejos, viviendo de nuestros mensajes constantes durante el día y la conversación larga en la noche antes de dormir.
Siento que ésta es la mudanza más dura por ser la más incierta y en la que hay tantas cosas en juego que yo no necesariamente elegí, pero tampoco debería hacer tanto drama. Debo admitir que a la distancia y en este momento, mis días en el desierto fácilmente se ven tan perfectos y tan color de rosa, que casi olvido que justamente hace seis años no fue así. La transición no fue fácil, y los primeros días y meses fueron sumamente difíciles. Pensar en eso, esa perspectiva, al menos me recuerda que siempre hay cosas peores, pero como también decía Yuri, siempre vendrán tiempos mejores.
Lo primero que hago al llegar a un lugar es domesticarlo, aún cuando sea sólo por un tiempo corto. Aún no desempaco porque no sé dónde nos acabaremos instalando pseudo-definitivamente, pero por lo pronto he organizado el espacio donde escribo y leo, y donde están nuestras fotos. Como la viejita de la película del Titanic, necesito mis memorias representadas en forma tangible alrededor mío. De esas cursilerías que le dan sentido a ciertas vidas.
Y mientras, así seguimos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario