martes, diciembre 29

De historias de amor y preferencias hiperbólicas

Empezó a llover el domingo por la noche y los días han estado nublados desde entonces, con eventuales interrupciones de sol. Los días así me gustan, aunque la lluvia me parece algo molesta porque luego todo se enloda y se medio inunda y se pone un poco más caótico el mundo de allá afuera, así que me he quedado en casa, tratando de trabajar pero haciendo todo menos eso. Finalmente cayó la tarde del lunes y mi hermano salió con que deberíamos ver "la película de la nieve", se refería a Love Story. Conocí esta película por referencias indirectas: la primera salida al cine de mis padres cuando se volvieron novios supuestamente fue a ver esta película en una cita desastroza, y una vez escuché la canción versión Rondalla de Saltillo y me gustó mucho y me dijeron que era el tema del soundtrack. No sé cuándo finalmente la vi por primera vez y lloré como Magdalena, seguramente tendría como unos 14-16 años. Años después la encontré en oferta de puro churro y la compré. La vi y lloré mucho otra vez, era la primavera de 2006 y me acababan de diagnosticar hiperprolactinemia y me daban ataques de ansiedad y me cuestionaba el sentido de la trascendencia de la vida y cosas así y Jenny Cavalleri y yo éramos de la misma edad aunque obviamente yo no me iba a morir y eso, pero pues el drama a veces me sale así de a gratis. Tiempo después le pedí a P que viera la película conmigo, ya sabía que no era el tipo de cosas que le gustaría ver, pero quería que la viera conmigo como uno de esos clichés cursis que a veces una chica quiere vivir (y lo digo porque yo no soy de las que gusta de compañía masculina forzada para una chick flick). P dijo que estaba bien pero fue un suplicio ver esa película con él porque se la pasó criticándola desde el primer minuto, literalmente. Me pasé la mitad de la peli molesta/impaciente y la otra mitad a punto de reír o soltar la carcajada, porque criticar tele y películas con P en realidad era muy divertido. Eso le quitó mucho del tono trágico que asociaba con esa película, eso y la historia de "la película de la nieve" que no voy a contar ahora. Ayer que volví a ver Love Story, sin embargo, pensaba que una de las enseñanzas que me llevo de este año es la verdad que encontré en esa frase setentera y tan trillada de Love means never having to say you're sorry. El perdón a veces sólo llega después de mucho mucho tiempo de por medio como amortiguamiento, y en una de ésas uno aprende que amar es no tener que decir lo siento.

Otro de mis cuestionamientos estos días ha sido eso de la confianza y la sobreestimación de la buena suerte... ¿Cría fama y échate a dormir? Llega un punto en que las responsabilidades se deben de cumplir en el momento pactado, más cuando se trabaja en equipo. Si quiero que las cosas salgan bien, no puedo dormirme en mis laureles y creer que puedo sacar las cosas eficientemente sólo por obra y gracia del espíritu santo. Ahora bien, debo reordenar mis preferencias hiperbólicas y no ser un agente naïve, o lo que es lo mismo: ya ponte a trabajar, Karina. Y no, no es un propósito de año nuevo porque no creo en esas cosas y de hecho le tengo más fe a los comienzos de un ciclo un lunes por la mañana que a un día primero de enero; es más uno de mis jalones de orejas que a veces tanto me gusta publicitar por aquí.

Que tengan bonitos días de invierno :)

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