domingo, abril 26

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A propósito del egocentrismo en el que a veces me sumo, fue una buena llamada de atención leer este discurso de David Foster Wallace, del que me enteré por una nota de Tom Bissell en el New York Times esta mañana. Bissell se centra en los pasajes oscuros que interpreta como premoniciones de la acción final de DFW años después, pero el mensaje del discurso en sí creo que es todo lo contrario, así que de alguna forma prefiero quedarme con eso.

(DFW murió un mes después de S el año pasado, y aún sin relación alguna no dejé de sentirme mal con la idea de la partida eterna de dos hombres tan jóvenes y con tanto potencial. Pero bueno, yo entonces sólo tenía todavía mucho miedo. Y del potencial de este autor, no lo pongo en duda pero en realidad apenas es ésta la primera vez que lo leo)

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