Pues no sé ni cómo pero navegando hace rato para matar el tiempo entre que trato de encontrar un equilibrio Arrow-Debreu y entre que mi cabeza se harta, me vine topando con este blog de Constanza Rojas Caballero. Uy y pues yo recontenta porque encontrarse con un escritor que nos gusta mucho y que nos llega es como encontrarse con un viejo amigo que nos conoce bien.
A Constanza la conocí cuando escribía en la revista de música La Mosca en la Pared. Eran buenos tiempos esos. El primer ejemplar que leí fue el de diciembre de 2000, que encontré de puro churro en el WalMart de Tampico y que me gustó por el diseño de la portada. De ahí comenzó una colección que continuó hasta el año 2005, más o menos. En ese entonces empezaba a escuchar música mucho más variada y de alguna manera educaba mi oído musical. Por ese lado, la Mosca fue una gran aliada, además de Fer, Brenda y Roberto, que me compartían un montón de cosas, entre discos y novedades. Pero también la Mosca era una revista, digamos, completa, porque no se clavaba sólo en la música: Armando Vega-Gil escribía el Diario Íntimo de un Guacarróquer, que a pesar de lascivo y abyecto era graciosísimo ("hilarante") y no podía dejar de reír, José Agustín tenía una columna donde criticaba discos clásicos y nuevos, Eusebio Ruvalcaba era un señorón que escribía historias que siempre me dejaban pensando, y claro, siempre, o casi siempre, había un cuento de Constanza Rojas que me gustaba y hacía sonreír. Creo que Paco se contagió del gusto por la revista, que fue una colección que armamos entre los dos y que mantuvimos a pesar de nuestras temporadas fuera de México en los intercambios. Con el tiempo acabó la colaboración del Vega-Gil, Ruvalcaba se clavó en historias de putas, borrachos y música de Mozart y las colaboraciones de Constanza desaparecieron (y de pronto empezó a escribir Patricia Peñaloza que nunca me ha caído como que muy bien). Creo que la Mosca nunca ha dejado de ser una buena revista, con buenas recomendaciones, buenos análisis y muy buen sentido del humor, pero supongo que la cosa ya no fue igual y entre que había temporadas en donde nuestros ingresos se tornaban inseguros, comprar la Mosca dejó de ser prioridad.
Anyway, después de este flashback, dejo tanta palabrería para compartir las historias de Constanza Rojas, a quien pueden leer aquí mismito.
Son historias cortitas, sencillas, cotidianas, pero bien narradas y no sé, de alguna manera íntimas, como si trataran de nosotros o de alguien conocido o fuese una historia que ya nos tocó ver. No sé, ojalá les gusten.
UPDATE: bueno, quizá exageré de la emoción... sí, no son los súper cuentos, pero como sea, hay algunos buenos :)
PD: ¿a alguien le gustan los monitos de Trino? a mí me encantan y me llena de ternurita la serie que ha estado sacando en el Reforma los últimos días en las Fábulas de Policías y Ladrones y en sus Crónicas Marcianas, haciendo referencia a su próximo y esperadísimo estreno como papá :) desde aquí, ¡Felicidades!
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