sábado, agosto 17

mudanzas, versión quién-sabe-cuántos

No importa a dónde se vaya uno, ni que tan entusiasmado se esté, mudarse es horrible. Más cuando el presupuesto es súper restringido. Más cuando no hay ni siquiera seguridad de a dónde uno está yendo. Siento que vivo en un estado de total incertidumbre, en el que no puedo tratar de resolver algo porque cada asunto depende de dos o tres más que a mí no me corresponde resolver. Es horrible *tener* que volver cuando en realidad no hay ninguna opción tangible ahí, y de este lado las oportunidades para el futuro lejano y cercano se ven mucho más claras. Yo que sí quiero volver, llevar a mi familia conmigo y aprovechar la experiencia, pero las circunstancias de aquel lado no me hacen sentir tan bienvenida.
Un día a la vez. Un día a la vez. Lo malo es cuando nos tocan días planos y oscuros y en silencio. En fin. Cosas de esta vida.

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