Ésa es la única foto que tengo aquí de él, todas las demás con la familia en ese viaje se quedaron en la cámara de mi papá. Me gusta por el contexto, cualquiera diría que está mal encuadrada y cosas técnicas de ésas pero me gusta por el contexto y por la historia que para mí significa esa imagen, esos seres y ese lugar. Ése lugar ya no será el mismo sin él. Por un momento siento que ya no habrá más el olor agrio del cacao puesto a secar en ese ambiente de humedad, no más el fuerte olor a pimienta de Castilla. Ya había puesto esa foto, porque fue la que más me gustó en ese viaje. Fue la última vez que lo vi. Esa vez la libró. Llegamos directo al hospital y nos dijeron que había salido esa misma mañana. Estuvo un año y varios meses más con nosotros, y aún así nos faltaron al menos un par de días.
Esta tarde papá me partió el corazón cuando me llamó para decirme "ya no alcancé a llegar".
Ya te tocaba abuelo, se te fueron tus nueve vidas de gato. Tenía que pasar, supongo, tus ochenta y pico de años, la inesperada muerte de tu esposa en septiembre, la artritis y las reumas, tus pulmones, todo estaba dispuesto. Me siento triste porque sé que tú tenías miedo de morir, porque sé que Andrés también teme a la muerte. Me siento triste porque dejas un hueco enorme, no en mi corazón porque estoy feliz de tener grandes memorias contigo y varias de tus largas largas historias, pero sí un hueco en la vida de Andrés que ninguno de los que quedamos podemos llenar. Tu presencia en mi vida es grande abuelo, grande grande. Formaste, con tu ejemplo, de manera excepcional al hombre más importante de mi vida. Tú no fuiste un hombre educado ni fuerte ni poderoso, abuelo, fuiste hombre de corazón enorme y noble, nada rencoroso, nada complicado, trabajador y luchador y de vida sencilla. Fuiste un buen hombre, abuelo.
Descansa ya. Descansa abuelo, ya te lo mereces.
Esta tarde papá me partió el corazón cuando me llamó para decirme "ya no alcancé a llegar".
Ya te tocaba abuelo, se te fueron tus nueve vidas de gato. Tenía que pasar, supongo, tus ochenta y pico de años, la inesperada muerte de tu esposa en septiembre, la artritis y las reumas, tus pulmones, todo estaba dispuesto. Me siento triste porque sé que tú tenías miedo de morir, porque sé que Andrés también teme a la muerte. Me siento triste porque dejas un hueco enorme, no en mi corazón porque estoy feliz de tener grandes memorias contigo y varias de tus largas largas historias, pero sí un hueco en la vida de Andrés que ninguno de los que quedamos podemos llenar. Tu presencia en mi vida es grande abuelo, grande grande. Formaste, con tu ejemplo, de manera excepcional al hombre más importante de mi vida. Tú no fuiste un hombre educado ni fuerte ni poderoso, abuelo, fuiste hombre de corazón enorme y noble, nada rencoroso, nada complicado, trabajador y luchador y de vida sencilla. Fuiste un buen hombre, abuelo.
Descansa ya. Descansa abuelo, ya te lo mereces.
1 comentario:
escogiste las palabras indicadas.
cuidate mucho karina.
abrazo.
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