jueves, diciembre 18
miedo
Solía tener miedo de las palabras no dichas, todo aquello que nunca tuvimos el valor de decir, y de pronto me doy cuenta que más miedo me da todo eso que se dice sin cuidado, sin salir del corazón, palabras vacías, mero protocolo. Ahora más que nunca tengo miedo de un te quiero. Ya no sé qué significa, ya no sé qué deseo que signifique. Todo parece un constante sospechosismo, una inseguridad que no me abandona hasta en las cosas más absurdas como el que me respondan fue un placer después de que yo dé las gracias ante un gesto que aprecio. Las palabras no me ayudan ya, me da miedo la forma en que la gente las usa sin cuidado, sin sentirlas o ignorando su significado. Yo me siento muda, incapaz de comunicarme con palabras, y mis manos pueden ser ofensivas, imprudentes, y mis ojos no bastan cuando es eludida mi mirada. Hasta de papá tengo miedo, no sé qué voy a decir, no quiero tocar el tema, no quiero decir lo lamento. Pero sé que él tampoco va a hablar, supongo que sólo llegaré y le daré sonrisas y un abrazo, que mi abrazo diga todo. Sí, es eso, ésa es la ventaja con las personas conocidas, con quienes te conocen: el fino hilito de plata, que nunca permite que te separes, que hace un entendimiento mutuo, ése donde el silencio dice más que mil palabras.
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2 comentarios:
a riesgo de que filtre ciertas emociones despues de leer esta entrada...
mejor me quedo con la frase más simple de estas fechas:
feliz año nuevo!
pd: me refiero a la entrada de
Everybody's gotta learn sometime
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