Tengo una pena muy grande
aquí en mi corazón
porque hoy en la mañana
mi maestra me regañó, diciendo:
calla, muñeca, ¡calla!
pero yo ¿cómo voy a callar, si no soy una muñeca?
Sé contar hasta el número noventa y nueve,
y hacer letra muy bonita
y dar guerra todo el día.
Sabiendo tanta materia, ¿diciéndome a mí, muñeca?
¡Qué va!
¡Soy una mujer perfecta!
Es de un autor anónimo, y es el segundo poema que me hizo aprender mi mamá para deleite de la familia y como preparación para los posteriores concursos de declamación cuando estaba chavita (en ese entonces me presentaba diciendo que iba a recitar una bonita poesía); todavía recuerdo todos los poemas que aprendí hasta la secundaria y espero guardarlos en la memoria para seguir la tradición y torturar así a mis hijos (no, la neta no, para mí nunca fue una tortura, a mí siempre me gustó todo el desmadrito ése, de hecho yo en realidad quería ser actriz...).
Viene a colación ahorita para tratar de ver con humor y no achicopalarme por cierto incidente que ocurrió en medio de la presentación de esta tarde, que en parte qué bueno que no pasó a mayores, pero en parte qué malo por mi incapacidad de respuesta rápida. Lo dicho, siempre hay mejores maneras (o por lo menos 2-3 más elegantes) de hacer/decir las cosas.
6 comentarios:
me levanto el animo este post. que estes bien karina y sigas recordando poemas de cuando eras niña y querias ser actriz.
qué lindo Javier, a mí me animó saber que te animó el post, y así ya cerramos el círculo :)
un abrazo fuerte, y espero que también tú te encuentres muy bien, y gracias por darte la vuelta por acá
lindo!!!!, noooooooo. parece que ya no podre ser Dr. Doom.
cuidate mucho karina.
abrazo.
mhmmm... pero hasta los malos y rudos tienen su lado bonachón, de vez en cuando... igual no viene al caso pero el otro día vi un cachito de un especial de navidad de He-man y She-ra (uuuh, sí, viejísimo, chance ni te acuerdas de ellos) en donde el chiste del capítulo era que Skeletor hacía su obra buena de navidad, así que ahí tienes :)
un abrazote Javier!
-Karina.
Me pasó igual! Sólo que yo lo recitaba diferente a los cuatro años de edad.
'Tengo una pena muy grande dentro de mi corazón, porque ayer por la tarde la maestra me riñó. Me dijo <<¡Calla muñeca!>> ¿pero cómo iba a callar yo? Siendo que no soy muñeca. Sé rezar el Padre Nuestro, cantar el avemaría, contar hasta el 19 y dar guerra todo el día. Sabiendo tanta materia: ¿ me podré llamar muñeca? ¿Verdad que no? Mejor yo soy la Mujer Perfecta.
Este está más apegado al poema que yo sabía y que me enseñó mi mamá. Gracias por recordármelo. Yo he de haber tenido 4 añitos, de eso hace 70. Hoy leí una frase de Elena Poniatowska que escribe acerca de su esposo Guillermo Haro y los nietos que no gozo: “Quizá se volvería relojero con tal de entender el mecanismo que nos regala más horas de vida”
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