domingo, mayo 30

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Sí, de muchas formas estoy consciente de que soy una llorona a quien parece le gusta gimotear por los rincones. No, esta vez no es de tristeza o desesperanza, sino más como de quejicas, de "¡ay! ¿qué va a pasar con mi clase? ¿qué va a ser de mí con 26 alumnos que una buena parte son extranjeros como yo? ¿los entenderé? ¿me entenderán? ¿les gustará mi clase? ¿lo haré bien? ¿lograré motivarlos? ¿los haré dormir de aburrimiento? ¿aprenderán? ¿me irá bien en las evaluaciones? ¿aprenderán? ¿les irá bien a ellos? ¿aprenderán?" y así ad nauseum. Diseñar una clase por completo es más difícil de lo que pensé, aún cuando sea un tema que te gusta. Y sé que soy una quejicas a quien se le acaba el mundo con cosas que la mayoría resuelve con seguridad, con paciencia, sin preocupaciones, y en la mitad del tiempo en que lo hago yo. Pero bueno, creo que ya quedó el plan de estudios. Me llevó cosa de dos semanas, porque como siempre, se me atravesó lo de la otra chamba, y porque en función del plan de estudios arreglé el calendario de las clases y los temas y todo eso. Sólo que mi jefa y WR regresan esta semana, justo el mismo día, y mañana tengo junta con EG antes de que regrese a Turquía, a ver si definimos ese paper al que yo de pronto ya le veo pocas esperanzas. Y así han ido los días, con el corazón a veces corriendo como caballo desbocado y mi estómago con estragos, y yo tratando de aprender a disfrutar y a vivir sólo por hoy.
De mi querido hermano fue que aprendí la importancia de vivir en el presente, y cuando mi naturaleza se desespera y quiere correr, estas palabras (la segunda cita) son las compañeras que me han ayudado a serenarme, al menos.
Update (20:28) y esta canción me ha salvado de tantas, cual si fuera mi caldo de pollo para el alma.

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