domingo, junio 7

un pañuelo

A veces me entra así bien cabrón un ataque de angustia del síndrome de Peter Pan que se acompaña de una parálisis para enfrentar ciertas realidades. La reacción inmediata es una fuerte necesidad de aislamiento hasta que se pase el temor al mundo de allá afuera, acompañada de una buena dosis de lamentaciones sobre el tiempo pasado que fue mejor o algo así, según. Y en ésas estaba cuando me eché mi plática semanal con Obiwan y me reí y aprendí tanto de sus críticas a los expositores en conferencias, y del casi olvidado Plan Puebla Panamá y de lo bueno que es saber que salen una o dos ofertas, aunque sea para rechazarlas; y luego platiqué con gabagaba y nos metimos en una de esas discusiones sin fin donde cada una se monta en su burro y yo me desespero, etc etc y al final me puse tan de buenas porque me di cuenta que hay cosas que nunca cambian y eso está bien siempre que al final nos hagan reír. Pero luego se me bajó la euforia y otra vez pensaba en eso de que no quería crecer cuando me llegó un mensaje del Santi, a quien no veía en más de dos años y pico desde una vez que nos topamos en la calle por casualidad en una de sus vacaciones por el DF, y pues que por X y por Y estaba en el pueblo y que si nos juntábamos y que pues caéle que hoy inauguramos la casa. Y entre risa y risa, porque el Santi tiene eso de cerrar cada oración con una carcajada contagiosa, salieron cantidad de historias y personajes comunes y coincidencias y conocidos e identificaciones, y hasta eventos reiterativos como el hecho de que se nos inundara el baño y que le contara de mi quasi-fobia a los encharcamientos a partir de la vez que se me inundó el departamento y con él casi todo el edificio de donde vivía antes. Y seguía la plática, y de personajes y eventos comunes del pasado empezaron a salir posibles personajes y eventos comunes en el futuro. Y fue ahí cuando me di cuenta que cuando uno crece el mundo se expande tanto y a la vez se vuelve tan pequeñito (idea a desarrollar decentemente en algún momento) que el puñado de gente conocida y por conocer cabe en un pañuelo y la idea de algo así como el experimento ése de seis grados de separación me gustó.
Y pues nada, que así sea.

No hay comentarios.: