Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande, y eso que las he tenido de muchas clases.
Me han arruinado muchas películas, pero no ésta, sigue siendo una favorita incondicional.
Algún día voy a aprender que puedo estar tranquila, que puedo confiar. Dios aprieta, pero no ahorca. Sólo hay que tener paciencia, y trabajar duro y constantemente, que los cambios y las oportunidades llegan cuando menos uno se lo espera. Así que aquí voy una vez más, de vuelta a las andadas, versión turbo.
Me impresiona cómo a veces una simple remota posibilidad pueda llenarnos de tanta esperanza.
Sé que suena cursi pero es cierto: me encanta que la vida me sorprenda (con cosas buenas, obviamente).
1 comentario:
Karina queridaaa... muchas gracias por la recomendación y felicitación... desde junio no te leía y fue grato encontrar varias entradas con tan buenas noticias... espero tu mamá siga mejor. Un gran abrazo recibe :)
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