miércoles, julio 23

letters of recommendation

En un mundo ideal las cartas de recomendación no deberían de existir. Ya todos sabemos que en la mayoría de los casos el candidato las escribe o por lo menos esbozó el guión de lo que hay que decir, que los nombres pesados aún cuando firmen una carta escueta tienen más valor que la semblanza de maravillas y cualidades que un desconocido haya escrito sinceramente desde el corazón, que los contactos y los conectes son los que cuentan, y que al final muchas de las recomendaciones que cuentan son precisamente las que no se envían en una carta... Eso sin contar ese cúmulo de vergüenza que lo inunda a uno cada vez que tiene que vencer todos estos demonios cuando debe pedir una de estas cartas, más el lidiar con ese cachito de dignidad que parece morir cada vez que uno se somete a estos procesos y le quiere seguir el juego a estas cosas que a veces no sabe uno ni para qué más...
En fin. De esas veces que sólo queda suspirar y tragarse el decir hay que vida ésta. Pfff

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