lunes, julio 4
quand on est mort, c'est tous les jours dimanche
Lunes de asueto. Fin de semana largo, bonito, ocupado pero a la vez tranquilo. Lleno de cosas por hacer, planes concretándose. Y entonces llega el lunes por la noche, con cara de domingo. Me aferro a Will. No quiero ir a trabajar mañana. Una taza de café y enciendo la computadora. Cuando comienzo a apechugar se oye a lo lejos el trueno de los fuegos artificiales. El balcón nos da la vista perfecta. Duele volver a la mesa a responder correos electrónicos y prepararse para el día de mañana. Como cuando era pequeña, el terror del domingo por la noche, producto de la ansiedad por la separación, la expulsión obligada de mi burbuja color de rosa.
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