hiperprolactinemia, otra vez.
El mismo fantasma que ha rondado mi vida los últimos cinco años. Justo cuando creíamos que ya estábamos dentro de los límites normales, todo parece indicar que está fuera de control, otra vez. La frustración es horrenda, y pensar en esto es desgastante. Tengo miedo de volver al médico: lo que debía ser un chequeo de rutina para acabar con el tratamiento pinta pa una serie de estudios, otra vez.
Este temor, otra vez. Paranoia, otra vez. Pero me digo que no es para tanto, que soy joven, que lo hemos tratado a tiempo, que sabemos qué hacer. Que es hiperprolactinemia, que no es cáncer, que esto no es nada en comparación a todo lo que mucha más gente vive día con día. Lo mío no es para tanto. El mundo y lo que pasa en él es más importante que todo esto. Y Dios es más grande que todo esto. Y pienso últimamente en Sara, la de Abraham, y esto que está pasando no es nada en comparación al tamaño de mi fe.
Así que aquí vamos, otra vez.
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