sábado, junio 26

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Semana número tres.
Nunca en mi vida había deseado tanto que fuese viernes. Desde hace por lo menos 23 años he ido a la escuela o al trabajo y nunca esperé con tanta impaciencia el fin de semana. Tres de la tarde y acabo exhausta, para las cuatro, una vez libre de mis horas de oficina, me estoy muriendo de hambre y de sueño mientras me debato entre buscar algo para comer o esperar a que sea una hora decente para cenar. Me pongo de malas o trabajo como loca hasta que WR empieza a rondar por ahí, y entonces el mundo se puede caer a pedazos y yo tendré aún algo de esperanza y una sonrisa con mirada pispireta. Y entonces el sol sale de nuevo y la vida recupera su sentido. Y aunque jure que trabajaré como loca sábado y domingo para no sufrir entre semana, es difícil priorizar en lo que se debe cuando se prioriza en lo que se quiere.

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Demasiado romántica para ser economista, es el título de un texto que tengo en mente desde hace tiempo y que siempre que se me llena la cabeza de ideas nunca tengo una computadora o algo donde escribir mis notas a la mano. Ash.

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Tres semanas más. Mi vida definida de tres en tres. Contando los días para irme, y desde ya contando los días para volver.

martes, junio 8

miscelánea

Creo que no soy buena dando clases. Mi madre es maestra de formación y ejerció durante 30 años al servicio del estado de Veracruz; mi padre es maestro por vocación (y necesidad) desde hace 36. Por muchísimo tiempo no pensé en seguir sus pasos, pero por X o por Y me he encontrado dando tutorías de matemáticas desde que estaba en secundaria, o trabajando como profesor asistente, o voluntariando en Pamal; y luego está todo esto de la academia, y pensé "vaya, lo que son las cosas...". Ahora pienso que lo de la academia es más o menos una falacia. Pienso que no soy buena estudiante y que no soy buena enseñando. Me veo más como un viejo lobo solitario [Obiwan dixit] que se desenvuelve mejor haciendo investigación por su cuenta. Y aún así hay algo bastante disfrutable en llegar y compartir ideas, ver sus rostros cuando parecen encontrarle sentido a estas historias. Y aún así no sé qué pasará al final de este viaje, con algo de saudade y mucho de incertidumbre :|
Por lo pronto todo esto me ha hecho revalorar y ver con otros ojos a los profesores con los que me he topado en la vida: a los buenos, los he admirado aún más; a los malos, de alguna manera creo que los entiendo o medio justifico. Enseñar no es chamba fácil.

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OS fue mi primer jefe-jefe, fui su profesor asistente en el primer curso de macro intermedia que dio en el cide. Recién graduado de su doctorado, con el mito a cuestas de haber dejado Princeton para irse a Harvard, o al revés, ya no recuerdo. Lo que sí, todo un personaje. Su frase célebre, que me dijo el día que nos despedimos: si le vas a tirar algo, tírale al cielo, una vez que decides arriesgarte no tienes nada qué perder. Es extraño pero tampoco recuerdo si me dio clases a mí, pero sí recuerdo la vez que mencionó en público que él tenía muy mal humor y que a lo mucho intentaba ser tolerante con las personas. La única persona con la que él se sentía a gusto y feliz, dijo, era su mujer. Yo estaba sorprendida y Fer decía que OS era un loco. A siete años de distancia le doy la razón a OS, entiendo qué quiere decir.

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Voy a recordar estos días de temperaturas récord como los días en los que supe que estar juntos nos es más importante que tener aire acondicionado.

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A propósito del desierto: Cactus, una belleza de Gustavo.
¡Fuerza, Cerati!

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Finalmente vi Where the Wild Things Are, con la compañía justa y necesaria, después de al menos tres meses de postergarla. Lloré como María Magdalena los primeros 20 minutos de la película, y los últimos 10. No me gustó la escena del final. Amé los monstruitos. Pocas películas me han parecido tan tristes. Me alegra no haberla visto con mi hermano.

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Llevo rato cuestionándome tantas cosas sobre la situación en mi país, y el panorama no deja de parecerme desolador. Y entonces, uno de tantos vericuetos del destino, aparece frente a mí Mauricio Tenorio, el grande, con sus críticas y sus justas palabras. Yo, que nunca leo Nexos y ahí tienes: Contra la idea de México. No lo mejor de él, pero sí sumamente refrescante.

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Nuestro querido Tsajajol hablando sobre la migración por la frontera sur de México, para que recordemos que no sólo es cuestión de ver la paja en el ojo ajeno centrando la discusión sólo en lo que pasa en la frontera norte. Ver entrevista aquí.

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Por lo pronto ya. Sean felices, tengan días buenos.
Cambio y fuera.