Pienso que de alguna manera estoy perdiendo mi voz. Si supieran la de borradores que tengo de posts que no alcanzo a subir porque no me convencen. ¿Será que pierdo mi voz porque me siento lejana de mi audiencia? Quisiera decir que es mi ocupada vida lo que me mantiene alejada del blog, pero la verdad es que vivir sola de nuevo -temporalmente- me deja suficiente tiempo libre para escribir. Sin embargo, la escasez de palabras me acompaña aquí y allá (allá, sí, en ese monstruo horrendo que es la tesis). Pero como a pesar de la erosión de mi palabrería, las ganas de escribir aquí persisten, ahí van algunas de las ideas que me acompañan los últimos días.
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La vida da muchas, muchas vueltas.
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Tantas canas que ni caso tiene ya arrancarlas una por una. Y
la resistencia a tenirme el pelo. Seré una cabecita blanca a los
cuarenta.
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Cuando veo las bodas perfectas de mucha gente me pongo a pensar todo lo que me hubiese gustado que fuese diferente en la mía. Pero luego me doy cuenta que dadas nuestas circunstancias no hubiese podido ser de otra manera, y me da gusto. Y hace dos semanas, en uno de nuestros restaurantes favoritos en LB, me topé con fotos de un libro que lo dice todo: Imperfect weddings are the best.
(Indeed.) ¿Para qué quiere uno la boda perfecta si lo que debería ser bueno es más bien el matrimonio? (¡Y sí que lo es, a pesar de la distancia temporal!)
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He descubierto que no puedo hablar de política con la mayoría de la gente. Es tan fácil acabar en discusiones bizantinas que no llevan a ningún lado. *Sigh* Mi bisa tenía razón: cada cabeza es una barbacoa (y la de cabezas duras que abundamos...)
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Bad timing: mucha gente se sorprende que tuviese tan claro que quería hacer de mi vida cuando tenía 14 años. Lo que a mí me sorprende es no saber qué hacer de mi vida profesional a los 31.
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Después de dos semanas sin poder correr, he vuelto a calzarme los tenis. No sé si me va a ayudar a bajar de peso, pero a estas alturas ya no me importa mucho. Lo que quiero es hacer buen uso de mi cuerpo, porque el sedentarismo sale caro. Y al final, qué más da. Seré gorda, pero con buena pierna.
Descubrí que me gusta correr al aire libre. Y que me gusta correr a media tarde, regresando de trabajar. Y justo entonces terminó el horario de verano y me he visto obligada a correr en las mañanas otra vez, ahora que oscurece a las 5pm. Yo que soy la persona menos entusiasta por las mañanas... pero ya llevamos tres días al hilo, así que esperemos que funcione.
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El amor en los tiempos de skype. La historia de mi vida. Y las distancias hacen que ahora mida el tiempo en periodos de dos semanas (cada que nos podemos ver).
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A pesar de entender el valor de twitter, lo encuentro poco práctico, para poder estar al día, requiere demasiado tiempo. ¿Cómo le hacen las personas que siguen y son seguidos por tanta gente?
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Departamento de quejas: las cocinas en las oficinas no deberían ser zonas abiertas, sino cerradas, y con paredes que aíslen el ruido. Oh, soy tan sensible al ruido y al parloteo de los demás.
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Supongo que si no puedo controlar nada más, perseverancia es lo único que me queda. Sí, ser perseverante es lo único que está en mis manos.