domingo, agosto 30

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La aprehensión viene generalmente porque espero que todo sea perfecto, pero lo único cierto es que hay un tiempo y un lugar (a lo más) adecuados. Creo que es suficiente, espero. Y por lo pronto, es hora de despedirse y volver, a ver qué sigue.

miércoles, agosto 26

lunes, agosto 24

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Por fin voy a apagar la compu, después de no-sé-cuántos días ahí la pobre abandonada prendida. Y no, ni siquiera es que haya estado ahí pegada a la cosa ésta, sino que cada intento que hacía para arreglar pendientes o desconectarme de preocupaciones de aquí se diluía por el cansancio, la hora de hacer de comer, la hora de volver al hospital, la desidia, el síndrome de peterpan, o el desánimo, así que dejaba montones de tabs abiertos, archivos de word y pdfs y postits verdes en los alrededores recordándome cosas que de todos modos olvidaba. Siento que hoy la tierra y el cielo nos sonríen, nada mal para haber sido un lunes. Pasamos a dieta blanda al parecer sin complicaciones y he brincado de contento. Así que tuve tarde libre para responder correos que tenían tres urgent! en el subject, hacer reservaciones (o intentar hacerlas, aún a destiempo), imprimir papers, tocar base con mi asesor, escribir desesperadamente a mi sponsor que me ha tratado mal muy mal en este mi último año de mantenida (gajes del oficio de vivir del erario público de un país ajeno al propio), recuperar vuelos perdidos (palomita a USAirways), experimentar de nuevo en la cocina, guardar la ropa limpia, tender mi cama, ordenar la maleta (la misma que no desempaqué porque de volver a instalarme sentí que no me iría ya nunca), pasar algo de tiempo de calidad con mi padre, y todavía fui por un "café" de esos que podrían ocasionar comas diabéticos con Rose. A los comentarios de si soy una pesimista por tomarme con reservas los progresos de la semana sólo puedo responder: soy una mujer esperanzada, por eso me cuido ya de las falsas esperanzas o de los festejos anticipados, le temo mucho a las sorpresas. Prefiero ser práctica e ir un día a la vez y ya veremos mañana, se sufre menos y se trabaja más porque en estas cosas no podemos dar nada por sentado. Ahora ya a la cama a leer un manga que conseguí prestado, ja: forzada a sociabilizar en los pastillos de hospital ha sido simpático descubrir que debajo de todos los prejuicios hay cosas muy básicas que nos hacen congeniar... nada, que al final de cuentas, CandyCandy puede unir a quien menos uno se lo espera (una ñoñada, ya sé).

En fin, que tengan días buenos.

miércoles, agosto 19

decisiones

Salí de la Ciudad en una de esas tardes de las que me gustan: nublado nublado con rayos de sol colándose entre nubarrones grises; me provocó una sonrisa agridulce porque me hubiese gustado compartir la tarde así también y no sólo la mañana con ese sol que tuvimos. El tráfico a la salida de Insurgentes no me desanimó, ni el no haber conseguido el descuento de estudiante, ni el no encontrar un bus directo. Así se torna el estado de ánimo cuando las circunstancias se ponen del lado de la voluntad, aún cuando no sea en bandeja de plata.
Hay una parte en la película Closer donde el personaje de Natalie Portman le reclama al de Jude Law que uno no puede negar la responsabilidad de sus acciones, que siempre hay un momento, aunque éste sea mínimo, donde podemos decidir hacer o no hacer, esa disyuntiva donde nos jugamos todo, pero podemos elegir. Mi momento llegó en la sala de abordaje y el resto fue eso que a veces llaman la conspiración del universo. Como en muchas de esas películas románticas, decidí no tomar el vuelo en el último momento. A diferencia de las películas románticas, según me contaba la señorita de seguridad, esas acciones no son comunes (en la vida real, supongo, la gente suele ser más práctica, digo, para qué perder una hora en el check-in). Mi historia no es una historia de peli romántica, pero es una historia de mucho mucho amor. El común denominador en todo esto es que cuando uno de verdad escucha a su corazón, no puede errar. Por mientras, como dice la canción, no sé mañana, pero sé de hoy. Y hoy tengo fe y tranquilidad de estar en donde debo y quiero estar.

viernes, agosto 14

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Vi la peli de Gladiador una vez más hace rato, ya no me acordaba muy bien de la historia y Russell Crowe sigue siendo un hombre que me fascina. Al final me vinieron muy adhoc un par de detalles, uno al respecto de la muerte y otro sobre una despedida. Máximo cita, supuestamente, a Marco Aurelio: La muerte nos sonríe a todos, lo menos que uno puede hacer es sonreírle a ella (la cita según la IMDB es Death smiles at us all. All a man can do is smile back). Discutimos sobre esto durante la comida y por fin mamá pareció entender algo sobre el humor negro con el que nos defendemos de tantas cosas pero, sobre todo, lo más valioso que he refrendado en estos días: a veces la certeza de la muerte es lo que más nos ayuda a valorar las riquezas de la vida. Mais, je sais, c'est ne pas encore facile.

martes, agosto 11

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D me regaló su copia en español de Las Correcciones la tarde de hace un par de años en que él quería leer y yo andaba por ahí haciendo mosca. El libro es un tabicón de Seix Barral que tuvo que quedarse en casa a añejarse dos años más hasta que este verano le tocó la suerte de salir del librero. Justo D me dijo que Jonathan Franzen no sonaba como la mejor recomendación ahora, pero al final de cuentas, después de tres libros de relectura que fueron abandonados y que muy probablemente acabarán en la maleta, Las Correcciones fue el único que sobrevivió a la desidia. En parte fue por el reto de acabarme un libro "largo", en parte porque como prácticamente no he movido un dedo para actividad laboral alguna pienso que la lectura ha sido al menos una buena excusa cuando me preguntan "¿qué haces?", en parte porque algo dentro de mí se siente mejor persona si estoy leyendo algo, aunque eso es medio estúpido. Terminé el libro en cosa de unos ocho días, en tiempo efectivo habrán sido cinco pero se atravesaron tres días de hospital en donde no leí en solidaridad con mi hermano en la sala de espera. El libro no me gustó y siempre que alguien me veía salía el comentario de qué libro tan grande, sí pero no está bueno, y entonces ¿para qué lo lees?, nomás..., etc.
Pensé en dejar a Franzen por malo y presuncioso. Al principio creí que era la traducción lo que no me terminaba de cuajar y hasta me hice pato cuando empecé a descubrir errores tipográficos, luego me di cuenta que en verdad me disgustaban los personajes y la historia y los pasajes increíblemente largos de descripciones de elementos sin importancia. Decidí terminar el libro como un ejercicio de crítica porque hacía mucho que me no sentía tan repelida por una historia (comentario que suena muy fuerte, pero es que a veces así somos, dicen, los libra de snobs).
La cuestión es que al final de cuentas creo que el libro sí me gustó porque justamente al terminarlo esos personajes que detesté acabé por extrañarlos y darles vueltas para tratar de entenderlos y todo eso, al grado que creo que el libro me parecía malo cuando en realidad era que me hacía sentir tan mal porque el autor finalmente logra transmitir toda esa decepción y toda la podredumbre moral de la familia en la sociedad estadunidense de la frontera del siglo XX con el XXI. La novela me dolió mucho porque a cada rato sus personajes me reiteraban esta sensación de que al final se sienten solos porque esperan de los demás cosas que por no expresar nunca se enteran que el otro estaría dispuesto a darles, que podría, al menos, considerar. De nuevo: las palabras no dichas, las miradas ignoradas, las promesas al aire. Cuando algún tipo de comunicación es posible, generalmente, es obvio, ya ha sido demasiado tarde. Hacia el final de la historia parece que hay una tenue lucecita de esperanza de que las cosas pueden ir mejor, tantos vacíos llenarse, tantas desesperaciones solucinarse; yo me decía "claro, si ninguna familia es perfecta, pero al menos en algún momento tuvieron lapsos de felicidad" y zas, ahí va otra vez todo el desbajaruste de vidas de nuevo y pura frustración tras otra. Terminé el libro como con náusea y bastante decepcionada, y mira que yo no soy precisamente amante de los finales felices, pero esto fue el colmo. De pronto como que entendí la vez que E me dijo que lo fácil es hacer finales con tragedia y que es harto difícil incluir pasajes y aún más terminar con felicidad, al menos cuando uno se dedica a escribir sinfonías. Como sea, supongo que el libro tiene su encanto, pero no del tipo que me atrapa a mí. Para historias de familia, me sigo quedando con Gabo y Jeffrey.

PD, oh, el lugar común: que estoy leyendo los Papeles Inesperados de Cortázar, mi único capricho verdadero del verano, y me dejo envolver por sus maravillas. ¿El placer culpable? Adoro sus manos, veo la encantadora foto de la portada y mis ojos no se despegan de sus manos, el tipo de manos que parecen esculpidas por un gran artista ¡qué impresión!

viernes, agosto 7

andanzas

Cuatro días no son en absoluto suficientes para estar en una ciudad que una quiere tanto y en donde hay gente maravillosa que una quiere tanto; no son suficientes pero sí bastante necesarios. Una visita bastante no planeada pero bastante completa a pesar de las correteadas. Pude hacer mi peregrinaje hacia los tres lugares que más guardo en mi corazón, y me sentí increíblemente feliz de poder reencontrarme con grandes amigos y atestiguar los importantes cambios que han tenido sus vidas, poder acompañarlos en momentos ahora tan difíciles, poder disfrutar de la magia que creamos juntos, la que quiero que nos continúe. De pronto me sentí plenamente consciente de que estaba atesorando nuevas memorias, algo un poco difícil de explicar, y sentí una parte de mí tranquila y renovada. De alguna manera siento que fue una visita que me dejó una sensación de bienestar y quizá de plenitud. Finalmente, en un último repaso de los hechos, esta mañana recorrí todo el Eje Central con El club de los Beatles de fondo en Universal Stereo, la cereza en el pastel fue subir al autobús y que antes de la película pasaran un video de Frank Sinatra (Body and Soul): una última coincidencia linda de despedida, you know, hasta la próxima vez ;)

Estoy ahora en una estancia corta con los Jóvenes Exploradores y estaría totalmente aterrada si no es porque me encuentro en un lugar maravilloso que satisface bastante bien los criterios para calificar como paraíso personal; tengo que volver en mejores y más tranquilas circunstancias. Estar en eventos así me hace consciente de lo verde que estoy para tantísimas cosas y de las carencias con las que cargo, pero me alegro de lo mucho que aprendo y de descubrir más y más facetas de la naturaleza humana de las que por hoy no hablo porque ya me está dando sueño.

update, 19hrs: first I was happy I could survive, then I realized, oh poor candid kitten, that cats only have nine lives; how many do I still have in this academic life?